Pasado
Enero, 1985
Juliana estaba sentada en la mesa de la cocina tomando una taza de té cuando Valentina fue hasta la cafetera. Como siempre, la pelinegra había hecho el café de Valentina a la vez que su propio té. Por la mente de Valentina cruzó ese mismo pequeño pensamiento que tenía cada mañana: se preguntó qué haría sin esa joven. Volviéndose hacia la mesa, murmuró un gracias y se paró al mirar el rostro de Juliana. Era imposible para Valentina no notar que su amiga había estado llorando después de vivir tantos ellos con ella.
"Cariño, ¿qué pasa?" Le preguntó Valentina con preocupación.
"Yo...". Comenzó Juliana, pero calló de golpe y le ofreció a Valentina la hoja que tenía en sus manos
Valentina miró a la sentada mujer y rápidamente leyó la carta de la Universidad de Chicago. Por supuesto que no se esperaba aquello. Pero los inviernos de Chicago no serían peores que los de Maine, ¿no? Y mientras pudieran seguir juntas, podrían ser una familia donde fuera.
"Es una buena noticia, ¿no? Me refiero a que el hombre con el que has estado trabajando era el mejor según tú, Juls. Bueno, ¡demonios!, puedo hacer lo que hago donde sea, si nosotras...". Fue entonces cuando Valentina miró a los ojos de Juliana.
La joven retiró su mirada y Valentina finalmente se dio cuenta. No habría un nosotras en esa historia.
Sus rodillas flaquearon y se sentó con rapidez en una silla de la mesa, frente a Juliana.
"Oh...". Fue todo lo que Valentina fue capaz de decir.
La mujer mayor miró nuevamente la carta que tenía entre sus manos. Sus dedos peinaron su despeinado cabello en un intento de darse tiempo para comprender qué estaba sucediendo. Lo único que podía sentir era su sangre, golpeándole furiosamente en las sienes. Entonces recordó las preguntas que Juliana le había hecho la noche anterior. ¿Juliana quería dejarla porque creía que no la dejaban avanzar en su vida personal?
"Juliana, si es por lo que me preguntaste ayer por la noche, sobre lo de que no quede con nadie...". Dijo Valentina, pero fue interrumpida de golpe.
"He conocido a alguien". Anunció Juliana rotundamente.
Valentina sintió como si le hubieran golpeado en el estómago. Despacio, tomó aire para alejar la sensación de náusea.
"¿Qué?" Cuestionó Valentina sin podérselo creer.
"En Chicago, en la Universidad". Le explicó Juliana sin poder mirar a los ojos a su amiga.
Juliana no quería mentir, pero sabía que Valentina la conocía muy bien. La artista lo notaría y Juliana sabía que no sería capaz de pelear ante los persuasivos argumentos de Valentina. Juliana hizo lo único que sabía hacer. Hizo que Valentina se sintiera como si estuviera en medio del camino a su felicidad. Juliana se dio cuenta de que a Valentina no le importaba que haya encontrado a alguien para sí misma, pero sí le importaba el negárselo a Juliana. Así que la joven se inventó un novio como argumento.
Valentina se sintió como si se muriera en esos momentos. Las palabras de su madre llegaron hasta ella y tenían razón. Nunca le había dicho a Juliana la verdad que había en su corazón y si había existido la oportunidad antes, esta se había esfumado. El corazón de Juliana finalmente había encontrado a alguien más.
Alzó la mirada hacia la joven frente a ella. La cabeza de Juliana estaba inclinada y lágrimas comenzaron a escaparse de sus ya inundados ojos. Como siempre, esas lágrimas llegaban al corazón de Valentina como ninguna otra cosa lo hacía o pudiera alguna vez hacer. Valentina se maldijo a sí misma en silencio. Juliana seguro estaba ansiosa preguntándose cómo se habría tomado Valentina la noticia. Pensando probablemente en cómo Valentina podría estar sin ella.
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None So Blind (Juliantina)
FanfictionLa escritora de Chicago Juliana Valdés no ha visto a la mujer de la que se enamoró durante casi 15 años. Por otro lado, Valentina Carvajal se ha convertido en una de las artistas más reconocidas en el país, y ha pasado los últimos casi 15 años trata...