Capítulo IX: I'm Sorry

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Pasaron varias semanas desde que Katsuki salvó a Izuku del horripilante lugar que era su lugar de trabajo. El rubio tuvo que cambiar de auto y consiguió placas diferentes. Era riesgoso después de lo que pasó puesto que para poder ir a su trabajo tenía que pasar la calle donde se encontraba ese lugar.

Los amigos de Katsuki: Eijiro Kirishima y Hanta Sero iban de vez en cuando a ese lugar, claro, mucho antes de lo ocurrido, así que le pidió a ellos que le dijeran lo que sucedía ahí. A pesar de que le preguntaron el por qué de ello no les respondió e igualmente ellos no lo cuestionaron. Sabían que si se metían con él terminarían mal.

Para ellos las cosas estaban normal, sólo no habían visto a Shinso en el lugar, pues ellos sabían que él pedía el pago a los clientes y revisaba a sus Omegas, sin embargo ellos habían visto a alguien más hacerlo. Eso les extrañó mucho y creyeron que Katsuki tenía algo que ver. Aunque igualmente prefirieron no preguntar.

Mientras tanto, la vida en el hogar de Katsuki era acogedora para Izuku. A pesar de que éste se iba desde muy temprano a trabajar siempre le dejaba hecha la comida para todo el día, así él solamente la introduciría en el microondas y se pondría a comer.

Descubrió que Katsuki no cocinaba para nada mal. Es mas, cuando él estaba ahí siempre cocinaba platos exóticos, los cuales le derretían la boca a Izuku con sólo sentir su aroma. Izuku también cocinaba a veces, pero como casi siempre compraba la comida ya preparada o comía fuera de casa era muy malo para ello.

A Katsuki esto le impresionaba, y siempre hacía comentarios como "De no haberte encontrado de seguro hubieras quemado tu departamento." O "Incluso quemas el agua. Eres muy malo para la cocina. Lo bueno es que me tienes aquí y así podremos comer bien." Katsuki siempre lo decía bromeando, pero Izuku lo tomaba de mala manera. Si ni siquiera podía alimentarse debidamente, ¿Cómo pretendía escapar de ese lugar? Katsuki notaba el cambio en su aroma, y luego siempre lo hacía sentir bien.

Durante esos días Izuku no tenía permitido salir, pero eso sólo sería momentáneamente, pues Katsuki no sabía si los vigilaban o algo, entonces sólo él podía salir dejando a Izuku con bastante seguridad en todas las puertas de la casa.

También lo consintió bastante y le compró varias películas, cómics, un teléfono, una consola y varios video juegos, con los que una vez aprendió a usarlos no se despegó de ellos, o eso creía el rubio, pues se iba y el jugaba, y al regresar lo mismo, sin embargo el peliverde se tomaba descansos muy largos y ordenaba toda la casa, y siempre procuraba terminar antes de que Katsuki llegara, así podría jugar un poco más.

Las cenizas de su madre fueron esparcidas en un bosque. Izuku recordó que en una conversación que tuvieron ella le mencionó que si llegase a morir no quería ser enterrada sino que cremaran su cuerpo y luego esparcieran sus cenizas en un lugar tranquilo, los de todo mundo, y así fue. Nunca nadie iba al bosque, siempre estaba solitario, así que fueron y las repartieron juntos. Ahora ella descansaría en paz.

Izuku tenía lo necesario en ese lugar. Tenía comida buena y sana, no lo lastimaban, no le gritaban, no tenía que denigrarse para poder alimentarse, y estaba con la persona que amaba. Todo estaba bien, pero sabía que no tenía que acomodarse pues eso sería temporal.

Le parecía absurdo que Katsuki pensara que los vigilaban, sabía que Hitoshi no haría algo así tan pronto, pero agradecía que se preocupase por él y su bienestar.

Ese día el rubio tuvo que irse más temprano de lo habitual a su trabajo, pues el día anterior tuvieron unos cuán problemas con las finanzas y tenía que resolverlos rápido, así que así como se fue de temprano también llegaría muy tarde, sin embargo Izuku lo esperaría como siempre.

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