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—¿Te sientes mejor? —le cuestiona su amigo a lo que el azabache asiente.

No podía llegar tan temprano a su casa ya que sus padres se darían cuenta y no quería alarmarlos con lo de su trabajo, a parte, era sólo ese trabajo, sabía que le costaría encontrar uno nuevo y más con una paga así, pero no se daría por vencido, mientras no les diría nada. Le dolía porque lavando platos ganaba más que como repartidor de periódicos, ya que ahí ganaba más dependiendo las propinas, cosa que aunque fueran ricachones, no le daban mucho. Incluyendo aquella peculiar casa que jamás le ha dado y no, no se está quejando, simplemente está poniendo sobre la mesa su situación que esperaba cambie.

Por todo ello es que había recurrido a su amigo. Hoseok siempre lo recibía a la hora que sea y sin problemas ya que sus padres lo permitían. Con Jin era diferente pues al tener una posición un poco más alta, sus padres —aunque lo traten de esconder— no lo aceptan del todo al ser de una posición muy inferior.

Así que Hoseok era su salida, su ayuda. Y ahí estaba, en su cuarto, con una taza de té en sus manos y un Hobi consolándolo a la par. Su amigo se sentía impotente, quería ayudar pero muy bien sabía que su amigo no lo aceptaría. Por eso, sólo le quedaba ayudar como un simple común amigo.

—Lo estoy, gracias Hyung —le sonríe.

—Sabes que... —con intentar no quitaba nada ¿no?—, si necesitas mi ayuda con dinero no dudes en decirlo.

—Lo sé, Hyung. Pero no quiero tu ayuda, sabes qué opino de ello.

—Bien... entonces... ¿qué harás?

—Buscar un nuevo empleo.

—Kook... sabes que eso te será difícil, no sólo por el encontrarlo sino la Universidad.

Y lo sabía, claro que lo sabía, se acercaban exámenes y las tan ansiosas prácticas que harían. Todo eso le impediría tener el tiempo de búsqueda, todo se le complicaba, pero eso no le impediría el buscar. Todo esto pasará, estaba seguro.

El tiempo pasó y se despidió de su amigo, subió a su bicicleta y dio camino a su casa donde no tardó en recibirlo su madre, otra vez su apetito no estaba así que rechazó de nuevo a su madre, su padre lo miraba con dolor, les deseó buenas noches y dio paso a su cuarto.

Tirado en su cama llevó sus manos a su rostro donde restregó éste sin un ápice de delicadeza, estaba frustrado, no quería dejar solo a su madre al cargo de mantener la casa, pero todo se estaba complicando. Y si... deja la universidad... no, eso no, sería echar por la borda todos estos años ya que estaba a nada de acabar su carrera, esa era una opción que ni debería pensar, pero no quería dejarle todo el cargo a su madre.

Con mucho esfuerzo logró dormir un poco. El nuevo día llegó, su alarma sonó a la misma hora de siempre, hizo su aseo diario, arregló sus cosas y salió de su habitación donde su madre ya lo esperaba con su desayuno, le sonrió.

—Gracias, mamá. Sabes que no deberías.

—Claro que debo, mi bebote debe alimentarse bien y qué mejor que algo preparado por mamá.

—Te amo, me despides de papá.

—Te amo, cariño, y descuida, yo le digo. Ve con cuidado. —Besa la mejilla de su hijo y éste sonríe. 

Da rumbo a su empleo, iba con la mejor actitud de siempre, no se dejaría vencer por el pequeño tropiezo de ayer, de algo está seguro y es que aunque siempre les a costado, han podido salir adelante, su familia no se a dado por vencido y él no será el primero. Tomaría al toro por los cuernos como dicen. No tardó en llegar, estacionó su bici donde siempre y entró al establecimiento donde no tardó en divisar al señor Chang.

—¡Buenos días, señor Chang! —le saluda sonriente.

—Muchacho... —dice en un tono bajo—, buenos días...

—¿Está bien? usted siempre tiene mi entrega lista ¿dónde está? no la veo...

