𝗯𝘂𝗹𝗹𝘀𝗵𝗶𝘁

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hola de nuevo y gracias por la paciencia, últimamente me estoy queriendo exigir por demás a mi misma porque quizás siento que los capitulos no alcanzan el nivel que yo pretendo jaja:(( y me bloqueo. pero hoy fue uno de esos dias en los que el amor de jules movio montañas y aquí estoy lista para hacer una pequeña maratón de la fic para compensar estos días, gracias tres mil millones por leerla 🎀 ✴

                             ✔✔✔✔

Abro los ojos muy lentamente, mi cabeza parece una bomba a punto de estallar y volar la civilización en un segundo.

Giro hacia atrás con vaga lentitud y veo a Julian, profundamente dormido junto a mi cama en el suelo. Aún tiene su mano apoyada sobre mi almohada. Intento acomodársela en su colchón de frazadas con delicadeza y luego me incorporo para salir de mi lecho.

Voy descalza al baño y me arrepiento, el frío gélido me pone los pelos de punta. Oigo voces provenientes del comedor.

Cepillo mis dientes con pereza y me peino el cabello muy fino, enredado y maltratado por el tinte platinado. Acerco mi rostro hacia el espejo y me aprieto los ojos con las manos, mis surcos violetas brillan, casi como queriendo llamar mi atención recórdandome lo mal que duermo, una imagen deprimente. Apuesto a que si mis ojeras podrian incluso arder bajo mis ojos todos los días tras despertarme, lo harían sólo para fastidiarme.

Recuerdo la última sesión de sueño entonces, casi junto a Julian y sus caricias suaves. De pronto me pregunto si tendré la posibilidad de volver a dormir de esa manera.

Se escuchan unos golpecitos en la puerta.

-¿Quién está en el baño?-la voz acoplada de Madison por detrás se oye, cautelosa.

-Soy yo.

-Ah genial ¿quieres café?

-Sí, por favor.

Y luego de unos cinco minutos más salgo del baño. Me acerco al comedor tras una estela invisible de olor a tostadas con queso que se cuela por el pasillo y ahí veo a Nikolai, sentado en mi desordenado comedor, con una taza rosa de Madison en la mano y un enorme plato con un panqueque frente a él. Me observa y me sonríe, como un niño.

-Buenos días.

-Buenos días-le respondo haciendo un gesto macabro, el adivina y se ríe. Sigo de largo hacia la cocina.

-Hola zorra, buenos días- me saluda Madison con un moño en su cabeza y su costoso pijama color vino de una pieza con su recubrimiento transparente.

-Oh mira quien lo dice- digo señalando con la cabeza al comedor donde el muchacho rubio tragaba sorbo tras sorbo de café.

-Cállate-baja su voz notoriamente- no ha sido nada- hace un gesto de desinterés y sacude la cabeza, se apoya en nuestra mesada y bebe de su taza.

-¿Algo casual?

-Exacto, como quien se coge a uno de los integrantes de su banda favorita después de salir de fiesta.

-Oh claro, la vida común de cualquier fan-respondo irónica mientras unto una tostada con mermelada de frutilla-por eso seguro te has levantado dos horas antes que él para peinarte, maquillarte, ponerte tu pijama más caro y cocinarle tu especialidad ¿no es así?- la voy señalando a medida que enumero su lista y ella se tapa la boca para que no se oigan sus risas.

-Shh, estúpida-ambas reímos.

-Sincerandome de todos modos creí que lo harías primero con el baterista.

-Ah, ese está en la lista de espera.

-¡Madison!- grito en un murmullo.

-¿Qué? soy una mujer libre-se coloca una mano en su pecho- y como tal, debo hacerme mi lugar. Tú tienes tus raíces, yo mi pijama de encaje, mi manicure y propio negocio.

𝘵𝘩𝘦 𝘨𝘳𝘰𝘶𝘱𝘪𝘦 𝘣𝘪𝘣𝘭𝘦 - 𝘫𝘶𝘭𝘪𝘢𝘯 𝘤𝘢𝘴𝘢𝘣𝘭𝘢𝘯𝘤𝘢𝘴Where stories live. Discover now