[Harry]
Aparecimos en medio de la pista, claramente los Malfoy adoran hacer entradas a la grande.
Aún era temprano, mucha gente aparecía a nuestro alrededor, otros más llegaban mediante polvos Flu, mientras elfos domésticos pedían su abrigos y ofrecían bocadillos, al fondo estaba un trío de centauros con instrumentos musicales amenizando la fiesta, era la primera vez que veía a centauros tocando para los magos.
Draco y yo aún estábamos tomados de la mano, al mismo tiempo las inquietantes miradas ya estaban sobre nosotros.-Nos están observando Harry- murmulló Draco.
-¡claro que lo hacen!, no no notarme es casi imposible, ahora imagina que El Niño que vivió esté tomando la mano del hijo de Lucius.- Dije sereno, burlón, debíamos estar relajados, no abrumados.
-Maldito Narcisista Potter- Exclamó Draco con un tono burlón, espontáneo- Te adoro- remató en el preciso momento.Acto seguido sus labios se encaminaron a los míos y me beso, frente a todos, no importó nada, me beso para decirme a mi y a los presentes: Es exactamente lo que están pensado y lo amo.
-¡Draco!- gritó una poderosa voz al final del pasillo, Lucius lo había visto.
Era evidente que nuestro beso había logrado que en la fiesta se escucharan cuchicheos y murmullos pero eran inaudibles para nosotros, retumbaba como el eco, la estridente voz de Lucius, petrificados era poco para nuestra situación.
-Padre, ¿llegue temprano?- dijo Draco con la voz más serena que pudo emitir.
-¡Al estudio!- hablo ahora un Lucius, enojado y confundido, pero tratando de conservar la calma, para todos los presentes.
Draco camino sin soltarme de la mano, en mitad de toda la gente nos dirigimos hacia el estudio de la casa, no estábamos hablando, no había ruido ahora, salvo el de nuestros pasos, pero en cierto momento escuchaba su respiración agitada.
El camino parecía eterno, la casa era grande, pero teníamos esa sensación de no querer llegar, como cuando haz hecho una travesura y te has refugiado en tu habitación, a la par tus padres gritan tu nombre pidiéndote vallas a su habitación, era el mismo sentimiento, salvo que ahora no éramos unos niños y nuestra única travesura era querer estar juntos.Llegamos finalmente a la enorme puerta de roble, donde era el estudio de la Mansión Malfoy, ciertamente el estilo era ostentoso.
-Espera aquí Harry- dijo Draco una vez más.
No estaba seguro de poder dejarlo ahí, no sabiendo que podía ocurrirle algo.
-No Draco, juntos, juntos ahora, juntos para toda la vida- dije mientras abrazaba su cuerpo.<<Petrifficus totaluss>>
[Draco]
Harry siempre había sido un terco y aunque adoraba que no quisiera dejarme solo, la realidad era que esta era mi batalla, no podía pelearla nadie más y había un simple motivo, siempre había estado a la Merced de mi padre, siempre leal a sus órdenes, anteponía sus ideales a los míos.
Pero hoy, la historia no se repetiría, hoy haría la propia, hoy le diría a Lucius Malfoy, ¡No!, por primera vez.Aún petrificado, Harry se veía adorable con su pose tan protectora y heroica.
-Estupido Potter, no sabes cuanto te amo- dije en un suspiro.
Gire y observe la imponente puerta, era la hora, entre al estudio, donde cientos de libros se apilaban, tanta información, tanto conocimiento, cuando era un pequeño y leía las Aventuras de Beddle el Bardo sentado en el gran sofá grisáceo, mientras mi padre leía algún otro y probablemente aburrido libro, no podía evitar sentirme como el más afortunado, curiosamente hoy también lo sentía, una emoción pequeña pero persistente.
Al fondo en un pequeño sofá, estaba mi padre, dándome la espalda, pensé que tal vez así sería más fácil para ambos.
-¿Sabes que podría conjurar un obliviate para que olvidaras por completo a Potter? ¿No?- habló mi padre.- Había escuchado rumores, pequeños cuchicheos acerca de ustedes dos... siempre me negué a creerlos-
-Padre, dos cosas, borrar la existencia de Harry, sería borrar mi vida- Dije fuertemente.Curiosamente lo era, era quitar tanto de mí y no en lado solo romántico, sino, real, ¿cuantos recuerdos no teníamos juntos? Y no solamente lo recuerdos donde había más personas cerca de nosotros, si no, ¿de nosotros solos?, claramente quitarlo de mi vida, era imposible.
¿Por qué el Draco?, no era suficiente que fuese ya un hombre con quien decidieras empezar una relación, apostaste a lo alto y llegó ¿Harry Potter?- musitó ahora, con confusión, más no, con coraje.
-Me he ganado el premio mayor- exclamé, riendo por lo bajo pero sabiendo que en efecto, había ganado el premio mayor.
Mi padre ocupaba respuestas y yo no sé las había dado. No aún.
-Padre ¿recuerdas mi primer año en Hogwarts? Estabas realmente angustiado por todo lo que conllevaba que asistiera, tenías miedo ¿recuerdas?- dije mientras buscaba las siguientes palabras.-Te puedo asegurar que estabas nervioso, por que sabias que no estarías ahora, para protegerme, para evitar que algo me ocurriera... A ti no te consolaba el que Hogwarts fuera una escuela segura y te juraban y perjuraban que todo estaría bien, tú corazón de padre, no te permitía evitar ese sentimiento de preocupación.- Lucius estaba viéndome fijamente a los ojos, casi suplicando que continuara.- esa misma preocupación estaba, cuando se avecinaba la guerra, cuando todo el asunto de ser mortifago hacia qué sintieras mil Crucio al mismo tiempo cuando sabías que estaba en peligro, jamás de ser tu hijo, jamás me dejaste de querer-...- ¡Lucius Malfoy! Sabemos que te has equivocado en muchas ocasiones y aunque tus acciones parecieran aveces decir lo contrario, lo cierto es que me amas y darías todo, tu vida entera, para que yo estuviera bien, yo tú hijo, tu sangre, tú mejor regalo- dije cada palabra con el alma, desgarrándose, era tan difícil decir la verdad, hablar sinceramente.
Había lágrimas en los ojos de ambos, sentimientos encontrados, recuerdos amargos, felices, algunos que era mejor olvidar, pero, sobre todo, sentía el amor y este no dejaba de ser la magia más poderosa.
-Yo se que te preocupan ahora mismo tantas cosas, más allá de los murmullos y habladurías de la gente, sobre nosotros, si Padre, Harry y yo, te aterra que alguien nos pueda dañar, se que Harry aún tiene enemigos y que claramente estar cerca de el me hará blanco de ellos, pero mi peor enemigo, sería tu desprecio, puedo con todo, pero no con eso.- terminé de hablar, no había sonido que pudiera emitir, palabra que mi mente procesará, solo estaba esperando su respuesta, la necesitaba.
Silencio.
Silencio.
Silencio.
-Poo...tter, Harry, éeel, ¿te protegerá?- dijo con la voz más quebrada y temblorosa que jamás hubiese escuchado.
-Lo haría con la vida, no cabe duda-
Hablé fuerte, sereno, aliviado, por que lo había entendido todo.-Eso espero.- hablo un Lucius reconfortado- Habrá de demostrarlo, hombre, mujer o quimera, deben de probar ser digno de un Malfoy.
-Lo hará papá, pero ante mis ojos, lo ha probado con creces- dije orgulloso de mi hombre.
-Draco, jamás me interpondría en lo que te hace feliz, aún cuando todo el mundo se oponga, si tu lo deseas, te apoyare... Claramente me aterra el tema que estes con alguien como Potter, alguien a quien en el pasado hice daño, aun así, creeré firmemente que él te ama y te defendería hasta la muerte., ahora sin más, ve por el, tenemos un anuncio que hacer..., al mero estilo Malfoy.- dijo mientras se dirija a la puerta de el estudio.
Todo había salido mejor de lo planeado.
-Ehhh... Draco, tú ¿novio? Está petrificado a la entrada, porfavor resuélvelo y, ¡Por Odín! Espero no haberme equivocado. - dijo esquivando el cuerpo de Harry.
-Antes de revertir el hechizo, queda una última parada.- pensé.