—Hijo... pues verás... me apena decirte esto pero..., ya no podrás entregar más periódicos, hice todo lo posible para ayudarte, busqué dónde podrías repartir pero está lleno por los demás y no puedo hacer nada. —suelta todo rápidamente y con su tono frustrado—. Lo lamento.

—Pero... ¿de qué habla, señor Chang? —Lo había entendido, claro que lo había hecho pero quería asegurar bien lo que escuchaba, no quería aceptar que todo se estaba yendo a la mierda.

—Ya no podrás entrar a aquella residencial, alguien puso una queja hacia ti y no puedes entrar, según me dijeron que es una familia de las más poderosas de ahí.

Y para Jungkook no estaba difícil adivinar quién podría ser, pues se imaginaba que los de aquella casa eran los más influyentes de ahí, con sólo ver la fachada de la enorme casa podrías asegurarlo, lo que no entendía era el porqué, ya que según no había hecho nada para molestarlos, incluso no le importaban las propinas que no le dejaban. No entendía.

—Pero yo no he hecho nada para que suceda esto.

—Lo sé. muchacho, pero así están las cosas, lo lamento, intenté ayudarte pero me ataron de brazos.

—Descuide señor Chang. Me encantaría ir y pedir las razones del porqué pero sé que será inútil.

Sus ánimos se van por la borda, el señor Chang le da su paga del mes, completa también. Lo agradecía ya que eso esperaba le ayudara mientras consigue un nuevo empleo. Se despide del señor Chang y le agradece por todo, da rumbo a la universidad, llegaría temprano esta vez.

Al llegar estaba todo normal, como debía ser, nadie de ese lugar tiene los mismos problemas que él, el mundo no se detendrá por ello. Sus primeras clases dieron inicio, todo estaba bien, menos su cabeza, ya que acechaban miles de cuestiones, preocupaciones, no sabía qué haría. Se sentó quizás en la misma banca de siempre, no tenía apetito pero no desperdiciaría la comida que su madre había preparado con mucho esfuerzo. 

A los minutos de estar comiendo sintió a dos personas sentarse junto a él, a cada lado. Sabía quiénes eran, podía reconocer el peculiar aroma de Jin. Elevó su mirada y les sonrió.

—Chicos... ¿quieren? —les señala su topper. Estos negaron.

—Kook... —empieza Jin—, Hobi ya me contó lo de ayer y-

—Y todo se está yendo a la mierda, Hyungs. —sabían que él no diría esas palabras si todo estuviera bien, algo más había sucedido—. Ahora tampoco tengo trabajo como repartidor de periódicos.

Los dos chicos sueltan un "¡¿qué?!" al unísono y lo empiezan a bombardear con preguntas a lo que el azabache no sabía responder ya que ni él sabía, les comenta que no sabía qué ocurría, no sabía si era a propósito o no. Simplemente quería sus trabajos, su familia se ayudaba con ello.

—Saben que a mamá le pagan dependiendo lo que haga, mis empleos daban dinero fijo. Mamá no podrá con todo.

—¿Será que alguien te está haciendo esto? —cuestiona el pelirosa de Jin.

—No seas tonto, ¿quién le haría eso? Kook no le haría daño ni a una mosca, o a caso tú... ¿has hecho algo a alguien? —le cuestiona al azabache.

—Hobi... por supuesto que no, sabes que no soy así, a parte, ni siquiera tengo tiempo de conversar con alguien.

—Cierto —le da la razón—, por eso hasta me extrañó verte con el señor Park —ríe y de la nada se detiene—. ¡Eso es! 

—¿Eso es, qué? —le dice el pelirosa—, habla Hobi.

El mencionado lo ignora y se dirige al azabache. —¿Qué sucedió con el señor Park? ¿rechazaste su oferta? sabes que esa gente es resentida y-

—¡Mierda! —suelta el azabache y se pone de pie—. Ese Señor... aghhh...



BM~

El Elegido del Señor Kim |KookV|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora