Capítulo 33.

1.1K 166 13
                                    


A cambio de quedarme con él pedí que me contara de la muchacha que lo tenía así de enamorado, sin ganas de hacer "la vida loca" como años anteriores.

Tiziano me contó de una estúpida historia de lo que había sentido en sus años de adolescente y lo que pasó luego cuando llegaron a vivir a la gran cuidad. Si bien podía ser cierto que hablaba de un "ella", nadie podía sacarme de la cabeza que se trataba del actual novio de Rocco. Lo que más me sorprendió e hizo dudar de mi certeza con respecto a que se trataba de Tomás fue que me contó que habían tenido una oportunidad... quiero decir, no es como si Tomás no fuera gay, pero el hecho que lo hubiera aceptado me parecía extraño. Más aún, que Tiziano hubiera admitido algún tipo de enamoramiento era aún más raro.

Pensé que quizás yo estaba completamente equivocado y todo era un error mío, que yo me estaba mintiendo a mi conveniencia.

Luego él no quiso hablar más y trató de indagar sobre mi vida. Le sonreí con amabilidad y cambié de tema por cosas triviales, sin importancia, porque esa información no se la daría, ni siquiera borracho.

No es como si me hubiera embriagado mucho, para eso ya estaba Tiziano que a pesar de mis reiteradas advertencias no había dejado de beber. Incluso me arrastró a bailar con unas muchachas a pesar de que sabía que a mí me gustaban los chicos. Decidí acompañarlo y hacerle de chaperón por unos minutos, a él no le vendría nada mal una revolcón de una noche, incluso cuando noté que se estaba entendiendo bien con la chica me tomé el trabajo de llevarme a la otra a la barra, pero ellos dos rápidamente nos alcanzaron.

Las chicas se retiraron al baño con la promesa que no tardaban en volver y me giré a Tiziano que miraba distraídamente el lugar. Para ese momento mis amigos ya se habían dado cuenta que esa no sería mi noche y me habían estado llamando para poder irnos de allí, a otro lugar donde sí pudiera conseguir una cita. Pero no podía simplemente dejar a Tiziano sin avisarle, así que aproveché ese momento para hacer.

—Escucha —dije llamando su atención. De inmediato se giró a mí y me sonrió parpadeando con lentitud. En serio él estaba muy ebrio. —Debo irme ¿De acuerdo?

—¿Por qué?

—Porque claramente tú tienes una salida con la muchacha y yo quiero mi salida también —dije afirmándolo por los hombros para que dejara de tambalearse en su intento de pararse frente a mí. —Es obvio que la chica se irá contigo y yo no me quiero ir solo ¿Entiendes?

—Vámonos juntos Josh —dijo dolido. —Yo quiero ir contigo.

—No. Tú no entiendes —lo corté apretando mis manos en sus brazos. —Tú te irás con esa chica a tener sexo y yo quiero lo mismo. Pero aquí no lo voy a conseguir y quiero ir con

—¿Me cambiarás por un poco de sexo? —interrumpió con sus ojos entrecerrados. Se soltó de mí y bufó de mala gana. —Eres una persona horrible Josh.

—¿Disculpa? —consulté con sorpresa. —Tiziano tú te irás con esa chica y yo

—Yo no quiero irme con ella ¿De acuerdo? —volvió interrumpir levantando su mano para pedir otro trago. Pero se lo impedí. —Si me voy con ella debo estar más ebrio que esto...

—Pues no te dejaré tomar más y ahora estoy hablando en serio.

—Entonces ven conmigo —dijo acercándose un paso a mi para poder enfocar sus ojos en mi rostro. Negué con la cabeza. —Entonces no te metas en mi puta vida y simules que te importa un carajo lo que me pasa.

Me dio un suave empujó y volvió a llamar al muchacho de la barra que se acercó despacio sin dejar de mirarme. Él me estaba pidiendo autorización para servirle o no otro trago.

—Está bien —dije luego de detener al barman con un movimiento de cabeza. Esperé a que Tiziano me observara para continuar. —Está bien. Iré contigo, pero nos vamos ahora.

Sonrió grande antes de poner un brazo sobre mi hombro y comenzar a movernos hacia la salida. No lo aparté porque yo sabía que de hacerlo caería al piso, de verdad, creo que nunca lo había visto así de borracho antes. Sí muy drogado, pero no así de tomado.

Afortunadamente el bar donde nos encontrábamos no quedaba muy lejos de su casa así que no fue mucho lo que tardamos en llegar. Él llevaba su peso completamente apoyado en mi cuerpo y fue bastante doloroso porque Tiziano me superaba en peso y altura, sin embargo no me quejé, él se había mostrado bastante susceptible esa noche y no quería otra escena de lástima.

Me encargué de abrir la puerta y lo acompañé a que se sentara en su cama mientras hacía una rápida inspección del lugar. El departamento era pequeño y acogedor, idéntico al de Milo, pero con más cosas y menos espacio debido a la cama doble que ocupaba un rincón.

—¿Estarás bien? ¿No te dormirás y vomitarás y terminarás ahogándote? —quise saber ayudándolo a quitarse sus zapatillas. Tiziano se limitó a reírse suavemente. Levanté mi rostro y lo encontré observándome fijamente. —¿Qué me ves?

—Tú pareces un mal tipo, me tratas mal y todo eso, pero mírate, estás aquí, sacando mis zapatillas y preocupándote por mí.

—Lo haría por cualquiera —me apresuré a decir poniéndome de pie para alejarme, pero Tiziano fue más rápido y tomó una de mis manos.

—Aun así... gracias.

Respiré profundamente y contuve el aire. ¿Por qué me estaba poniendo las cosas tan difíciles?

Intenté soltarme de él, pero apretó mi mano con más fuerza.

—Yo no sé si estaré bien esta noche. Quédate ¿Sí?

—No —respondí de inmediato. Tiziano largó una carcajada y tiró de mi mano para acercarme a él.

No entendí qué era lo que pretendía al principio, pero luego, cuando sus brazos me rodearon y su cabeza se apoyó en mi vientre, recién allí noté que me estaba abrazando.

No supe cómo reaccionar. Incluso creo que tardé más de la cuenta en darme cuenta de la situación en la que me encontraba. Y lo hice sólo cuando él habló.

—No quiero estar sólo esta noche... hablar contigo de Tomás me ha hecho pensar muchas cosas y no quiero estar solo —dijo apretándome aún más a él.

Tarde Pero SeguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora