Otoño

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Xiao Zhan estaba durmiendo a la mitad de la noche, una extraña sensación lo hizo despertar sobresaltado, todo estaba tranquilo y silencioso ya que todos dormían. Tentó la cama en total oscuridad para buscar su celular, en cuanto lo encontró desbloqueó el aparato para ver la hora, revisó sus mensajes y no tenía ninguno nuevo, tampoco una sola llamada, se preocupó al ver que Yibo ni siquiera le había respondido los mensajes.

No quería ponerse triste, confiaba en Yibo y probablemente estaría ocupado, sabía que cumpliría su promesa de verlo al día siguiente para poder estar juntos todo el fin de semana, sonrió e intentó dormir pero pronto volvió a abrir los ojos al pensar que algo pudo haberle ocurrido a su novio, sin perder más tiempo llamó y llamó pero este no respondió, el celular se encontraba apagado aparentemente. Quería llamar a Yubin pero aún no tenía su número, se lamentó no ser más precavido. ¿Debería ir a su cuarto?
Hace bastantes horas que no sabía de Yibo, sentía una opresión en su pecho, se levantó con cuidado y salió de la habitación, de pronto comenzó a sollozar en silencio, no quería despertar a su amigos que dormían en sus habitaciones.

Las ganas de beber se hicieron presentes, se sentía triste, preocupado y solo, intentó ignorar aquella sed que invadía su cuerpo, no quería flaquear, se lo había prometido a Yibo. Comenzaba a temblar pero al dar el primer trago de una botella de la que no se había desecho se percató que no era alcohol lo que necesitaba, necesitaba a Yibo su calor, necesitaba besarlo, sentir su piel, su olor, aquellos abrazos que lo reconfortaban tanto, aquellos labios que lo hicieron estremecer desde la primera vez que los probó, lo ansiaba, deseaba verlo pero no sabía dónde se encontraba, quería ir a él, quería que Yibo lo abrazara. Se regresó a su habitación y se acostó intentando calmarse, debía ser buen chico y esperar, besó el dije de león que colgaba en su pecho.

Cerró sus ojos recordando a Yibo sonriéndole, mirándolo con amor mientras lo envolvía en sus brazos le dió fuerza, aún así estaba preocupado y pensó que no podría dormir esa noche pero para cuando se dió cuenta ya era de día y unos suaves y cálidos labios se habían posado sobre los suyos y enseguida se retiraron. Sus ojos se encontraron con los de su didi y en cuanto se percató que era él habló.

- Yibo... ¿Estás... aquí?

- Estoy aquí - Sonrió suavemente su león besándo sus manos.

Los ojos de Zhan se llenaron de lágrimas y lo abrazó con fuerza mientras soltaba en llanto lo que preocupó al menor.

- ¿Zhan-ge?

- ¡Yibo... no te vayas... no me dejes!

- Mi Zhan-ge... mi amado Xiao Zhan... estoy aquí, nunca me iré... nunca te dejaré. - Yibo sostuvo la cabeza de Zhan con gentileza mientras lo pegaba más a su cuerpo haciendo más fuerte el abrazo y provocando que ambos pechos comenzaran a sentir los latidos de ambos corazones al unísono.

- ¿Nu-nunca? - Sollozó Zhan.

- ¡Nunca!

- ¿Lo prometes?

- ¡Lo prometo!

- Te amo Yibo.

- Y yo te amo más mi Conejito.

*Flashback*

- Papá... despierta... necesito las llaves... - Susurró Yibo.

- Yibo... ¿Ya es de mañana?

- Si... lo siento, yo debo irme... Zhan-ge está esperándome.

El señor Wang talló sus ojos y miró el reloj que se encontraba a un costado sobre su buró.

Verano y Otoño (YiZhan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora