♚CAPÍTULO 7 - MARIE♛

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Después del almuerzo, el rey Dálibor realizó una reunión donde participé. Cuando entré a la habitación de armas, estaba la reina Deméter, las Mujeres Cuervo, Talorg, Petruccio, Didacus, una de las Viejas del Oráculo y Alexandru. Todos me miraron cuando entré y éste último cerró la puerta a mis espaldas. Me estaban esperando. Me coloqué al lado del guardia y el rey empezó a explicarnos el plan de batalla "Defensa y ataque". Era sencillo, pero eficaz y lo que nos aseguraba, era cuidar y minimizar los ataques al reino, y por otro lado cumplir con el objetivo principal: matar a la reina Annie. Me recordaba mucho a los planes de batalla de Achernar. Todos escuchábamos con atención y proponíamos nuevas estrategias. En resumen, en la defensa estarán Petruccio liderando el ejército de Capella, el príncipe Talorg y Didacus; mientras que en el ataque, estará la reina Deméter, las Mujeres Cuervo, Aleksandru y yo.

Pasamos horas reconociendo los espacios del reino, sus fortalezas y sus debilidades. Esa era una de las ventajas de esta guerra: el enemigo vendrá a nuestra casa. El lugar que conocemos mejor que nadie y en el que nos podremos movernos con facilidad. Las Mujeres Cuervo se transforman y vuelan, al mismo tiempo que la reina de Las Aguas Encantadas, Aleksandru yo exploramos las tierras. Los demás, están entrenando con los guardias y preparando las armas de largo alcance para poder combatir o contrarrestar el ataque de los dragones. Se han formado dos grupos dentro de la guardia real. Los que defenderán por tierra y por aire. El rey, ha declarado toque de queda especial y todos los aldeanos están dentro de sus casas. Las calles llenas de alegría y alboroto que vi en la mañana, ahora lucen vacías. El silencio es incómodo y presagia días de dolor y pérdidas. La reina avanza hasta el otro lado de la calle, cerca de la plaza central. Puedo sentir que tiene una conexión particular con las Mujeres Cuervo, porque puede ver a través de sus ojos. Las aves son las que le indican los espacios y lugares por los cuales debe avanzar. Ahora entiendo por qué antes de arribar a las tierras de Capella, envió a una de ellas a inspeccionar el lugar. En realidad lo que hizo fue ver a través del ave, el reino antes de llegar.

―Es bueno tenerte de regreso ―lo que dice Aleksandru rompe con mi concentración. Le miro. Caminamos justo por la plaza central y los pilares proyectan sombras hacia él, luego le llegan los rayos del sol. Lleva el traje rojo de todos los guardias, pero tiene una sonrisa en la cara a diferencia de los demás.

―Gracias ―respondo y esbozo una sonrisa―. Tratamos de hacer esta misión lo más rápido posible.

―Y lo lograron ―dice. Estira su mano para indicarme por cuál calle debemos ingresar para darle el encuentro a la reina―. Fueron pocos días.

―Necesitaba ver a mi hermano. No dejaba de pensar en él.

Nuestros ojos se conectan. Asiente en señal de afirmación.

―He tratado de estar atento para cuidarlo sin que nadie sospeche. Siempre lo veía ir a su habitación al finalizar el día.

―Eso me llena de tranquilidad ―susurro―. Pero lo he encontrado un poco callado y extraño. No sé si es todo esto que le está afectando.

―Es probable. Se acerca una guerra. No es para menos. Con el ataque que hará la reina, muchos morirán. No podremos salvar a todos. Nunca se puede salvar a todos.

La frase me trae amargos recuerdos. Mi padre. Se me encoje el corazón. La sombra de uno de los cuervos pasa por encima de nosotros. Levantamos la mirada al unísono y vemos al ave posarse en una de las banderas de la casa más cercana a nosotros. Nos observa con atención y grazna, pero su peso rompe con la madera y alza vuelo otra vez. Se pierde de nuestra vista.

―Nos sigue vigilando ―murmuro.

Él frunce el ceño.

―La reina Deméter es... rara ―susurra la última palabra de modo que solo yo la oiga.

El último reinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora