Una humana que esconde un gran secreto, un tritón de cabellos rosados que visita su piscina todas las noches... Y un chico malo, extremadamente curioso.
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➣ Actualizaciones casi inexistentes...
Este capítulo comprende los sucesos ocurridos en los capítulos 3, 4, 5 y 6 desde el punto de vista de Jungkook, se introduce mucha información así que espero que no sea muy confuso, si tenéis alguna duda mientras leéis, solo preguntad cuando os surja, os responderé como mejor pueda. (Incluso si es algún dato en concreto que no recordéis de algún capítulo anterior debido a la tardanza entre actualizaciones.)
¢αρíтυlσ 8 | мєямαι∂s
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(Lo subrayado está dicho en lengua de signos.)
— Creo que con esto será suficiente —la joven empleada de servicio asintió, alejó la brocha de maquillaje de mi ojo y me acercó un espejo de mano. Mi ojo morado, un recuerdo de lo sucedido la noche anterior, apenas se podía apreciar. No obstante, por muchos analgésicos que me tomara el dolor palpitante en mis párpados no se iba — Puedes marcharte, voy a cambiarme.
Apreté la mandíbula al levantarme de la orilla de mi cama, la espalda me dolía más que ayer. Si me hubiera callado y dejado a mi abuelo hablar y despotricar sobre mi falta de madurez, y lo estúpido que era que estuviese "encaprichado" de una forma tan intensa con una persona que no era de mi mismo "estatus", el resultado habría exactamente igual. Si hablaba o me defendía, lo tomaba como un desafío. Si no hablaba y permanecía quieto, no era un verdadero hombre, solo un niño cobarde disfrazado de uno.
El sonido del cuero de su cinturón golpeando la piel desnuda de mi espalda era perfectamente audible en lo más profundo de mi mente, era lo único que no cambiaba con el pasar de los años. Yo cada vez era más grande y más fuerte, y las extremidades de mi abuelo parecían debilitarse, pero aún así, el miedo me mantenía de rodillas en el suelo permitiendo que él se ensañara conmigo y descargarse toda su cólera.
Me desnudé con cuidado, evitando mirarme al espejo, y me vestí con el sobrio uniforme del instituto, unos pantalones de pinza gris oscuro, una camisa blanca a medio abotonar, una aburrida corbata y en lugar de la chaqueta azul marino del uniforme, me coloqué una gran sudadera negra con capucha. Con la mochila a la espalda y provista de un par de libros y una manzana roja, me apresuré a salir de casa, necesitaba ver a Becky más que nunca, necesitaba fundirme en un abrazo con ella para olvidar todos mis problemas al menos por unas horas.
En pocos minutos había dejado atrás la moderna y aburrida urbanización donde vivía, y me había adentrado en la zona más rural de la ciudad, ahí todas las casas gozaban de un amplio jardín en la parte delantera, y un embarcadero propio en la trasera, que aprovechaba la cercanía de la orilla del lago. La mayoría de los que vivían ahí eran pescadores, como el abuelo de Becky, que además de ser su modo de subsistir y mantenerla a ella, era su afición.
