Presente
California, 1999
Mientras Jessica estaba sentada en la cocina tomándose su té, vio a la artista en el patio exterior. Vistiendo unos pantalones negros de cordón y un top igualmente negro, Valentina estaba obviamente en un mundo al margen, donde Jessica siempre pensaba que estaba su madre cuando hacía su rutina de Tai Chi. La alta mujer se movía sin emitir sonidos, mantenía sus ojos fuertemente cerrados mientras se movía sin pensar realmente en lo que hacía.
La joven pensó que era extraño que tuviera la misma sensación viendo a Valentina en su rutina matinal que cuando veía la de su madre. Era una extraña sensación de tener la escena a medias como incompleta. Como si sólo estuviera viendo una parte de la foto, esperando a que algo más se viera. No lo comprendía, pero tampoco lo había vivido. Desde que se trasladó a vivir con la silenciosa y reservada artista había sentido varias sensaciones extrañas como esa.
Valentina intentó explicarle que probablemente serían recuerdos de su niñez. Continuó diciéndole a Jessica que no sería tan extraño que su toque o su sonrisa le resultaran familiares a la joven, considerando que Valentina había vivido con ella dos años de su vida.
JV salió de sus pensamientos mientras Valentina se adentraba, apropósito desordenándose el cabello mientras andaba. La joven nunca había vivido con alguien que abarcara toda las gamas de emociones como Valentina lo hacía. Abierta y apasionada, pero también tosca y melancólica. Había días en los que podían pasear por la ciudad y Valentina apoyaba su brazo alrededor de sus hombros de la misma forma en que su madre deslizaba a veces su brazo alrededor de su cintura. Y por el contrario, había días en los que extrañamente intercambiaban unas pocas palabras. Valentina se disculpaba y le explicaba que la fecha de su exposición se acercaba y que estaba tensa por ello.
De mientras, en ese momento Jessica estaba inmersa en sus propios pensamientos trabajando en una pintura en especial. Estaba realmente acabada, pero ella aún necesitaba enmarcarla. Era un dibujo en lapicero y tinta de su madre y Jessica cuando era una bebé. La había creado de una foto que JV siempre llevaba con consigo. Había trabajado arduamente en el cuadro dispuesta a acabarlo a tiempo para que fuera su regalo del día de la madre. Andaba un poco justa de tiempo, pero había un sitio en Dana Point en el que podrían darle un acabado mate y enmarcarlo en tan solo dos días. Después de que Valentina trabajara en su mesa de dibujo durante un par de horas, volvió a entrar en la cocina por un vaso de té helado.
“Dime de nuevo para qué nos hemos gastado tanto dinero para una mesa de dibujo para ti...” Preguntó Valentina divertida.
Jessica tenía esparcido por toda la mesa de la cocina; papeles y carboncillos de diferentes durezas. La joven sonrió tímidamente a la alta mujer y se encogió ligeramente de hombros.
"Realmente no lo sé".
“Es lo que estaba pensando...”. Le respondió Valentina con una sonrisa.
Jessica se movió al estudio y Valentina salió fuera, haciendo el recorrido hacia la parte de atrás de la casa y el gran jardín japonés. Ese era su rincón de la tranquilidad. La sombra fresca de los bambúes y el sonido de la cascada de agua cayendo por la roca natural le ayudaban a relajarse más que cualquier otra forma de meditación. Bebió de su fría bebida y se preguntó qué pensaría Juliana del jardín. Valentina sonrió. La pelinegra probablemente querría sacar su portátil y escribir, sentándose allí mismo, en el pequeño sofá. Juliana había sido siempre capaz de escribir en cualquier parte. Tal vez por ello era por lo que la escritora y la artista encajaban tan bien. Estaban cortadas por la misma tijera. ¿Qué había dicho Juliana una vez? Sí, dos lados de la misma moneda. Siempre que Valentina quedaba con su joven amiga para cenar o para tomar algo, inevitablemente Juliana no se relajaría y estaría buscando inspiración para escribir al llegar a casa. La artista entraría en un bar o restaurante y encontraría a Juliana garabateando furiosamente en servilletas. Si tenía una idea simplemente tenía que plasmarla en papel, no fuera que perdiera el sabor o el sentido de las palabras. Del mismo modo, cuando Valentina tenía algo en la cabeza de qué hacer un buen dibujo o una buena escultura, podía ponerse a esbozar la idea en lo que fuera que tuviera a la mano en el momento. Uno de sus trabajo más caros hasta la fechas había surgido en un supermercado a un lado de una bolsa de papel.
![](https://img.wattpad.com/cover/211938215-288-k460886.jpg)
ESTÁS LEYENDO
None So Blind (Juliantina)
FanficLa escritora de Chicago Juliana Valdés no ha visto a la mujer de la que se enamoró durante casi 15 años. Por otro lado, Valentina Carvajal se ha convertido en una de las artistas más reconocidas en el país, y ha pasado los últimos casi 15 años trata...