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Siempre que me ofrecias una sonrisa sabia que nada bueno venía detrás, pero sin embargo seguías siendo amable conmigo durante la cena y yo me sentía encerrada aún así. Eso era lo que causabas en mi, que me sintiera encerrada y tuviera la sensación de no poder escapar nunca.

¿Por qué me hacias esto?

Nuestra niña se levantó de la mesa en cuanto acabó de cenar y yo me levanté para llevar el postre a la mesa, el cual de milagro no se había caido y partido en mil pedazos. Agradecí el simple hecho de que no comentaras nada al respecto, porque siempre que lo hacias el mundo se venía encima y estaba harta de esa sensación.

-Has hecho pastel...- tus labios pronunciaron esas suaves palabras de una forma que me hizo encoger, ¿no te gustaba? ¿No era tu favorito? ¿Me había equivocado? Pero resultó que te había sorprendido, y solo eso.

-Espero que te guste- susurré, sentandome frente a él y cogí un pequeño tenedor para darle un mordisco, probandolo y entonces descubrí que no me gustaba en absoluto.
Un sabor dulce y amargo a la vez se mezclaba haciendo que mis papilas gustatuvas sintieran asco casi al instante.
Lo probaste casi sin pensarlo y por tu cara veo que te gustó bastante, siempre te había gustado y siempre ue podía volvía a hacerlo como seña de paz entre nosotros. Algo extraño, ¿verdad?

-Lisa, tengo algo importante que decirte. -mis manos, temblando dejaron el tenedor encina del plato para prestarte atención con la mejor cara posible, pero nunca podría mirarte con los ojos con los que te miraba antes, no después de haberme puesto una mano encima.-Me van a dar un ascenso en la compañía.

Mi cabeza no procesaba la información como tu querias, por eso te mosqueaste, ¿verdad? Por eso cambiaste tu cara durante unos minutos, por eso yo me encogí y dejé todo el peso en mis brazos.

-Eso significa que ya no tendrás que trabajar, Lisa, por fin podrás cuidar de nuestra hija en casa, por fin podré darte la vida que te mereces.

¿Me lo prometiste? Recuerdo la vez que acordamos que cuando tuvieras un buen ascenso dejaría de trabajar para poder cuidar que nuestea hija, que podría dedicarme a ti y que me tratarías como a una princesa, pero esa fue una promesa rota la primera semana. Después de cinco años he descubierto que me encanta mi trabajo y que no lo quiero perder, porque no puedes tenerme en casa encerrada como en una jaula de cristal, porque necesito trabajar para sentirme útil ya que para tí no lo soy.

-Pero Jungkook...- hice una prqueña pausa porque no estaba segura de lo que te iba a decir, porque no sabía como reaccionarías y porque tenía miedo, miedo de ti. -A mi me gusta mi trabajo...- mis susurros no llegaron a ti, pero desde luego me arrepentí al instante.
Me levanté de la silla segundos antes que tú, esperando.

-¿El qué?

-Qué...me gusta mi trabajo.

Por primera vez en mucho tiempo pareciste sorprendido ante mis palabras y esque estaba segura que no te esperabas esa respuesta, pero era verdad, me encantaba mi trabajo y mis amigas y mi vida fuera de la pesadilla, porque para mi ellas eran mi atrapasueños.

-Lisa, vamos a ver, cariño ¿lo hablamos o no lo hemos hablado? - te pusiste frente a mi antes de que me pudiera mover y mi mano la cual estaba encina del plato se deslizó hasta quedar pendida en el aire, mientras que mi cabeza ligeramente inclinada hacia abajo analizaba cada una de las palabras.
-¿Lo hablamos, verdad? - asentí casi sin pensarlo.- te prometí que no tendrias que seguir trabajando, que cuidarias de nuestra hija, ¿o acaso tu hija no es una prioridad?- yo asentí esta vez levantando la cabeza, tu mano rozó la mía y la atrapaste, comenzando a acariciarla, eso que me gustaba tanto. -Porque tu familia es tu prioridad, y yo no quiero que a nuestra hija la cuide una extraña, joder, Lisa, necesita a su madre, y con lo que yo trabajo podemos vivir sin problemas, te puedo dar lo mejor y una vida mejor, porque te lo prometí y porque te quiero.

Me quieres.

Muchas veces me había imaginado como sonaría de tus labios estos últimos años que esa afirmación saliera de tu boca, pero esa vez, esa vez fue diferente, porque parecía que lo decías de verdad, que te preocupabas por mi y yo lo sentía.
Mi corazón comenzó a ir más rápido de lo normal y tu mano subió por mi brazo hasta tocar mi mejilla, acariciandola, para después sin esperarlo dejar un pequeño beso sobre mis labios, uno no esperado pero que cambió todo este tiempo para verlo de otra manera. Solo te estabas preocupando por mi y yo había sido egoista, pensando que solo lo hacias por ti, pero todo esto había sido para mi, por mi y para darme algo mejor.
Quizás después de todo, aún sabiendo que mi segunda familia estaba en la compañía debía de pasar página y centrarme en mi familia, porque tú y yo queriamos lo mejor para nuestra familia, y eso significaba que alguien debía sacrificarse por los que quieren.
Esa misma semana pensaba planear hablar con el director de la compañía, pars poder por fin cuidar de mi familia y abrir un nuevo capítulo, dedicandome a mi marido, a ti.

-Está bien, sé que tienes razón...
Tus labios arquearon una pequeña sonrisa y otro beso fue depositado sobre mis labios, ¿a caso era una recompensa? -mi familia es lo primero...

-Perfecto, cielo...¡estoy deseando darte la vida que siempre te mereciste! - tu voz sonaba entusiasmada, y quizás eso me diera esperanzas de que algo cambiaría.

Porque solo querías lo mejor para mí.

¿Verdad?

11:11 [LISKOOK] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora