//HELL IS EMPTY ALL THE DEMONS ARE HERE\\
« En mis tiempos más oscuros me voy de nuevo a la calle, prometiendo todo lo que no voy a cumplir. Tengo sangre de otro hombre en mi ropa, pero una niebla sin fin es la vida que elegí »
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❝Sick of all these people talking, sick of all this noise Tired of all these cameras flashing, sick of being poised Now my neck is open wide, begging for a fist around it❞
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Ignoro el hecho de que probablemente llegaría tarde, de que quizá no pudiera ayudar y simplemente salió corriendo, olvido su coche y se concentró en moverse rápido, quizá ella no lo era tanto como un hombre lobo, pero lo era lo suficiente.
Con la adrenalina fluyendo en sus venas consiguió llegar al banco incluso antes de lo que esperaba, pero como Peter había dicho, ya era demasiado tarde, podía oler el aroma de Boyd y otra mujer lobo que no reconocía en el exterior.
Maldijo entre dientes y pensó en dar media vuelta y marcharse, pero entonces los murmullos de la voz de Scott y Allison llegaron a ella desde la distancia y pensó que tal vez debería ayudarlos.
Kayah les vio junto a la puerta de la bóveda, el beta estaba mal herido y podía ver restos de sangre en su boca, Allison por su parte estaba de espaldas a ella por lo que no pudo decir si estaba herida o no, aunque Kayah esperaba que sí.
- Solo dime porque. – pedía la cazadora a un herido Scott.
- No podía dejar que ese fuera el último recuerdo que tuvieras de tu madre. – contestó el chico.
La chica serpiente dio algunos pasos más cerca, aun no la habían visto pero apenas unos centímetros los separaban. Entonces, escuchó pasos venir del otro lado de la estancia e inmediatamente se puso alerta por si había nuevos peligros.
Rápidamente reconoció el aroma de Derek y se relajó, sin embargo, algo más llegó a ella, un aroma familiar, la última vez que lo olio era dulce pero ahora estaba cubierto de ponzoña, de muerte.
- No. – exhaló al ver al Alfa. – No.
Scott volteó a verla por un segundo antes de fijarse en Derek y volver a verla, su corazón se partió en dos al ver la expresión en el rostro de su amiga y se apresuró para envolverla con sus brazos.
- Erica. – murmuró sin voz. – No, por favor, tú no.
- Te dije que no vinieras. – dijo Derek sosteniendo a la rubia en sus brazos. – No quería que vieras esto.
- No tenías derecho a detenerme. – atacó Kayah. – Yo debí estar aquí, debí encontrarla, debí protegerla.
- No puedes proteger a todos, Kayah. – habló Scott abrazándola con fuerza.
- ¿De qué sirve tanto poder si no puedo proteger a quienes quiero? – susurró la chica apretando con su mano el brazo del chico, la impotencia haciendo mella en su interior.
