Domingo.
Todos los domingos a la misma hora nos quedábamos solos en la habitación. Sentada en la cama, me observaba en el espejo y me miraba a los ojos preguntándome que es lo que realmente quería, la impotencia de no saber que quería me iba consumiendo quería averiguarlo pero había dudas y lagunas que no me dejaban avanzar.
Putos domingos me repetía, debatiéndome entre quererte y odiarte. No sabía, ni se que hacer.
Vueltas vueltas y vueltas es lo que da mi cabeza. Me haces bien, me haces mal. Recuerdos asoman de manera esporádica recordando lo feliz que fuimos, y lo bien que estamos ahora. Lo que temo, es que pase el tiempo y nada sea como era antes.
¿ Por qué?
Porque aqui no solo ha cambiado uno, hemos cambiado los dos.
Así que, seguimos dando pasos. Abriendo ventanas, donde nos encontramos ante una puerta que parecía cerrada.
