ℭ𝔞𝔭. 3

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Llegué a mi casa luego de otro horrible día en ese ambiente hostil que odio tanto.

Bueno, se podría decir que no odio el lugar en sí, sino que detesto a esa gente que me dice rara solamente por mirar anime. Si me hubiese tocado con otra gente estos tres años, me gustaría venir a este lugar.

Pero yo les voy a decir una cosa: ¡el anime no es ninguna rareza! ¡Son caricaturas japonesas! Es como decir que los japoneses consideran rara a una persona que mira novelas estadounidenses. ¿Se entiende? Además, me dicen rara a mí, cuando hay un loco en mi clase que cuando va al baño y defeca, le saca fotos a la popó y las sube a Instagram y pone cosas como: "Ja, el de hoy salió más duro, ¿ustedes que dicen?", ¡¿y se supone que me dicen rara a mí?! Yo le dijo: "Haber, querido: tú le sacas fotos a la caca, ¿y me dices a mí rara?", y él solamente me dice: "Sí", y se va, el hijo de puta. ¡Eso es lo que me da bronca! ¡Dios, detesto cuando no hay aunque sea un solo otaku en la escuela! ¿Por qué es tan difícil encontrar a UNA persona que coincida con tus mismos gustos?


Hice los deberes y pasé el resto de la tarde terminando de ver Yakusoku No Neverland. ¡Ayyyyy, amo ese anime! ¡Norman es taaaaaaaaaan hermoso!

Luego cené y me fui a dormir.


─¿Q-qué sucedió?─ pregunto mientras me sobo la cabeza. No recuerdo qué sucedió exactamente antes de quedarme inconsciente...

─Perdón, te di con el balón─ dice un chico a mi costado. Esa voz es de...

─¿Tsu-tsubasa?

─¿Cómo sabes mi nombre?

─¡¿Es una broma?! ¡Sé todo sobre ti!─ me reincorporo de golpe y lo agarro de las muñecas, mirándolo con los ojos bien abiertos─¡Me encantan tus jugadas! ¡Eres el mejor jugador que he visto en mi vida!

─Jeje, gracias por el cumplido─ se rasca la nuca.


Abro los ojos. Todo fue un sueño. ¡Puta madre! 

¿Saben qué es lo peor de los sueños? Que cuando sueñas algo que ENSERIO te gustaría que pasara y despiertas justo a la mitad, te das cuenta de que lo que pasa en ese sueño nunca estará a tu alcance, y tengo que sobrevivir a mi cruel realidad. Eso pasa muy seguido.

Reviso mi celular. Son las cinco y cincuenta y cinco. Ya tendría que levantarme y desayunar para ir a la escuela.

Largo un suspiro fastidioso y me desperezo. Cómo deseo que llegue el sábado para juntarme con Makoto. 

𝗠𝗨𝗡𝗗𝗢𝗦 𝗣𝗔𝗥𝗔𝗟𝗘𝗟𝗢𝗦 ❱ 𝗖𝗧 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora