Capítulo 3: Ardiente chat

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Poniendo a cargar mi teléfono con un suspiro, me quedo observando mi cuarto aburrida, pensando en algo que hacer. Mi madre se ha ido con sus amigas a tomar algo, Tom tiene que terminar un trabajo, Estibaliz no podía quedar, y ni siquiera puedo charlar amenamente con Laura porque no responde al teléfono... ¿Por qué soy la única que no tiene planes?

No me apetece ver nada, y no voy a salir a la calle para dar vueltas sola. ¡Qué aburrimiento! ¿Y si me pongo a cotillear las redes sociales? Bah, es que ni me apetece. Últimamente me siento cansada a cada rato... Quizás tengo anemia o algo así.

Levantándome despacio, finalmente termino yéndome al escritorio para encender el ordenador, comenzando a mirar sin ganas las redes sociales, comprobando la teórica felicidad de la gente que tiene planes divertidos que hacer. Buscando a Laura, observo sorprendida que no ha hecho una publicación desde hace mucho tiempo, casi desde que se fue a estudiar al extranjero.

¿Tan afectada sigue por el engaño de su novio? Si hubiera sido yo, quizás me hubiera recluido también en mi casa a llorar, pero de ahí a irme a estudiar fuera y ni responder a los mensajes de mi supuesta mejor amiga. ¿Dónde estará? Echo algo de menos conversar con ella...


*******


— ¿Has terminado de lavar los platos? —pregunta mi madre cuando regreso al salón, ocupando mi lugar en el sofá mientras saco el móvil de mi bolsillo.

— Sí. —contesto cansinamente.

Escuchando de fondo el programa de cotilleo que tiene mi madre puesto en la televisión, me entretengo chateando con Tom, ignorando todo lo que sucede a mi alrededor como suelo hacer siempre.

— Ah, por cierto. —dice mi madre haciéndome chasquear la lengua mínimamente antes de alzar la mirada, esperando alguna cosa más que quiera que haga—. ¿Has hablado con Laura?

— No, ¿por? —contesto encogiéndome de hombros—. Llevo semanas sin hablar con ella, supongo que estará entretenida en Inglaterra.

— Oh, entonces quizás es otra chica... —murmura mi progenitora haciendo que frunza el ceño.

— ¿Qué pasa?

— Nada, la madre de Lyon me ha dicho que ayer una chica bajita, morena, con los ojos azules que decía ser compañera de instituto de Lyon se presentó en su casa, preguntando por las cosas de su hijo. —comenta mi madre—. Pensaba que sería Laura.

— ¿Cómo va a ser Laura? Está en el extranjero, y ni si quiera le caía bien ese chico. —replico negando con la cabeza—. Además, si hubiera vuelto me habría avisado.

— Supongo que sí.

Mirando la pantalla de mi teléfono, mi mente analiza de nuevo las palabras de mi madre... ¿Bajita? ¿Morena? ¿Ojos azules? ¿Compañera de instituto? Concuerda con una descripción de Laura, y no hay casi nadie así en el instituto... Pero es imposible, ¿qué tiene que ver Lyon con Laura? Además, ella está fuera, no habría vuelto sin avisarme ni decirme nada... ¿No?

Buscando en Whats mi conversación con Laura, reviso que los mensajes que le mandé las primeras semanas después de su marcha siguen sin respuesta, haciendo que escriba uno nuevo sin éxito. En fin...

Concentrándome nuevamente en mi conversación con Tom, rápidamente va agarrando un cariz picante, en el que no puedo evitar echar ligeras sonrisas a la pantalla ante la mirada curiosa de mi madre.

— Me voy a la habitación, que tengo deberes que hacer. —digo escapando de allí para encerrarme en mi habitación.

Tumbándome en la cama para continuar mi conversación con Tom, la intimidad de mi cuarto hace que los mensajes picantes pasen a un punto sexual, como ocasionalmente sucede en nuestras conversaciones. Relamiéndome cuando me pasa una imagen de su cuerpo en ropa interior, una ligera punzada de excitación me lleva a acariciarme lentamente por encima de la mi ropa, observando atentamente la erección que se marca en la imagen. Siempre sabe cómo ponerme a mil...

Sex Note IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora