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Taeyong se levantó por tercera vez en la noche, estaba preocupado y no sabía por qué. Quizás porque no sé había encontrado con Jae esa noche en sus sueños.

Eran las tres y treinta de la madrugada, se cansó de no poder dormirse bien y se levantó a darse una ducha para relajarse un poco y dejar de pensar tanto en lo que le preocupa, centrando todo en Jae, obviamente.

Fue a la ducha, abrió la llave, se sacó todo lo que tenía puesto y entró en ella, dejando que el agua caiga en su cabeza y se esparciera por su cuerpo.

Se puso a pensar en todo lo que ya iba ocurriendo en estos días, no era la primera vez que pensaba en ello y justamente eso era lo que lo preocupaba. Quizás le estaba tomando demasiada importancia y eso hacía estresarlo.

Estuvo pensándolo un rato, no hacía nada más que quedarse parado con la cabeza hacia arriba y ojos cerrados. Entonces por fin dio una respuesta para sí mismo; no le daría tanta importancia por una semana... o al menos dos días, estaba decidido.

Abrió los ojos con un sentimiento de satisfacción y miró hacia un lado, a través del vidrio de la ducha. El resultado de lo que vio casi le da un infarto.

- ¿Se puede saber qué haces aquí? -miró al castaño a través del vidrio, tenía una vista borrosa debido a la nube de neblina que se le hacía gracias al agua caliente, sin embargo podía saber perfectamente de quien era la silueta de alguien apoyando su espalda en la puerta mientras lo miraba fijo con una media sonrisa-. Además estoy enojado contigo, no me hables. -siguió con lo suyo-

- ¿Enojado? ¿Por qué? -su sonrisa no se iba-

- No me jodas, no apareciste en mis sueños nunca más desde la última vez y ahora-... espera, ¿esto es un sueño? -frunció su ceño y miró de nuevo al contrario, estaba confundido-

- Podrías averiguarlo. -dejó su sonrisa de lado y dio unos pasos hacia el vidrio-

- ¿Qué haces? Sólo tienes que responderme una sola cosa, no hace falta que yo trate de ave...-la puerta se abrió, dejando ver a su amigo con una mirada fija sobre sus ojos, no olvidemos la sonrisa que poco a poco fue estando más cerca de su boca-

- Si no quieres averiguarlo lo haré yo. -dicho esto, sus labios estaban juntos, se sentía como si (si es que estaba en un sueño) no fuese sólo una ilusión mientras dormía. Se sentía hermoso-

Pero tan sólo como pasaron cinco segundos de aquel beso, tuvo que despertar de ese sueño.

- ¿Qué mierda acaba de pasar? -su respiración estaba agitada y las gotas que caían de su cuerpo a la cama parecían sólo agua cayendo de un grifo mal cerrado-

Se levantó y fue al baño, revisando la ducha, no había rastro de nada, ni el vapor, ni las puertas de vidrio mojadas. Definitivamente, había sido un sueño.

--(°)--

- Esto está llegando a algo raro. Primero aparece en tus sueños, luego desaparece por días, junto con las cartas, y ahora aparece como si nada y te besa... ¡En la ducha!, ¿Qué clase de fantasma hace eso?. Esto es demasiado raro. -expresaba John, sintetizando la historia que su amigo le contaba-

- Eso también me ha sorprendido, cuando él desapareció, las cartas también desaparecieron; eso quiere decir que quien las manda no es una persona simple, es él. -dijo mirándolo-

- Y hasta que te das cuenta.

--(°)--

- ¿Pero qué dices? No meteremos a nadie más en esto. Estás loco, John. -decía el pelirrojo, mirándolo con una mueca de desaprobación, ya habían bastante personas en esto-

- Pero es sólo una. Juro que ayudará, es alguien de confianza. -rogaba mirándolo con una sonrisa-

- Al menos dime el nombre.

- Ten.

- Ese no es un nombre.

- Chittaphon Leechayapornkul.

-...

- Lo sé.

- Lo sabes.

-...

- Y bien?

- No.

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¿Cómo andan gente? No desaparecí, estoy viva, ciao.

/яеsετ/ jαεчσиφ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora