El verano llegaba y sabíamos que ninguno de los dos tenía nada que hacer; salíamos todos los días e íbamos de aquí para allá.
Siempre iba a mi casa y esperaba por mi afuera o cuando yo iba por el llegaba sin avisar y cuando yo estaba afuera solo le mandaba un mensaje diciendo "Abreme, estoy afuera" y en seguida salía.
Nos besabamos, me tomaba de la mano y lo abrazaba como si fuera la última vez que lo vería.
Lo que más me gustaba de mi día, era estar con él.
Arath siempre me hacía reír, el hacia desaparecer mis problemas, excepto uno... él. Él era mi mayor problema porque yo sabía que para el yo era solamente "una puta más" y yo de estúpida enamorandome de él.
Y el tan ciego que se daba cuenta, pero volteaba la mirada.
Porque entre el y yo las miradas lo eran todo.
Pasabamos los días y hasta las noches juntos, pero ninguno de atrevía a hablar, era como si cada que tratabamos de mencionar el tema se nos cortara la voz.
Un día decidimos ir a los columpios, una idea usual de Arath. Íbamos caminando por en medio de la calle, siguiendo las líneas de la calle.
Era la rutina menos aburrida que teníamos.
Ese día al llegar a mi casa, estaba totalmente decidida a decirle TODO.
Y así lo intenté, pero no resultaba muy bien.
Entonces hice como sí fuera a ser con otra persona.
—¿Te puedo pedir un consejo?—. Le dije un poco nerviosa
—Obvi
—No digas "obvi" se escucha muy afeminado—. Rió con mi pequeña broma.
—Esta bien, lo trataré de decir menos.
—Bueno, es que fijate que me fusta alguien...
—Ajam...
—No se si yo le gusto, y no se lo quiero decir por miedo a no ser correspondida
Despues de hablar como por 1 hora de "el" tipo que me gustaba, el al final me dijo sí opinión...
—Amm bueno.... 1 se perfectamente lo que estas pasando, 2 me estoy haciendo pendejo desde hace una hora y por ultimo... el persono que dices, te quiere... y le gustas.
Ambos con sonrisas en los labios empezamos a jugar un poco con el tema, pero yo sólo pensaba que cuando entraramos a la escuela, las cosas no iban a ser iguales.
Pero al final cuando le dije que entonces que iba a pasar me dijo que aún no estaba seguro y que tenía que aclarar algunas cosas, yo sabía que esas "cosas" eran otras mujeres, el no era Superman ni nada por el estilo, pero era alto, con unos chinos preciosos, tes blanca, una nariz respingada, unos labios muy seductores y unos ojos claros tan encantadores que te perdias en ellos. Quedamos hablarlo en dos semanas...
Al entrar a la escuela, yo estaba totalmente sola, todos me rechazaban, siempre había sido así...
Me acerqué a Jess, una compañera con la que solía hablar de ves en cuando, pasaba los receso con ella y con Arath, eran muy divertidos pero ellos dos siempre se estaban peleando era un poco hartante, pero a pesar de eso, eran divertidos.
Extrañaba besarlo... no podía hacerlo, no eran correcto. Además temía de que si lo intentaba me rechazaria y luego todos me verían como una zorra o algo así, era lo que menos necesitaba.
De vez en cuando me tomaba la mano muy discretamente o al despedirnos nos dabamos un beso de media Luna, eso para mi era suficiente para saber que me quería y que eso que me había dicho, no era un fin.
Un viernes estabamos hablando de poco después de la feria cuando aún no eran las vacaciones y yo había tenido problemas con una de sus mejores amigas, cuando pase justo a lado de ella dijo —¡Pero como hay putas aquí!
—¡Si verdad! Y empezando contigo—. Era lo que deseé contestarle, pero no podía, estaba a una llamada de ser expulsada...
Le pregunté porque el no me había defendido ya siendo mi amigo
El me dijo con cierto cinismo en su tono de voz —¡Ah! Es que entrar entonces no te quería
Fue como si me hubiera partido en dos y lo único que solté fue un —Ah ya—. Mientras me alejaba.
Salí corriendo intentando aguantar las lágrimas de corage, pero también de dolor. Sentí un nudo en la garganta tan grande que no me dejaba ni respirar.
Al darse cuenta de sus palabras, salió corriendo hacía mi, al estar a poco centímetros de mi me tomó de la cintura, sabía que esa era mi debilidad, pero con tanto coraje con un solo movimiento lo aleje de mi, no deseaba hacerlo, fue como involuntario.
Llegué como pude a mí salón, y el no me dejaba pasar.
En ese momento el comandome en sus brazos, me miró a los ojos como mi mano derecha, la puso sobre su pecho, justo donde estaba su corazón y me dijo —¡Sientes esto! Es mi corazón, y estaba latiendo por ti.
Me besó.
Extrañaba tanto sus besos.
Al día siguiente era sábado, sabado en el cual se cumplían las dos semanas que habíamos acortadado, esperaba con ansias ese día.
A las 2 de la tarde, subí al techo, estaba el sol muy bonito, le mande mensaje a su celular, le dije que cuando llegara subiera.
Y asi fue, al principio platicamos un poco de tonterías, luego me di cuenta de que el sol comenzaba a quemarme
—Oye ¿y sí bajamos y nos vamos?
—No.
—¿No?
—No, no vamos a bajar hasta que me respondas algo. Serez vous ma petite amie et mon douce solitude?
—Owwww, espera ¿qué?—. Sabía lo que significaba, pero quería que el me lo dijera.
—Que si quieres ser mi novia y mi dulce soledad...
—Oui mon amour—. Le respondí al momento de que me acercaba a su boca y lo besaba.