//HELL IS EMPTY ALL THE DEMONS ARE HERE\\
« En mis tiempos más oscuros me voy de nuevo a la calle, prometiendo todo lo que no voy a cumplir. Tengo sangre de otro hombre en mi ropa, pero una niebla sin fin es la vida que elegí »
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❝I'm a wandress I'm a one night stand Don't belong to no city Don't belong to no man I'm the violence in the pouring rain I'm a hurricane❞
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La música sonaba alta, Kayah podía escucharla mejor que ninguno de los presentes aun así, sus sentidos auditivos están mucho más concentrados en la sangre fluyendo por el cuerpo de la chica con la que se estaba besando.
Su labios eran suaves y olía a canela, debía reconocer que algo que le agradaba de las mujeres eran esas dos cosas, los labios llenos y suaves y los olores de sus perfumes, no era como si los hombres no tuvieran labios suaves o aromas atrayentes, simplemente era distinto.
Aquella noche, Kayah estaba decidida a no pensar demasiado en sus acciones, acababa de saber que la manada de Alfas tenía a su Erica y Stiles prácticamente salió huyendo cuando termino de hablar.
Beacon Hills siempre sería un hervidero de problemas y un dolor en su trasero.
Se movió con la chica por la improvisada pista de baile y sintió sus manos apretando sus hombros cuando casi tropezó con sus propios pies, estaba segura de que ambas se habían pasado de copas, sin embargo, a ella el alcohol no le hacía efecto, por lo que se encontraba más o menos en sus cinco sentidos.
La fiesta acababa de comenzar, pero la mayoría de los presentes ya se encontraban completamente ebrios, un buen lugar donde olvidar por un rato.
- Voy a por algo de beber. - murmuró la chica alejándose unos centímetros de Kayah.
- Estaré aquí. - asintió soltando sus caderas para que se alejara.
Mientras observaba a la rubia alejarse hacia la mesa de las bebidas, Kayah saco su teléfono y se aseguró de que su pintalabios siguiera en su lugar, una espera que cuando compra una barra labial de larga duración soportara un par de besos calientes y, en efecto, nada estaba fuera de lugar.
Alzo su rostro viendo como su amiga hablaba con otra chica de cabello corto y tez oscura y la observaban de reojo, era difícil escuchar lo que se decían con tanto ruido, pero aun así, Kayah logro captar la conversación a la perfección.
- ¿Con ella? - decía la chica de cabello corto.
- La conozco desde que teníamos tres años. - contestó la rubia. - Confió en ella, esta es la noche.
- ¿Estás segura? - insistió la otra. - Es una chica.
- No importa, es Kayah Whittemore, puede enseñarme más que cualquier otro chico de por aquí.
- No voy a poner en duda eso. - aceptó la amiga. - Pero... ¿y el romanticismo?
- Cuando lo encuentre quiero ser buena haciéndolo. - dijo con seguridad.