Gravedad Ácida

8.6K 910 82
                                    

-Villano: Portal, Don: Portales, su Don le permite abrir y cerrar portales a voluntad, sin embargo, no es como el antiguo miembro de la Liga de Villanos, Kurogiri, Portal tiene un número limitado de 12 portales para abrir y requiere que sean zonas cercanas a él.- iba pensando nuestro peliverde.

Habían pasado unos 4 días desde que Izuku había platicado con Ojiro, Hagakure y Shinsou. Las cosas habían estado calmadas durante ésos días, su jefe le dio un pequeño bonus extra de sus sueldo por haber atraído bastantes clientes, su renta disminuyó un 5% porque el cobrador había tenido mayor éxito en su bar, y no había ninguna situación que opacara su buen humor.....

Bueno, tal vez una. 

-Ya casi es hora de ver a mamá.- dijo el peliverde mirando un reloj que apuntaba las 11:30 a.m.

Izuku iba en un pequeño tren que tenía una estación cercana al cementerio donde se hallaba la cripta familiar, y donde su madre se encontraba. Había pasado cerca de 1 mes sin que Izuku pudiera visitar a su querida madre difunta. Tras caminar unos 20 minutos, Izuku se hallaba de frente a la cripta, y decidió comenzar con su rutina: dejar un ramo de flores de cerezo y prender unas velas.

-Hola, mamá. ¿Cómo has estado? Te traje tus flores favoritas.-dijo con un poco de pena- Perdón si no te visité durante éste tiempo, pero he estado ocupado. Las cosas en mi empleo han estado bien recientemente, me he topado con varios héroes profesionales, mi jefe me dio un pequeño bonus esta vez y no ha habido ningún asaltante por un rato.- Tras esto, unas lágrimas empezaron a salir.

-Perdóname mamá, sé que dónde sea que estés, ya te has de haber enterado de mi otra vida. Sé que me educaste para olvidar y perdonar, pero sin que estés a mi lado desde hace años, me ha vuelto esa tarea....un poco difícil.- dijo con una pequeña risa que acompañaba sus lágrimas.- Sé que lo más probable es que estés decepcionada de mí, o incluso aterrada.

Solo quiero decirte...que siento... haberte decepcionado. Siento haberte fallado al no protegerte esa vez y... que tengas que ver que tu hijo se ha vuelto...un asesino. Tú más que nadie sabías mi ilusión por convertirme en héroe, pero sin un Don con el que pelear, me tuve que adaptar a mí mismo para combatir el crimen.

Para terminar.... solo quiero que sepas que... te extraño y.... te amo.-el llanto se había vuelto un poco más fuerte.- Siempre te recordaré, siempre te amaré y siempre te recordaré como la mejor madre del mundo, mi amiga y compañera de vida. Te quiero, mamá.- dijo para secarse las lágrimas y dedicarle una pequeña sonrisa a su madre. Antes de abrir los ojos, sintió cómo una brisa cálida recorrió su cuello y un pétalo se había depositado sobre su cabeza.

Sin embargo, él no era el único que había decidido visitar a sus familiares ése día, cierta castaña y pelirosa habían decidido visitar a los abuelos de la primera.

-¿Ya te sientes mejor, Uraraka?-

-Si, siempre me ha alegrado el visitarlos de vez en cuando.- dijo para ver a sus alrededores y se quedó perdida en el peliverde que se hallaba llorando frente a la cripta.

-....¿Qué te parece, Uraraka?- dijo la pelirosa sin obtener respuesta alguna.-¿Uraraka?- dijo para voltear a ver donde su amiga estaba volteando- Oh, así que te gustan los que sufren, ¿no?- pensó de forma maliciosa.

Tras despedirse de su madre, Izuku se encaminó de nuevo a la calle cuando alguien llamó su atención de forma...poco convencional para encontrarse, sobre todo en un cementerio.

-¡Oye, chico guapo!- 

-¿Eh?- preguntó extrañado para recibir una palmada en su espalda

-¡Hola, yo soy Ashido Mina! ¡¿Y tú?!- dijo exaltada

-Ts..Tsuku, Tsuku Uso.- dijo de forma nerviosa con un pequeño sonrojo en su rostro. -¡Qué cerca!- pensó.

-¡Bueno, Ts..Tsuku! ¡Mi amiga y yo estábamos paseando por aquí, y ella se te quedó mirando un buen rato!-

-¡¿P..P..Perdón?!-

-¡Siii, de hecho ella está....!, ¿eh?- dijo extrañada.- ¿dónde está?- pensó

Lo que Mina no sabía, es que al momento en que ella estaba gritando emocionada sobre lo que ella y su amiga estaban haciendo, Uraraka decidió esconderse detrás de un árbol para que no se le notara su sonrojo inminente. Todo estuvo tranquilo durante unos segundos, hasta que...

-¡Aquí está!- gritó el peliverde para llamar a la pelirosa, lo que provocó que la castaña diera un brinco hacia atrás y tropezar. A punto de caer solo sintió como alguien la sujetó y levantó.

-¿Estás bien?- 

La castaña no supo qué responder puesto que su mirada se había perdido en la de Izuku; duraron viéndose a los ojos durante unos segundos hasta que Izuku optó por terminar con el silencio incómodo (según él) que se había creado.

-¿Señorita?-

-¿Eh?-

-¿Está bien?- dijo preocupado

-¡A..A..Ah, si! ¡N..N..No te preocupes!-

-¡Ahí estás Uraraka! ¡Me tenías muy preocupada!- dijo la pelirosa para ir y abrazar a su amiga

-P..P..Perdón, Mina.- dijo apenada la castaña

Pasaron los minutos y los tres habían decidido ir a un café que se hallaba a unas cuadras del cementerio, en el transcurso de la tarde, hablaron de todo tipo de cosas, desde libros, música, color favorito, héroe favorito y hasta momento más vergonzoso que hayan tenido.

-Oye, Tsuku- dijo la castaña

-¿Si?-

-Hace rato te veías muy triste, ¿perdiste a alguien cercano?-

-Si..- dijo el peliverde con mirada caída.

-N..N..¡No tienes que dar detalles, s..s..si no quieres!- exclamó arrepentida la castaña

-No, no te preocupes.- dijo el peliverde para calmar a su acompañante. Tras esto, Izuku les contó acerca de su madre, de cómo la perdió y desde cuándo está solo. Claro que no les dijo con muchos detalles, puesto que sabía que la castaña era muy cercana a Bakugo y la pelirosa era popular por ser la esparcidora de rumores entre los profesionales.

La noche llegó y los tres tuvieron que despedirse, mientras las chicas se dirigían a sus agencias para cambiarse y empezar sus patrullajes. Izuku se encaminó hacia su departamento, no sin antes detenerse ante una playa que si bien no estaba del todo despejada, le recordó su entrenamiento en ella al tratar de limpiarla.

-Que hermoso está el océano.- pensó. Sin embargo, lo que no sabía es que cierto anciano de pelo amarillo se había detenido a contemplar lo mismo a unos metros detrás de él.

El Héroe en las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora