El movimiento brusco del barco me despertó. Me quedé dormido sobre mis brazos que estaban en el timón de rueda. No recuerdo cuánto tiempo pasó, pero debió de ser horas, porque el sol ya se ocultó y en su reemplazo, se levanta una luna brillante, amplia y grande, cuya mitad se esconde entre las aguas en el horizonte. El cielo tiene cientos de estrellas en diferentes puntos. Levanto la mirada y muevo mi cabeza para mirarlas todas. Tengo la sensación de estar envuelto en ellas, como si estuvieran muy cerca de mí, como si pudiera empujarlas cuando respiro.
Me levanto los cabellos que tengo en la frente y muevo mis manos para que se le quiten la sensación de pesadez y ese hormigueo desagradable por haber soportado parte de mi peso. Una brisa suave calma el sudor que tengo en mi rostro. Miro el océano, pero no logro ubicarme por dónde estamos, así que busco el mapa. Recorro con mi dedo los espacios, las líneas oblicuas y algunas señales que me indiquen si estamos en el camino correcto y después de unos minutos, encuentro la ruta. Vamos bien. Enrollo el pergamino y lo guardo. Miro hacia atrás y el barco está en silencio, mientras que el otro, donde vienen las criaturas de la reina Deméter, caminan por toda la superficie y algunos descansan en los mástiles dañados. Avanzo hacia la cubierta y encuentro a Marie descansando en la cama. Tiene sus piernas colgando en el aire. Lo gracioso de su posición me saca una sonrisa. Me acerco en silencio para subirle los pies, pero me detengo justo a tiempo antes de tocarla. Le miro y siento tristeza por ella. ¿Cómo se sentirá no poder tocar a nadie? Me enderezo y bajo los brazos. Ahora que la veo con atención, es una chica muy joven. No debe tener más de diecisiete años y se ha metido en muchos problemas a causa de la magia que posee. Ayudó a destruir nuestro hogar donde la consideran una traidora, y en el reino de Capella la admiran por ser la persona que les ayudó a ganar la eterna guerra que nunca podrían haber ganado sin ella. Pero también, tiene enemigos que quieren matarla, y todos ellos pertenecen a la nobleza, a una fuerza superior a las demás, o que era la más poderosa, antes de que aparecieran las hechiceras. ¿Será cierto lo que dijo la reina Deméter? ¿Ellas serán los verdaderos descendientes de los dioses? Si es así, ¿dónde quedamos los nobles? Somos tan iguales como los plebeyos, solo que tenemos una corona en la cabeza y eso nos da el poder para gobernar una nación, poder que hemos adquirido usando la fuerza. Tal vez Marie siempre tuvo razón, las jerarquías, no deberían existir. Me doy la vuelta y comienzo a subir las escalerillas hacia la superficie, pero su voz me detiene.
―¿Príncipe? ―me llama. Su voz soñolienta casi como un susurro. La miro. Se levanta sin tocar el camarote y se recoge sus cabellos para hacerse una media cola. Se pasa la parte posterior de su mano derecha por los ojos, hasta que despierta totalmente.
Le doy una sonrisa.
―Creo que después de todo, te has ganado la confianza para llamarme solo Talorg ―comento con un tono de diversión.
Se mofa de mí y se pone de pie.
―¿Y las leyes de la corona?
―Ya nada de eso existe. Así que solo Talorg.
Mueve su cabeza para indicarme que está de acuerdo.
―¿Necesitabas algo? ―me pregunta.
―No ―hago una pausa y se me ocurre una idea―. O sí. El cielo está muy hermoso y tal vez pensé que te gustaría verlo conmigo.
Sus ojos se conectan con los míos y me da una sonrisa. Al subir, las escalerillas crujen bajo nuestros pies y salimos de la cubierta; puedo sentir el aire fresco con un aroma a algas y sal. La sombra de la bandera de Capella ondea sobre nosotros. Las aguas forman ondas tranquilas mientras nuestro barco avanza a un ritmo lento y preciso. A lo lejos, el reflejo plateado de la luna en el mar, resplandece un reflejo azulejo a nuestro alrededor y esta nebulosa, mezclada con el intenso brillo de las cientos de estrellas, me proporciona una seguridad lejos de todos los reinos y guerras. Una calma que no había sentido desde hace mucho. Quizás son todos los elementos de la naturaleza o quizás es la compañía de Marie.
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El último reino
Fantasía[Tercer libro de la trilogía La bruja rebelde] Aquellos que amas siempre pagan las consecuencias de tus errores. ••• La guerra por el poder se acerca y solo uno de los dos reinos quedará en pie, pero la reina Deméter no es un peón más en este enfren...