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Al llegar a mi casa no dijo ni una palabra, en realidad no quería que la dijera, lo que había hecho no tenía perdón... pero lo que yo habia hecho tampoco ¿Cómo pudo ser posible lo que había hecho? Lo amaba, pero la verdad es que aunque el espíritu sea fuerte, la carne es débil.

No sabía que hacer, tal ves lo mejor era contarselo todo y esperar lo mejor o guardarmelo y hacer como si nada hubiera pasado.

-Lo siento mucho..

-Aja

-No estes asi conmigo por favor...

-¿Como quieres que este? ¿A tu disposición?

-No....

-Pues eso parece

-Puedo explicarlo

-No, no puedes. ¿Qué carajos te estaba pasando por la mente en ese momento?

-Pues es que pense que tu tambien deseabas eso

-Te dije que pararas....

-Si, lo se. Pero hay otras veces que dices eso y no es para que pare

-Si, ¿Y tenía que tirarte para que tuvieras que parar? ¿A ese extremo me vas a hacer llegar?

-No, tu sabes que eso fue solo cosa de una vez

-No puedo tener la certeza de eso...

¡¿Pero que clase de arpía era yo?! A pesar de que el hubiera tenido la culpa de "mal interpretar" mis respuestas, yo tenía la culpa de haberlo engañado ¿En qué estaba pensando en ese momento? ¡Ah! Claro, no estaba pensando, siempre olvido ese pequño detalle.

Al despedirme de Arath y subir a mi casa, lo primero que hice fue quitarme ese maldito sueter, quería romperlo, pisarlo y quemarlo, lo odiada, pero mas que odiarlo a el. Me odiaba a mi misma.

Al día siguiente al despertar después de una noche nada amena camino a la escuela traté de hacer que nada había pasado, ni con Arath, ni con Miguel suena absurdo pero por un rato funcionó.

Al verlo quería estar bien con Arath y hacer como si nada hubiera pasado pero cuando lo vi, recordé sus manos tocandome con tanta brusquedad y su boca en mi cuello. No lo podía soportar.

Despues de solucionarlo, pasaron los diás y las semanas y todo iba a la normalidad, excepto una cosa. Lo que yo había hecho me perseguía todo el tiempo.

...

Habiamos olvidado como llevarnos bien, seguiamos hablando todo el día, riendonos, saliendo, y "amandonos".

No se sí estaba siendo culpa de el, o quizás mía.

Marcas en la pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora