Frente a frente, sus ojos se mantenían fijos, oscurecidos por la silenciosa lujuria que les atormentaba. Sus expresiones eran neutras, ninguno quería ceder ante la situación. La habitación estaba iluminada por una suave luz, proveniente del foco que estaba ubicado justo sobre ellos. La tensión sexual era palpable entre ambos, se deseaban con locura, con demasiada locura.
El de cabellos rojos sonrió de lado, recargando su cuerpo hacia atrás, con sus manos aguantando su peso sobre la cama. Alzó su mentón para verle desde arriba con arrogancia y algo de burla.
El cuerpo ajeno se tensó ante su mirada, pero no apartó sus ojos, demasiado orgulloso. Se mantuvo firme, sosteniendo su intensa mirada, como si el hecho de estar amarrado en la silla sobre la que estaba no fuera degradante en lo más mínimo. El contrario se había encargado, con manos ágiles y expertas, de atar sus extremidades a la silla con ayuda de cuerdas especiales. Sus piernas y muslos estaban atados a los barrotes inferiores, ajustándose perfectamente a su cuerpo, mientras que sus manos fueron atadas tras el respaldo. La soga apretaba sus muñecas sin remordimiento, iban a dejar unas notorias marcas rojizas, eso era seguro.
La música se escuchaba alto en toda la estancia, incluso en el segundo piso, amortiguada levemente por las paredes. Cuerpos sudorosos y calientes bailando, restregándose sin ningún pudor unos con otros en la planta bja. Pero nada parecía perturbarlos realmente, en esos momentos solo eran ellos en medio de esas cuatro paredes.
-Honey, ¿Quieres que te suelte? - La voz grave del menor se escuchó sobre el murmullo de la música, llegando perfectamente a los oídos ajenos. Su sonrisa persistía en sus labios, mirándolo de forma altiva.
Podría haber asentido y terminado antes con su tortura, pero la idea de hacer enojar aún más a su menor era mucho más llamativa a sus ojos. Se limitó a ladear su cabeza, fijando sus ojos afilados en él. ChangKyun frunció su ceño y chasqueó su lengua.
¿Cómo habían terminado así? Ambos lo sabían muy bien, aún con unas cuantas gotas de alcohol en sus sistemas. JooHeon había hecho enfurecer a su menor horas antes, cuando se encontraban entre la multitud.
Sus cuerpos estaban mojados con sudor, sus tímpanos colapsados por la música tan alta y el alcohol corriendo por sus venas. Las luces decorativas los cegaban, pero aún así, los ojos del menor pudieron encontrar a su mayor en medio de ese mar de gente. Estaba sentado en uno de los taburetes frente a la barra de su propia casa, bebiendo lentamente, sintiendo el ardor recorrer su garganta y extenderse por todo su cuerpo. Su sangre hirvió, pero mantuvo su expresión imperturbable, aún cuando sus ojos se encontraron con los del pelinegro. ChangKyun era paciente, de mucho autocontrol, pero todo esto le estaba sacando de quicio. Estaba molesto, la rabia lo consumía completamente y no era la primera vez.
En el calor del momento
Cuando estás solo y sin aliento
Se levantó, sin quitar su vista del azabache, pasando sus ojos lentamente por todo su cuerpo, apreciando como las cuerdas acentuaban sus muslos deliciosamente, justo donde el quería dejarse caer.
¿Qué te hace seguir?
¿Qué ves en tu cabeza?
-Honey, ¿Por qué insistes en hacerme enojar?- Susurró suavemente, caminando alrededor de él en un círculo. Al volver al frente, se acuclilló entre sus piernas y apoyó su mejilla en uno de sus muslos con una fluidez impecable.
Formó un puchero, viéndose jodidamente tierno a ojos del mayor. Sin embargo, esa misma cara dulce podía convertirse en un demonio, lo sabía muy bien, y le fascinaba. No respondió en absoluto.
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ALL ABOUT LUV x MONSTA X
FanfictionPorque tras de cada verso de una canción se esconden sentimientos tan diversos, tan hermosos y puros, transmitiendo una historia que va danzando al compás de la melodía. De amores encantadores, sensaciones abismales, secretos compartidos y caricias...