Prologo

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Lauren Jauregui estaba sentada en el patio del palacio y aspiraba el aroma de las flores y del mar mientras le daba vueltas en la cabeza a la oferta del representante oficial de la Casa Real de Cabello. Todavía no estaba seguro de que pudiera encajar como máximo responsable de las caballerizas reales. Era de Texas y nunca había salido de Estados Unidos antes de esa semana. La habían educado para decir «sí, señora» y «no, señor», pero la idea de hacer una reverencia le hacía reír cada vez que lo pensaba. Sin embargo, el empleo era demasiado tentador.

En esos momentos era director regional de una cadena hotelera y le aburría infinitamente. Adiestrar caballos era su pasión, pero cuando tuvo la oportunidad de ir a la universidad, eligió una carrera con más salidas. Sus padres eran tan pobres que pasaron casi toda su juventud con su tía Hildie. Entrenar los caballos de esas cuadras sería su empleo soñado y le habían ofrecido una cantidad de dinero increíble por hacerlo. No obstante, se preguntaba si podría ser feliz tan lejos del campo de Texas. Además, le preocupaba otra cosa. Notó una leve corriente de aire y se le puso la carne de gallina. No estaba sola. Miró alrededor y vio a la princesa Camila Cabello.

La luz de la luna no suavizaba sus facciones y estaba mirándola a unos metros de distancia. Intentó acordarse de cómo se saludaba protocolariamente al soberano de Chantaine. Se levantó porque supuso que no debería quedarse sentado. ¿Tenías que hablar con ella antes?

—Hola, Alteza. ¿Qué tal?

—Bien, gracias, señorita Jauregui. Espero que estés disfrutando con su visita a mi país.

—Es precioso, pero mucho más pequeño que Texas. Aunque eso no tiene nada de malo —se precipitó a añadir ella por si se sentía ofendida.

—Efectivamente, lo es, las dos cosas. Mi emisario me ha dicho que le ha presentado la oferta definitiva, pero que no le ha contestado. Las condiciones son generosas. ¿Por qué no ha aceptado?

Era directa y exigente, aunque Lauren supuso que tenía derecho a serlo. Era la tercera oferta que le habían hecho y estaban pagándole el viaje y la estancia en Chantaine.

Lauren ya había estado otras dos veces con la princesa Camila Cabello y las dos veces le había sorprendido. Sofia la hermana de ella, le había transmitido la idea de que era una estirada arrogante. Lo era. Por algún motivo, también había esperado que fuera ignorante y poco viril. No lo era. Ya que nunca se escondió la intersexualidad de ella.

—¿Le inquieta vivir lejos de su tierra? —preguntó ella—. Me pareció que era más aventurera.

Ella levantó la barbilla por el ligero tono desafiante de ella.

—Es un cambio considerable. Tengo que estar seguro de que es el acertado.

—No tiene marido ni hijos. Es joven y no tiene ataduras. ¿Qué la retiene? ¿Acaso le preocupa otra cosa? —ella la miró con detenimiento—. Si es así, dígamelo. Si no va a aceptar la oferta, dígamelo. Tengo que ocupar ese puesto. Mis caballos se merecen un cuidado permanente.

—Su país es precioso y quiero trabajar con sus caballos —Lauren decidió soltarlo—. No estoy seguro de lo relacionado con la realidad. No se me dan bien las reverencias y seguramente meta la pata al tratarlo a usted ya los demás.

—No tiene que hacer reverencias salvo en público. Uno de mis consejeros puede recordárselo si hace falta. Cuando estemos solas, puedes llamarme Camila. En público, me llamará «Alteza». Es muy sencillo —añadió quitándole importancia—¿Qué más?

—No sé bien cuál es la jerarquía. ¿Quién es mi jefe? ¿Su ayudante o usted?

—Yo —contestó ella—. Puedo darle instrucciones a través de un ayudante, pero será responsable ante mí. Si tiene alguna duda, puede acudir directamente a mí si no estoy ocupado. ¿Algo más? —preguntó ella sin disimular cierta impaciencia.

—Solo una —contestó ella mirándolo a los ojos y preparándose para una negativa—. Si me desprecias, quiero seis meses de sueldo como indemnización y un billete de vuelta a Estados Unidos.

—¿Por qué pide algo así? —preguntó ella con asombro.

— ¿Qué le pasó a quien ocupaba antes este puesto?

—Fue despedido porque no hacía bien su trabajo —contestó Camila.

—¿Y al anterior? —insistió Lauren-

—Fue despedido por negligencia —Camila entrecerró los ojos—. ¿Quiere decir que soy un empleador complicado?

—Quiero decir que cuando los caballos excepcionales y los hombres o mujeres poderosos se acostumbran a salirse con la suya, pueden acabar siendo...temperamentales.

—No recuerdo que nunca me hayan comparado con un caballo excepcional, pero me lo tomaré como un halago. —Camila la miró a los ojos y arrugó los labios. —Acepto su condición si usted acepta la mía. Tiene que estar instalado en Chantaine dentro de dos semanas.

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Hola a todos (^^)// Estoy aquí nuevamente. ^^~

Hace mucho había prometido traer nuevamente esta adaptación, espero que les agrade a los nuevos y viejos lectores!! 

No olviden votar y comentar ^^~

At_bel

PASION EN EL PALACIO ||CAMREN GIP||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora