Capítulo 4

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Nota de la autora: Este capítulo es algo corto, pero espero les haya gustado la sorpresa. Es para compensar que demoré en escribir. 

Disfuten la lectura.

Laureen

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*Lena Pov.*

Mantuve la sonrisa todo el fin de semana. No pude evitarlo. Kara fue tan dulce y considerada que me cambió el humor por completo. Era domingo y me tocaba ir a cenar con Sam y Ruby, ya que se los prometí. Llegué temprano con una caja de donas y al abrir la puerta, Sam me recibió con las cejas levantadas.

—¿Eso que veo es una sonrisa? —Comentó con sarcasmo.

—Hola a ti también. —Le dije y me dio paso dentro.

—¿Cómo te fue en tu cita ayer? —Me preguntó y le entregué las donas—. Oh, gracias. Ruby te amará.

Le sonreí y caminamos a la cocina.

—Pues pasé precioso. Me divertí mucho. Tenemos música y estilo de películas en común. Nos pasamos hablando de bandas de música, películas. Me divertí.

—¿Ves? —Dijo abrazándome por los hombros—. Esto es lo que quería. Sabía que te llevarías excelente con Kara. Y dime... ¿Se besaron?

Me miró jugando con las cejas y negué con la cabeza.

—No imaginé que Kara tendría un lado galante. —Le dije y sacó dos copas para servir vino blanco—. Fue demasiado dulce, hasta besó mi mano. Me sentí dentro de una película.

Puso su mano en el corazón y sonrió.

—¡Qué romántico! —Me dijo y asentí.

Me quedé rato contándole cómo me fue hasta que apareció Ruby para devorarse las donas. Fue mientras Sam la retaba que recibí una llamada de Kara.

—Hola. ¿Tienes libre el sábado que viene?

Sonreí, ya que no soportó ni un día y ya me estaba invitado otra vez. Además de que fue directo al grano.

—Sí, lo tengo libre. —Dije entre risas.

Esperé y mordí mi labio mientras al escuchaba alegrarse.

—Perfecto, porque quiero invitarte a una cita.

—¿Ah, sí? ¿A dónde si se puede saber?

—Es sorpresa y no tendrás que llevar ropa elegante y sexy como ayer. Con ropa normal te verás igual de hermosa. —Me dijo y sonreí como idiota—. Juro que puedo escucharte sonreír.

—Pues lo hago. —Dije sintiendo mis mejillas ponerse rojas.

—Me gusta que eso suceda. —Suspiré completamente derretida y luego la escuché reír—. Bueno, te dejo tranquila. Nos vemos el sábado que viene.

—Nos vemos...

Cortamos la llamada y Sam se sentó a mi lado con un gesto pícaro.

—¿Y? ¿Qué te dijo?

—Me invitó a una cita el sábado que viene.

—¿Otra? ¡Pero si no pasó ni un día!

—Lo sé. Me dijo que será sorpresa. —Le dije.

Y me sentí realmente como una adolescente toda la semana. Trabajé de otro humor, en especial porque me enviaba mensajes deseándome buenos días y buenas noches. Llegó el viernes y esperaba sus mensajes con una sonrisa. Jamás se olvidaba y era puntual. A las 7 am y a las 9 pm. Era una rutina nueva para mí, pero una que me agradaba. Así que llegó el sábado y en la mañana recibí su mensaje de todos los días.

La masajista (Supercorp AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora