Viajes mentales

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Ya en aquel bosquecillo comencé a correr y a trepar, no quería parar, me gustaba recorrer todo el sector de árboles, iba y venía de lado a lado, de arriba hacia abajo, lo único que me detenía en ese momento era la gran vista que se admiraba desde uno de los riscos más altos que existía, se podía admirar la unión del cielo con el lago, también la corriente dibujada en el agua y como las nubes parecían sumergirse y desaparecer en el lago, era una gran vista acompañada por la melodía de viento golpeando en las hojas y la refrescante sensación del aire en tu rostro.

Cuando ya estaba cansado, baje el ritmo y me detuve un momento, agache la cabeza, cerré los ojos y tome un tiempo para recuperar el aliento, cuando volví a la marcha en busca de un árbol para trepar, me pareció algo raro el lugar, ya no era el mismo, parecía mucho más grande y el sonido de las hojas siendo golpeadas por el viento desapareció.

Cuando por fin decidí salir corriendo no encontré la salida, no se distinguía entre arriba o abajo, el paisaje se había vuelto plano y extenso, mire confundido mi alrededor y fue cuando escuche un estruendo detrás de mí, era como si algo grande y pesado cayera con gran fuerza, seguí el sonido y cuando llegue al lugar pude admirar un árbol caído, pero, eso era lo de menos, encima del tronco del árbol había un sujeto sentado con los brazos extendidos sobre los muslos, erguido, con los ojos cerrados y muy concentrado a lo que me parecía, curioso, poco a poco me acerqué y su físico se hizo más claro, era un señor de edad un poco avanzada con cabello canoso recogido en una curiosa coleta larga a su espalda, usaba una toga blanca que le cubría las piernas pero se podía observar que las tenía cruzada, su respiración era lenta como si estuviese durmiendo, era un sujeto misterioso, si lo mirabas por un largo tiempo sentías un estremecimiento en todo el cuerpo, o al menos eso sentí, pero, pese a aquella sensación que me causaba decidí acercarme más.

Cuando ya me encontraba cerca al tronco, aquel misterioso hombre rompió el silencio y dijo con una voz gruesa y muy serena.

- ¿Por qué tan presuroso? - al escuchar tales palabras me sobresalte un poco pero no respondí, pero él no se detuvo a esperar mi respuesta y prosiguió - estoy seguro de que te preguntas sobre mi origen, pero aun no puedo decírtelo.


Aun sobresaltado y confundido me acerque más y pregunte:

-¿Qué haces aquí? - a lo que respondió con una leve sonrisa y siguió.

- Pues, este bosque es muy tranquilo y me parece un desperdicio no relejarse ¿no crees? - lo mire con extrañeza pero a él no parecía perturbarlo nada pero prosiguió - te veo muy nervioso porque no me acompañas, siéntate - señaló un lugar a su lado, eso me sorprendió, pero me invadió la curiosidad sobre aquel tipo, así que me senté a su lado en la misma posición en la que se encontraba el, y pude notar la mueca que formó en su rostro al ver que lo imitaba.

- Bien, ahora concentra toda tu energía a tu mente - prosiguió - concéntrate solo en el interior de tu mente, cierra los ojos y deja que tus pensamientos fluyan sin límites - así lo hice, aunque, al principio no entendí sus palabras y mucho menos podía interpretarlas, pero, mientras más me concentraba en mi mente, comprendía dichas palabras de aquel hombre, sentía una extraña sensación de ser inerte, una nada en el vacío, como si mi cuerpo desapareciera y fue entonces cuando volvió a hablar.

- Muy bien, veo que llegaste a un buen nivel de concentración, ahora vacía tu mente, escucha todo y a la vez nada.

Eso me confundió más de lo que ya estaba ¿cómo podía escuchar y no escuchar a la vez?, eso no tenía sentido. Seguía tratando de mantener la concentración mientras trataba de descifrar lo que él decía, no sabía cómo hacerlo, tenía que encontrar una forma, así que, decidí que dejaría de pensar tanto y volví a concentrarme solo en mi mente, pasaba el tiempo y no pasaba nada, dentro de mi, me preguntaba si lo estaba haciendo bien, era frustrante, cuando estaba a punto de dejar aquella concentración de lado, poco a poco comencé a escuchar la voz de mi mente alejarse, era como si esa voz se fuera apagando poco a poco y una gran paz me consumió, escuchaba el viento romper contra las hojas de los arboles de nuevo, como la corteza de los arboles crujía por los movimientos de algunos animales, escuchaba el pasto silbar al paso del viento, y como las pisadas se fundían junto con el también, el canto de los pájaros era más armonioso de lo que había imaginado nunca, las olas se escuchaban romper en las rocas una tras otra simulando una gran sinfonía, todos los sonidos eran muy claros en mi cabeza, ningún sonido se mezclaba con otro, pero si se complementaban, una gran orquesta se formaba en aquel bosque, y por fin entendí lo que aquel sujeto quería decir. La frase que me dijo era complicada de analizar, pero sí entendí, en aquel momento estaba escuchando sin escuchar, podía escuchar todo a mi alrededor las hojas, el viento, los arboles, el agua, los animales, pero a la vez no escuchaba ya que mi mente no estaba ahí, no me escuchaba a mí mismo, todo lo que escuchaba era el exterior, no mi interior.

Me gustaba aquella sensación era nueva y muy reconfortante, no tenía preocupaciones ni molestias, solo era yo, con el bosque, nadie más podía entrar, no quería romper el lazo en el que había entrado, en el que me habían integrado, era una sensación única, una que jamás había sentido, era como si todo lo que yo hacía antes estuviera mal, esa constante hiperactividad en la que vivía me parcia burda contra aquella paz que existía ahí en ese momento y fue entonces que lo decidí, no quería abandonar ese lugar, quería mantener esa tranquilidad todo el tiempo, ya no tener esa sensación de estar haciendo algo hasta llegar al punto de no poder y tener que descansar, que era el único momento que me detenía a observar lo que me rodeaba pero jamás me había conectado de tal forma con lo que me rodeaba era algo muy distinto, podía verlo, si, ver los sonidos que se revelaban en mi mente era suficiente para saber dónde estaba todo y saber todo lo que tenía a mi alrededor.

Esta sensación era mucho mayor que la que encontraba cuando me recostaba en las enredaderas a ver el cielo, lo que sentía en ese momento era superior mucho más, era una paz interna muy completa.

Todo eso era grandioso, pero tenía que averiguar de dónde había venido el sujeto que me metió en eso.
Fue cuando decidí que tenía que salir y preguntarle quien era, descubrir que era todo lo que experimente, necesitaba saber más y calmar aquella curiosidad que despertó en mi, me forcé a abrir los ojos, y un brillo intenso me cegó, por un instante mi vista se nublo, pero, con los ojos entre cerrados busque a aquel hombre, pero mirara a donde mirara el ya no se encontraba ahí, y para cuando me di cuenta yo me encontraba sentado no en un tronco, sino en una roca en medio del bosquecillo del lago.
Mi cabeza dolía, daba vueltas, y un zumbido incesante se escuchaba en el fondo, estaba mareado todo daba vueltas, incluso mis pensamientos, aquel hombre había desaparecido con aquel bosque incluido. Lo busque por todos lados, pero aun así no logre dar con él, decidí dejarlo ahí y volver con mi familia para ir a casa ya que el cielo denotaba que se había hecho tarde desde que yo entre al bosque. Quizá sólo fue una ilusión...pensé, pero mi cuerpo y mi mente estaba seguro de que no fue así, era imposible que todo lo que pasó se creara en mi imaginación.

Cuando baje, mi familia se encontraba recogiendo todo, llegue justo a tiempo, cuando logre bajar y despejar un poco mi mente, ayude a alistar las cosas que faltaban. Cargue lo que me correspondía y nos fuimos a casa, pero algo en mi interior me decía que volvería a ver a ese hombre antes de lo que yo me imaginaba.



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