CAPITULO 2: ¿LA CITA?

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Había pasado una semana desde aquel raro incidente en el despacho del profesor, pero desde aquel día ya no había vuelto a ver a Peter, ni en cafetería, ni en los pasillos, ni en clase acompañando al profesor Esteban. La verdad que, para no engañar a nadie, sí que pensé en él, no como una chica obsesionada por un hombre, pero, tenía curiosidad de donde estaba. Quizá su novia se enfadó tanto que había tenido que dejar la universidad, sonreí yo sola al pensar eso. O quizá se habían ido de viaje para calmar los nervios. Bueno, sea como fuere, no era cosa mía y era mucho mejor así. O eso creía yo.

Con Adele, Cristal y Verónica todo era fantástico, nos veíamos todos los días en alguna clase y en la cafetería, y algunas noches Adele y Verónica iban a nuestra casa y cenábamos juntas.

En cuanto a mi familia, antes de irme a dormir llamaba a mi casa todos los días o como mucho día sí, día no, según la faena que tuviese. Aun así, todos los días nos mandábamos algún WhatsApp.

Era jueves y necesitaba que llegara el fin de semana, relajarme y dormir mucho. Tenía la última clase del día que terminaba a las cinco y después me quedé en la cafetería con las chicas para merendar y charlar un rato. A mitad de clase, el móvil que siempre lo tenía encima de la mesa vibró muy suavemente. Le quité rápidamente la vibración y vi que era un mensaje. Decidí no mirar y atender en clase. Por suerte, el profesor ese día no tenía muchas ganas de explicar el temario porque terminamos quince minutos antes, así que me fui a la cafetería a esperar allí a las demás.

Me senté en una de las mesas del final y saqué el móvil de la mochila para mirar los mensajes. Tenía un mensaje de mi madre, el cual contesté rápidamente. También un mensaje en el grupo que habíamos creado Adele, Cristal, Verónica y yo. "Las lacasitos" se llamaba el grupo, todo por un gif que usaba mucho Cris en WhatsApp de unos power rangers de colores bailando.

No dejaban de comentar que estaban aburridas en clase, y yo les escribí que estaba ya en cafetería esperando.

Por último, tenía un mensaje de... no sabía de quién, porque era un número desconocido y que jamás había visto, ni me sonaba. Decidí entrar a verlo.

"Hola Carolina, soy Peter. No he podido escribirte antes, pero por fin he dado con tu número de teléfono. Oye espero de verdad poder compensarte lo del otro día, me siento fatal por ello. Lo siento mucho, nada es lo que piensas. Besos."

Flipando... así es como me encontraba; estaba mirando empanada la pantalla del móvil cuando vinieron mis tres amigas y se quedaron mirándome fijamente.

- ¿Qué te ha pasado? Menuda cara me llevas hija – me dijo Adele.

- Flipando estoy chicas....

- Pero a ver... ¿qué ha pasado? Cuentaaaa YA, que ahora la que está de los nervios soy yo. – dijo Cristal súper acelerada.

- Chicas, que he recibido un mensaje de Peter por WhatsApp!

- ¿QUEEEEEEEEEE? - gritaron las tres al unísono.

- Os lo juro, mirad.

Me arrancaron literalmente el móvil de las manos. Empezaron a leerlo, y luego lo volvieron a leer.

- A ver, a ver, ¿besos? ¡Te manda besos! – dijo Adele entusiasmada.

- Tía eso no es lo más importante, lo importante aquí es ¿Cómo narices ha conseguido su número? Porque, que yo sepa de la universidad solo lo tenemos nosotras. Y juro que yo no dije nada. – dijo Verónica.

- A ver.... Lo gracioso para mi es la frase en la que dice... "nada es lo que piensas". ¿Qué quiere decir con eso? Se refiere a la petarda rubia de su despacho seguro.

ENAMORARSE ESTÁ DE MODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora