CAPÍTULO 3: ABRIENDO LOS OJOS...

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Comencé a abrir los ojos poco a poco, miré el móvil para ver qué hora era y vi que eran las nueve y media. También pude ver que no tenía ni un solo mensaje de mis amigas.

Había dormido súper bien, se notaba que la cama era de las buenas, me levanté y fui al baño donde me di una ducha rápida, lavé mis dientes, sequé el pelo, me puse la ropa que ya estaba seca y me maquillé un poco (no demasiado porque a mí tampoco me gustaba ponerme demasiado maquillaje). Cuando terminé, miré el reloj y vi que eran las diez y media.

Abrí la puerta, salí y miré hacia la habitación de Peter. ¿Estaría aun durmiendo? ¿Y Marta? Entonces escuché un ruido abajo y pensé que igual era la última en levantarse y eso me produjo algo de vergüenza. No quería dar una imagen de dormilona o vaga.

Bajé despacio las escaleras y comencé a percibir el olor a tortitas o algo parecido. Una vez abajo, miré a ambos lados y allí no había nadie, así pues, me dirigí hacia la cocina. Allí estaba Peter, vestido con unos vaqueros que le quedaban genial, una camiseta gris claro y unas zapatillas Adidas blancas y negras. Me quedé allí un rato mirándolo fijamente y viendo cómo preparaba el desayuno. Entonces Peter notó una presencia y se giró. Cuando me vio sonrió y me miró de arriba a abajo. "Esta guapísima" - pensó.

- Buenos días - dije algo tímida y no sabía por qué.

- Buenos días, Carol, ¿has dormido bien?

- Muchísimo, pedazo de cama, he podido rodar toda la noche como una croqueta. Y además el colchón es una pasada de cómodo.

- Jajá, me alegra saber que has dormido y rodado tan bien.

- ¿Estás haciendo el desayuno? Si me dices donde están las cosas te ayudo.

- No hace falta, ya he terminado prácticamente, tú siéntate y yo te sirvo.

Me senté y observé cómo Peter dejaba en la mesa cereales, galletas, tortitas, jamón york, queso, croissants, ensaimadas, tostadas, mermelada, zumo de naranja, café, revuelto de tortilla, mantequilla y leche.

- ¿Vamos a desayunar con toda tu familia?

- Jajá, no, ¿por? - dijo riéndose.

- Aquí hay demasiado desayuno, ¿no?

- Bueno... no sabía muy bien lo que te gustaba desayunar, así que saqué de todo un poco por si acaso. Tú come lo que quieras sin problema. También tengo fruta en la nevera por si quieres.

- Gracias Peter, menudo banquete. Pues a ver, te digo lo que me gusta para la próxima vez. -sí, dije "próxima vez" sin darme cuenta; pero Peter se dio cuenta y sonrió al oírlo. - Me gustan las galletas y cereales, pero lo que más me gusta son los croissants calentitos y por supuesto un café con leche por la mañana. No me gusta mucho la mantequilla y lo de la fruta depende del día; es que yo la fruta suelo comerla a media mañana. Y hoy me apetece también zumo de naranja.

Peter me observaba con muchísimo entusiasmo, le encantaba tenerme allí; la verdad que aquella casa cuando no estaba su hermana había muchísimo silencio y ahora tenernos a las dos le alegraba el día.

- ¿Y tú hermana?

- Aún está durmiendo, es bastante dormilona, así que.

- Pensé que sería yo la última en levantarse.

- Pues ya ves que hay alguien que duerme más que tú. - rio Peter.

Ambos desayunamos mientras charlábamos de nuestras cosas.

- ¿Puedo preguntarte algo? - dije algo nerviosa.

- Lo que quieras; dime.

- ¿Tu nombre? Es que bueno, no es que conozca muchos "Peter" por aquí, ¿es un nombre inglés?, así que, ¿tu familia es inglesa?; pero claro, luego tu hermana tiene un nombre muy normal. Bueno no es que tu nombre sea anormal, es que... - empecé a liarme, como siempre, y a tartamudear.

ENAMORARSE ESTÁ DE MODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora