2•Watermelon Sugar.

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Los gemidos de June son realmente excitantes para el oído de Harry. Hace asimilarlo a una exquisita canción de Jazz.

Termina besando el ombligo de la novia de su mejor amigo y relame sus labios.

—Eres realmente dulce, te comería siempre—. Suelta mirándola fijamente, penetrando con sus ojos verdes  los de ella.

June cierra las piernas al escuchar decir aquello a Harry y se dedica a mirar los tatuajes en su piel. Sintiéndose tentada a obtener otro encuentro con Harry.

Nunca pensó terminar en la cama, con Harry.

En la mente de Harry sólo se encuentra ella y su maravilloso cuerpo, su suave piel y su cabello tan lacio y corto.

—¿Deberíamos vestirnos?—. Harry se burla viendo como las mejillas de June están tan rojas que le apetecen morderlas. Y no solo sus mejillas.

June niega, sabe que largo de esto quizás se arrepienta, pero está dispuesta a saborear cada parte del cuerpo de Harry styles. En estos momentos se siente en otra dimensión y le gusta.

Atrae al menor hacia su cuerpo y lo besa nuevamente, acariciando su fuerte espalda, resistiendo las ganas de enterrar sus uñas en su piel.

Harry se acomoda entre sus piernas y entra lentamente, admirando el rostro de June, viéndola como arruga su entrecejo y sus gruesos labios expulsan un dulce sonido de placer.

Harry guarda en su memoria esa hermosa cara. Una cara que no podrá tener nunca más. Y tal parece, el destino juega sucio, que suena el celular de nuestra June, con un ringtone específico para Zack, su novio.

Harry no deja de moverse y empujarse más profundo dentro de ella, observando con rabia el celular, deseando que nunca ellos se hubieran conocido. June era suya.

El sonido cesa y la voz de Harry se combina con la de ella—Vamos, pídelo—. Demanda.

Ella asiente y con ligeras lágrimas en los ojos exclama—¡Eres tan bueno!, quiero que acabes dentro de mí.

Ambos saben que aquello más que peligroso, es ir a otro nivel, ya que sus encuentros eran meramente sexuales, o así quería convencerse Harry.

El celular volvió a sonar y está vez tuvo que atender.

June posa sus manos en el pecho de Harry y decide que por ahora esto terminó. Es hora de volver a su realidad. Él joven asiente y se va a ducharse, no quiere escuchar como la mujer por quién se está volviendo loco, se dice cosas amorosas con su novio.

Piensa que es un loco por obsesionarse apenas la vió al inicio del verano. Pero necesita tanto de ella que se está volviendo adicto a su compañía, a su sexo, a sus caricias, simplemente a ella.

Sale sacudiendo su cabello y secándose el cuerpo, mira como June se viste con rostro de incomodidad.

—Era Zack—. Habla y se calza sus tacones rojos.

Harry asiente, June debería saber que Harry ya se sabe su rutina—¿Y, que te dijo?.

—Está comenzando hacer frío, ¿no crees?—. June se acerca a él y toma sus manos, acariciándolas.

Harry se preocupa, ¿se está enfermando?.

—Tengo mi chaqueta, sabes que la puedes usar, ¿tienes frío?—. Pregunta inocentemente.

June niega riendo agriamente—Se está terminando el verano Harry.

Y es como si todo efecto sobre él hubiese desaparecido y se encontrará de nuevo solo en la arena mirando el mar, sintiéndose estúpidamente solo e intranquilo.

—Lo sé June, ¿sucede algo?.

—Lo nuestro igual, con Zack volveremos a Manchester, quise verte una última vez—. Acaricia el pómulo del más alto.

Lo mira esperando alguna respuesta y solo obtiene una sonrisa de Harry, ambos se alejan y Harry se vista con rapidez, su mente está nublada y cree que esto es una estupidez.

—No sé si alguna vez pueda quedarme sin ti—. Susurra y saca de su billetera un cigarrillo de marihuana.

Ella se sorprende y lo mira con tristeza—¿Qué dijiste?.

—Nada, simplemente estaba pensando en voz alta—. Enciende la Sativa y se dirige hacia la puerta.

—Estás loco—. Salió primero que él y arrugó la nariz por el olor que emanaba el cigarrillo.

Harry cierra la puerta de la habitación que fue suya por todo el verano y camina en silencio tras de ella. Ambos dirigiéndose al ascensor.

Las puertas abren y ellos entran, Harry mirándola fijo y ella evitandolo.

El elevador cierra sus puertas y Harry acorrala a June, exhalando el humo. Admirando su rostro entre toda esa nube blanca.

—Si, estoy loco, pero por ti June—. Se confiesa y la besa con vehemencia, apretando su cintura a través del vestido.

Harry puede sentir en sus labios la dulzura de las bayas frescas, siendo él, el maldito verano que no cesa y ella, lo más fresco y dulce que existe. Realmente se volvió adicto a sus labios.

—Vete conmigo, vayamonos a dónde quieras—. Susurró alejándose de ella.

El celular de June volvió a sonar y Harry se alejó cuando June constestó.

Era el final.

—¿Zack?... No, lo siento, pero ya no te amo, adiós—. Cortó la llamada y lanzó el celular al suelo, pisándolo con fuerza. Rompiendo la pantalla mientras el nombre de su ex novio aparecía en él.

Esta vez ella se acercó y tomó a Harry del cuello para besarlo, él fue lo mejor de su verano y quiere tenerlo para lo que dure su vida. Ella también sentia que Harry era como una droga, una especie de éxtasis que le hacía vivir con felicidad.

Al parecer el sexo no fue lo único bueno de su verano.

“Fresas en una tarde de verano”.

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