Hora de cazar serpientes

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-Ha sido una total imprudencia lo que hicieron.-demandó Minato una vez salieron de la propiedad Uchiha. Se encontraban caminando de regreso a sus automóviles secundados por la seguridad de los Uchiha, aunque estos estaban a una distancia prudente de ellos. Solo debían escoltarlos. - No han medido las consecuencias de sus actos y se han puesto en peligro. No quiero ni un solo comentario de lo sucedido aquí en la estación, como tampoco divulgar la información que tenemos. Y tampoco olvidaré este desacato a la autoridad, podrían haber muerto de la manera mas estúpida posible, evaluaré tomar medidas al respecto. 

Si bien parecía que estaba tratándolos como niños con sus regaños, para el Namikaze era mas que todo una reprimenda personal hacia ellos. Mas allá de ser sus mejores agentes, Lee, Shikamaru y Kiba eran personas, los amigos de su hijo, no eran simplemente armas para utilizar a favor o en contra. Los consideraba como sus hijos, también los había visto crecer, y arriesgarse sin un plan como lo habían echo, a una muerte segura de no haber intervenido, hacia que su sangre hirviera, no podían botar los entrenamientos, técnicas y actuar como simples principiantes. 

Fugaku había dado la orden de dejarlos salir con vida, siempre y cuando no dieran la ubicación de su hogar, los agentes no habían entendido nada es decir, esperaban torturas inhumanas para una posterior muerte lenta y dolorosa, no la condescendencia de un mafioso como Fugaku Uchiha. Sin embargo, a Minato no le había tomado por sorpresa su actitud, cosa que también dejaba a los jóvenes aun mas confundidos. La inexpresividad de su jefe los dejaba con una gran interrogante en sus mentes, pero en el camino nadie había abierto la boca. Primero por que el lo había ordenado, y segundo por que ninguno se atrevía a objetar. 

Habían sido demasiadas embarradas en un solo día.

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En la residencia Haruno la situación se había tornado mas amena, luego de llegar a un acuerdo tanto Sakura como Itachi quedaron en la sala mientras ultimaban detalles. Orochimaru era una víbora que se escabullía con mucha facilidad, pero concordaban en que había llegado su hora en este mundo. Muchas de las peores tragedias, robos y crímenes de la ciudad tenían su sello característico, luego de que su candidatura se fuera al pasto había direccionado todo su odio hacia victimas inocentes con la finalidad de saciar su ira contenida contra la sociedad. No solo su carrera política se había visto truncada por la falta de apoyo de los contribuyentes, como el caso de Kizashi Haruno, sino que posteriormente los propios ciudadanos habían dejado de creer en su lineamiento, sus mentiras y propuestas inviables habían terminado de enterrar su futuro político a diez metros bajo tierra. 

Sakura esperaba a que Itachi terminara de escribir en un pequeño block de hojas, este hacia algunos apuntes con algunos números y oraciones cortas que no alcanzaba a ver. Cuando este finalizó, le entregó la nota. 

-Como muestra fiel de nuestro acuerdo, les entregaré a alguien de valor para la policía.-aseguró el.

-¿Quien?

-Sai. Lo conoces, estuvo infiltrado en su estación por años bajo el mando de Orochimaru. Es quien ha creado los planos para traficar nuestros armamentos.

-¿No se supone que trabajaba para ustedes? ¿Como es que también lo hace para Orochimaru?-preguntó la pelirosa confundida, mientras pestañeaba con incredulidad. Hasta donde tenia entendido, habían averiguado que trabajaba para los Uchiha, ademas de que lo habían visto en los operativos de su lado. 

El Uchiha mayor sonrió ladinamente.

- Hace tiempo descubrí que en realidad su jefe es Orochimaru, no solo estuvo haciendo trabajo de doble agente con la policía, sino que también lo hacia con nosotros. -explicó.

Mi Querida Policía //Sasusaku//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora