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Finalmente Anna aceptó -a regañadientes, claro- que Elsa la acompañara a casa. La rubia era muy insistente y la verdad que estaba cansada de todo. Nunca dejó de estar cansada. Solo quería irse a su casa y comer helado mientras veía alguna serie que la animara.

Iban a paso rápido porque la lluvia que caía era torrencial. Era de esos días que no parecía que iba a parar y tenían lluvia para rato. Mala suerte, quizás. Un cúmulo de cosas. Como lo que Anna sentía por dentro. Una vorágine de todo y nada a la vez.

-Me cago en mi maldita suerte, todo me tiene que pasar a mí-

-Tampoco es fácil para mi esta situación-

-Pues no lo parece. Estabas muy feliz y contenta hablando con nuestros amigos-

-¿Acaso tengo que estar llorando por las esquinas como una alma en pena?-

¿Pero esta tía de que coño va?

A cada momento que pasaba le daban unas ganas inmensas de pegarle una bofetada.

A cada momento Anna tiritaba más y más a causa del frío que se combinaba con la lluvia.

-Toma, póntela-

Alzó una ceja al ver como Elsa le iba a dar la chaqueta que llevaba puesta.

-Estarás de broma-

-Anna joder, ¿quieres coger la maldita chaqueta y dejar de quejarte?-

Anna refunfuñó una vez más de las cien mil que llevaba y se la puso. Estaba caliente. Olía al aroma y a la colonia de Elsa, con tan solo oler la chaqueta supo que era el mismo olor que siempre. Y ese mismo olor también la transportaba con ella. Casa.

Se mordió el labio inferior y suspiró al ver que, por fin, habían llegado a su portal. Ambas se resguardaron bajo la lluvia y se miraron.

¿Que pasará, que pasará? ¿Elsa se quedará en casa de Anna? ¿Se irá? ¿Se besarán? ¿Las interrumpirán? Hmmm🤔🤔

Otra vez túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora