Lena es una empresaria que tiene todo controlado. Su casa, su distante familia, una gran cantidad de dinero en su cuenta bancaria. Una vida demasiado cotidiana, que llevará a Lena casi al borde de la locura. Es aquí donde decide aceptar el consejo d...
Me costó digerir el desayuno después de eso. Lo que estaba pasando era una maldita pesadilla, no podía entender lo que estaba sucediendo. Al sacar esa conclusión, Brainy fue a doblar la vigilancia de la casa mientras Kara tomó el teléfono de su madre para llamar a Alex y saber qué tan adelantada estaba su investigación. Así que, cómo se podrán imaginar, me quedé petrificada en mi asiento y con la mirada perdida.
—¿Estás bien, Lena? —Dijo la voz de Eliza y sacudí mi cabeza.
Corté el hilo de mis pensamientos y sonreí cómo pude.
—Sí, estoy bien.
Corrió la silla y se acomodó a mi lado por lo que la observé para demostrarle que le prestaba atención, no quería hacerla sentir ignorada ya que mi cabeza estaba en otro lado.
—Puedo ver qué tú mente esta ida en esta situación pero déjame darte un consejo. —Estiró su mano para tomar la mía con dulzura y ese gesto me sorprendió—. Relaja tu mente, ya que sobre pensar las cosas no hace más que generarte estrés.
—¿Qué sugiere que haga?
—Primero, dejar de tratarme de usted. —Se levantó de la silla y me tomó de los hombros, llevándome con ella—. Vamos a hacer más café y sentarnos al sol un rato.
Y lo hizo, preparó más café y mientras me hizo servirlo fue por una manda y me llevo del brazo a una reposera que tenía vista a la costa y era increíblemente relajante. Era todo, el sonido de los pájaros, el mar, el viento rozando los árboles... Todo. Armoniosamente relajante.
—Kara me mencionó lo que sucedió con tu madre. —Dijo y la miré a los ojos, no había molestia en su rostro, solo empatía... parecía... Entenderme—. Y hoy asumiste que la culpa de esta situación era de ella.
Suspiré tan sonoramente que terminé contestando mientras miraba mi café.
—Mi madre y yo... Tenemos... Una relación muy complicada. Ya qué... No es mi madre biológica.
Tragué saliva y continué contando mientras la miraba a los ojos.
—Mi madre era la secretaria de mi padre. Digamos que... Tuvieron aventuras de oficina.
Sonrió y llevó la taza a su boca por lo que hice lo mismo y bebí más café.
—¿Qué le sucedió a tu mamá?
—Falleció... al darme a luz. —Sentí mis ojos llenarse de lágrimas—. Mi padre me adoptó cuando supo de mí, a pesar de que su esposa... Lillian... Jamás le gustó la idea. Digamos que... Me parezco mucho a mi madre.
—Pues debió ser una mujer muy hermosa porque tú eres bellísima, Lena.
Sonreí avergonzada al escuchar sus palabras, hacía mucho tiempo que no escuchaba algo así.
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