MI PRIMERA VEZ CON MI HERMANO DE ACOGIDA.

3.

Wen en multimedia.

Capítulo 3.

Narra Sam:

Tengo miedo a enamorarme y más hacerlo de Brandon, mi supuesto hermano, aunque yo lo consideraba todo menos eso.

Ya bastante tengo con que me guste, y no debería provocarme eso que me provoca cada vez que lo veo.

Pero eso no podía ser, yo no podría ser tan estúpida, llevaba poco tiempo aquí aunque ya me parecía una eternidad.

Me encontraba en la cocina, Cara y Marie habían salido a trabajar desde temprano y no vendrían hasta la hora de la cena.

Lamentablemente Cara tenía un trabajo los fines de semana aparte de lo de ser directora en la escuela a la que asistía.

Aveces dejaban el desayuno preparado, pero teníamos que hacer lo que comeríamos. Y al revés.

—¡Wen!— grita por lo que reconozco la voz de Blake— ¡Les toca hacer el desayuno!— gritó.

Lo vi entrar por la puerta de la cocina y lanzarme un beso por los aires, seguido de Christian y Brandon, atrás venía Wen, arrastrando sus pantuflas de Bob Esponja.

Reí.

—No les haré el desayuno— espetó ella, sentándose en el comedor, a mi lado.

—Deberíamos pedir pizza— propuso Brandon.

Los chicos hicieron una afirmación y nosotras negamos.

—Es eso o comerse las sobras de la semana pasada, o las de ayer, ustedes elegirán.

Abrí la boca para responderles pero el grito de Brandon me hizo cerrarla.

—¡Tarde! Ya la estoy pidiendo— sonrió por mi reacción y de fue a la sala con el celular pegado a la oreja.

Solté un bufido.

—Idiota— solté sin pensarlo.

Wen a mi lado soltó una carcajada y se puso de pie nuevamente detrás de Blake. Yo seguía en la mesa con Chris.

—¿Y como dormiste, Herma?— preguntó, con una sonrisa.

Una mueca fue lo que le regalé.

—Bien, Wen ya dejó de roncar— me burlé.

—¡Te he escuchado, rata!— gritó.

—¿Y como te sientes acerca de tener nuestro apellido?— preguntó.

—No me molesta, me sienta bien el cambio de apellido— reí.

—Quiero hablar contigo— susurró— es algo que ya llevo viendo hace semanas y necesito ordenar mi revoltosa mente.

—Suéltalo— me encogí de hombros.

—¿A ti te gusta Brandon tanto con tu le gustas a él?

Me atraganté, si señoras y señores, con mi propia saliva.