Sonrisa

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Xiao Zhan llevaba un par de días en casa de su abuela, todos los años la visitaba en compañía de su madre y hermano menor, algunas veces con su padrastro también.

Siempre se había llevado bien con su abuela, amaba pasar las vacaciones en aquel lugar donde se divertía y podía ser él mismo. No es que fingiera ante los demás, pero siempre fue algo tímido y aunque se esforzaba en mostrar un rostro sonriente siempre, la mayoría de las veces no se sentía realmente así.

Cuando Zhan Zhan tenía 5 años sufrió el abandono de su padre, si bien el primer año en que éste había dejado de vivir con él y su madre, lo visitó algunas veces, pronto dejó de hacerlo.

Para un niño de 6 años es difícil entender que su padre no tenía tiempo o más bien ya no tenía las ganas de verlo. Y es que el amor que su padre alguna vez sintió por su madre simplemente se había esfumado, el amor que se suponía debía sentir por su hermosa familia fue desviada a alguien más, el cariño y atención que solía recibir por parte de su padre había sido arrebatado de él y dado a otra persona. Simplemente era demasiado difícil comprender para un niño de su edad.

Tampoco ayudaba el hecho de que su madre en su afán de desahogarse en el alcohol y usarlo como confidente lo estaba perjudicando más, confundiéndolo y abrumádolo de sobremanera ante las quejas y lamentos de ésta. Sólo fue cuando su abuela materna intervino que las cosas comenzaron a mejorar para madre e hijo, sin embargo Xiao Zhan ya había sentido el primer abandono de su vida. ¿Acaso su padre ya no lo quería? Fue la pregunta que más rondó en la mente del pequeño, aún así mantenía la esperanza de que su padre algún día volvería, que algún día entraría por aquella puerta y lo llamaría con una deslumbrante sonrísa, misma que el pequeño había heredado y extrañaba demasiado.

Eventualmente su madre logró superar aquel trago tan amargo que la vida le había arrojado a ella y su pequeño hijo. Años más tarde conoció a un buen hombre y volvió a enamorarse, por segunda vez en su vida; Xiao Zhan sintió que el amor y poca atención que solía tener fue regalado a alguien más.

No detestaba a aquel hombre, de hecho le caía bien y lo apreciaba ya que hacía a su madre sonreír de nuevo, sonrísa que solo logró ver cuando estaba con su padre. Ahora parecía que la vida les volvía a sonreír aunque siempre sintió un vacío. Jamás volvería a ser lo mismo.

Con solo 10 años Xiao Zhan fue testigo de una nueva etapa en la vida de su madre y claro, en la suya también. Su madre volvió a casarse y un año mas tarde se convirtió en hermano mayor.

El más emocionado por aquel nacimiento definitivamente fue él mismo, quería pasar el mayor tiempo posible con su hermanito, sin embargo siendo tan pequeño no fue posible ya que su madre no confiaba en que su hijo mayor pudiese cargarlo o interactuar mucho con un bebé tan pequeño, no importaba lo responsable y cuidadoso que fuera y no ayudaba que Xiao Zhan a veces enfermara, siempre fue algo delicado. Además nunca fue bueno en los deportes ni fue demasiado abierto para hacer amigos y los pocos que llegó a tener ni siquiera podrían considerarse amigos cercanos.

Zhan Zhan se daba cuenta que su madre a veces lo miraba por largo rato con el ceño fruncido, otras tantas lo ignoraba y otras más le hablaba pero sin mirarlo a la cara, al principio no sabía la razón de esto pero conforme fue creciendo notaba que cada vez más era mas parecido a su desobligado padre.

No es que la madre de Xiao Zhan fuera mala con él, el problema es que ya no sabía como tratar a su hijo y prefería no interactuar demasiado, además tenía un pequeño quien robaba casi toda su atención y un esposo que se llevaba lo que restaba, se excusaba con su madre diciéndo que no sabía como lidiar con un adolescente y que éstos necesitaban su espacio. Es por eso que su abuela, dándose cuenta de esta situación siempre mostró apoyo, cariño y comprensión a su nieto más grande.

Verano y Otoño (YiZhan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora