¿Por qué lo hiciste?

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Las cosas iban de mal en peor, cada día era como si la culpa me fuera comiendo por dentro, ya había olvidado como sobrellevarlo.

Yo lo le había contado a mi mejor amigo todo lo que había pasado, y en cierto modo me había comprendido pero el decía que estaba mal, a pesar de todo me apoyo.

Un día después de llegar de clase las cosas estaban empezando a recuperarse lentamente.

Subí para avisar que ya había llegado le dejé mi teléfono a Arath como era de costumbre, no tenía nada que ocultarle, o eso recordaba.
Al bajar encontré mi teléfono en la escalera, solo estaba mi teléfono y una pequeña notita con una carita triste. Desbloque el teléfono y estaba en la conservación de Leo, esa conversación.
Salí corriendo al instante sin pensarlo dos veces, lo alcazaba a ver como se iba corriendo; a pesar de correr con todas mis fuerzas no lo alcanzaba. Era demasiado rápido. Le gritaba
-Arath!!! Arath!!!!....-. Ni siquiera se volteó a verme.
No sabía ni que hacer, le llamé
-Bueno-. Se escuchaba su voz temblorosa pero agitada.
-¿En dónde estás?
-Por ahí...
-¿Puedes venir por favor?
-¿Quieres explicármelo?
-Ven por favor...

Al poco rato llego
-¿Entonces?-. Hasta su tono de voz era diferente.
-No es lo que tu crees-. Bravo, mejor excusa no se me pudo haber ocurrido, pero que otra cosa le podía decir...
-¿Entonces que significa?
-Es que eso no es cierto

Después de un rato intentando convencerlo de que no era cierto lo que había leído de alguna manera lo convencí, ni yo se como.

Las cosas están tomando un mejor camino, peleabamos menos y nos llevabamos mejor que antes.

***

Un día que decidí no entrar a una clase, me dirigí a su salón, solo había unas cuantas personas. Entre y nadie de ellos se dio cuenta, bueno. Obviamente Arath si. Inmediatamente fue a saludarme y me dijo que me sentara junto a el, al hacerlo platicamos como siempre pero entonces uno de sus maestros llegó y empezó a tomar lista, yo no estaba en la lista, al llegar y preguntarme mi nombre no supe que responder y solo me quedé callada en shock. Dió un largo suspiro y me dijo que bajara con la directora, me preocupaba más lo que me pudiera decir por el maquillaje que por que no estaba en mi clase. Accedí de mala gana le encargue a Arath mi libro y mi celular (cosas las cuales nunca dejaba con nadie, eran mis posesiones más importantes), camino por las escaleras vino a mi las conversaciones que habia tenido con Miguel, yo no decía nada malo. Pero él si.

De inmediato salí corriendo de regreso.

Al llegar al salón en el cual me encontraba lo hayé sentado en la última banca junto a la ventana, del lado izquierdo. Nunca olvidaré la cara que tenía mientras sostenía mi celular, estaba leyendo algo.

Entré y le pedí mi telefono, al parecer él era el que había entrado en shock.

-¿Me das mi telefono?-. Sonreí nerviosamente.

-No...

-¿Por que?-Obviamente sabía porque, no había preguntas mas estúpidas que las mías.

-¿Me lo puedes explicar?

-¿Que cosa?

-¿Por qué lo hiciste?

-¿De que me estas hablando?-. Claro, siempre niegalo todo, perfecto, excelente estrategia.

-Ya lo leí. Todo.

Fue cuando sentí un vacío total, un frío que sentía en la cabeza y una culpa que me recorría el cuerpo entero.

-Lo lamento mucho, en serio yo no quería todo paso tan ines... en serio lo siento-. No sabía que decir, en realidad no podía ya todo lo empezaba a tartamudear y las lagrimas no dejaban que las palabras se distinguieran.

Intenté besarlo, solo necesitaba sentir sus labios sobre los míos para saber que todo estaría bien y que lo solucionaría.

Se volteó.

-Lo siento, no puedo.

Me toco ligeramente el labio inferior con su pulgar y dijo -Nunca pensé en llegar a poderte negar un beso, pero creo que esto fue demasiado.

Y se fue, era como si practicamente se pudiera escuchar como se iban rompiendo nuestros corazones con cada paso... no eso suena muy rosa.

La verdad es que su corazón de el ya se había roto desde el momento en que leyó todo eso, y mi cuerpo dejo de tener vida en el momento en el que Miguel me besó, es como si en ese beso me hubiera podido robar toda alegría que tenía sobre mi, dejando solo un vacio, me habia dejado tan vacia que hasta creo que pesaba menos.

Me fui al baño a llorar, sin importar nada. Pero iba a hablar con él a como de lugar, no habia dado esto por terminado ¿O si?

Marcas en la pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora