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Agatha quería salir de fiesta con sus hermanos, no tenía nada más que hacer en casa y ahí estaba, acostada en su cama con su computador mirando instagram

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Agatha quería salir de fiesta con sus hermanos, no tenía nada más que hacer en casa y ahí estaba, acostada en su cama con su computador mirando instagram.

La verdad es que nada divertido había en la red social, solo selfies de personas, comida o paisajes, y sería.

Ingresó a la cuenta de confesiones anónimas de su colegio. Esto consistía es que una persona X creaba una cuenta de instagram en donde la gente enviaba lo que quería decir a otra persona o al colegio anónimamente o mostrando su cuenta de instagram, eso dependía de quien enviara el mensaje.
Nada bueno, solo gente mostrando su amor hacia otra persona a través de confesiones.

La verdad es que a Agatha le llama la atención alguien del colegio, también cursa cuarto medio, es misterioso, solitario, tiene el cabello rapado pero se logra notar que es pelirrojo, tiene los ojos azules y por las remeras que usa se puede decir que su cuerpo está muy bien trabajado.
Muchas chicas han anunciado al mundo su amor por el, como otras como Agatha se quedan con sus sentimientos guardados, aún que ... a quien le importa ahora eso, si en menos de un año ya no se verán más las caras.

Su nombre es Christopher, y por más que sea solitario, el estilo y la popularidad lo tiene, además tiene carácter.
Eso es lo que le llama la atención a Agatha, que siendo tan apuesto, y con una personalidad fuerte el decida estar alejado de los demás. Le da mucha curiosidad.

El si tiene redes sociales, y se siguen mutuamente, incluso el ve sus historias y ella las de el, nunca se han enviado un mensaje, nada.

La verdad es que Agatha a conocido a bastantes chicas que gustan de el, algunas tan bellas que Agatha se siente diminuta.

Okay, muchos minutos pensando en Christopher, cambiemos de tema.

Aunque le enojaba que le decepcionara que hoy día fuera viernes, ya que tenía que esperar dos días para volver a clases y mirarlo de lejos. Tenía ese aire al típico chico malo, y eso a Agatha le encantaba.

En fin, no sabia que hacer para poder acercarse a Christopher, es más, ni siquiera sabia si valía la pena acercarse a él ¿debería? No quería preguntarle a Elissa, ella tenía sus propios problemas amorosos, porque sí, Agatha estaba al tanto de todo, pero solo se limitaba a observar el mundo, y ver como ardía mientras ella tomaba té en su losa inglesa.

Agatha si ha tenido novios, uno, mejor dicho. 
Su nombre es Dante Sepúlveda, es un chico que ya salió del colegio el año pasado, tuvieron algo de alrededor 5 meses, nada especial.

Agatha tiene in autoestima muy bajo, y trabaja en ello para superarse cada día, por eso cosas tan normales como las ojeras le afectan.

La razón por la que ella es así es porque Dante en una fiesta estuvo con una chica de su mismo grado enterándose ella por la mejor amiga de Dante.

— ¿Aló? ¿hola? ¿Agatha? Soy Teresa... llamo porque sucedió algo - se notaba su voz nerviosa, se diría que hasta le temblaba la voz.
— Hola, dime - una despreocupada Agatha le contestó.
—  No sé como contarte esto ni cómo empezar, para serte sincera.
— Solo dime. Tal y como es, dímelo.
— Es sobre Dante... el...
— ¿El que? - ahora Teresa si logró asustar a Agatha.
— Se dio más que un beso con una chica - PAM, mundo al suelo. Todo el mundo de cristal que Dante le había construido se cayó, dejando desgarradores pedazos de vidrios colgando.
— ¿Que chica? - el nudo en la voz de Agatha ya era notorio, no podía esconder la tristeza y el enfado, la decepción en principal.
— Dafne Correa - Cerró los ojos con fuerza y una lágrima cayó por su mejilla. ¿Tenía que ser ella? ¿Justo ella?
Agatha le había advertido muchas veces a Dante que Dafne lo buscaba con otras intenciones, pero el siempre lo negaba o decía que si ella llegara a lanzarse a él, el no le haría caso ya que estaba perdidamente enamorado de Agatha. Vaya mentira que pintó el infeliz.

Muchos dirán ¿y por eso Agatha tiene bajo autoestima? Y sí, por eso, es como las chicas que tienen baja autoestima por compararse.
Agatha se sintió insuficiente, totalmente demacrada, se sentía fea, fácil de reemplazar, que cualquiera podía superarla, y se odiaba por pensar así de su prójima, porque entre mujeres no debería haber envidia, pero a ella le costaba pensar así.

Luego de que Teresa la llamara, Agatha estalló en llanto, levantándose al otro día con los ojos totalmente hinchados.
Dante hizo como si nada hubiese pasado, que era lo que más le encabronaba a Agatha, entonces lo encaró.

— ¿Quien mierda te crees tu para mentirme en mi puta cara? - la cara de desentendido de Dante se veía tan ilusa que más bronca le daba a Agatha - Tu sabes lo que hiciste y si te arrepientes o no, no me importa. Esto de terminó aquí. No quiero explicaciones ni nada, adiós - no dejó que el hablara, simplemente se dio vuelta y se marchó con el corazón en la mano, y las lágrimas amenazándole con salir.

Un triste recuerdo que cruzó por el sendero de los recuerdo de Agatha, provocándole un sabor amargo en la boca.

Escuchó murmullos en la calle, entonces se levantó de su cama y miró por la ventana topándose a un torpe Benjamin en la acera.

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