Lena es una empresaria que tiene todo controlado. Su casa, su distante familia, una gran cantidad de dinero en su cuenta bancaria. Una vida demasiado cotidiana, que llevará a Lena casi al borde de la locura. Es aquí donde decide aceptar el consejo d...
Me quedé mirando el puerto mientras esperaba por Alex. Saldríamos a caminar y no podía dejar de pensar en Lena. No quitaba mis pensamientos y era extraño. No he estado con ninguna otra chica, no puedo. Tengo curiosidad en saber quién es, en tener más encuentros con ella. Aunque no sexual, sino que me sentí... no sé cómo expresar cómo me sentí cuando la vi con esa caja de test de embarazo. La posibilidad de que podría haber sido positivo, me hizo razonar. ¿Qué estoy haciendo? ¿Acaso no quiero hacer una vida normal?
Miré el agua correr mientras en mi mente imaginaba llegando de la clínica y viendo a Lena esperándome con un embarazo o incluso hijos. Sería una posibilidad muy hermosa para el futuro.
—¡Hey, Kara! —Gritó Alex.
Sacudí la cabeza y miré detrás de mí. Venía con las manos en el bolsillo y sonreí.
—Hola. Llegaste. —Le dije y asintió.
—¿Por qué tienes cara de crisis existencial?
Jugué con mis cejas al tiempo que hacía una sonrisa leve y luego suspiré.
—Puede que esté algo pensativa.
—¿Quieres hablarlo? —Me preguntó y le asentí.
Caminamos por el puerto y comencé a decirle.
—Tuve otro encuentro con Lena.
—¿En serio? —Dijo sorprendida—. ¿Cuándo?
—Hace unos días. —Le confesé—. La encontré en una farmacia comprando un test de embarazo.
En tanto dije eso, Alex se detuvo y me miró sorprendida.
—¿Voy a ser tía? —Preguntó.
—¡¡No!! —Le dije con un gesto de la mano y los ojos bien abiertos—. No lo está. Fuimos a un hotel para hablar y que se hiciera el test.
Comenzó a reír y tanteó mi hombro.
—¡Buena jugada! ¿Quién va a un hotel a hacerse un test de embarazo?
—Pues nosotras. —Le dije—. No tenía otras intenciones con ella. No estaba en mi cabeza.
Encontramos un banco cerca de la plaza y nos sentamos ahí un momento.
—¿Eso te asustó verdad?
—No sé si me asustó... —Dije mirando un par de niños jugar en la plaza—. Me hizo pensar en qué diablos estoy haciendo.
Nos quedamos en silencio y la miré, no me había quitado la mirada de encima.
—Creo que me cansé de salir con chicas para tener sexo.
—¿Ah, sí? —preguntó y le asentí.
—Sí, quiero algo más serio.
Asintió mordiendo su labio y luego me miró apoyando el codo en el respaldo del banco de la plaza.
—¿Quieres conocer una chica para algo serio o quieres algo serio con Lena?
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