Walk me down the finish line

3.1K 466 423
                                    


NdA: PUES EL MANGA NOS HA JODIDO A BASE DE BIEN, así que vamos a alegrar un poco los caretos C: Muchas gracias por los votitos, estoy muy contenta ;; ¡Hasta el sábado que viene!

NdA: PUES EL MANGA NOS HA JODIDO A BASE DE BIEN, así que vamos a alegrar un poco los caretos C: Muchas gracias por los votitos, estoy muy contenta ;; ¡Hasta el sábado que viene!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aquel jueves por la mañana, Inosuke tuvo la certeza de que iba a empezar el día con el pie izquierdo.

Meses antes de casarse con su madre Douma se había mudado a vivir con ellos y desde entonces, era él quien se encargaba de despertarlo. Por supuesto, Inosuke ya no era ningún crío; hacía mucho que había dejado de serlo. Sabía de sobra que iba siendo hora de comenzar a programar la alarma del móvil por las noches para levantarse por su cuenta, pero de alguna forma se había habituado a aquella rutina, como hacía la gente con las cerraduras oxidadas que se abrían ejecutando un giro específico con la muñeca. Le costaba ponerse serio, plantarse y cambiarla. Además, la voz de Douma le resultaba un treinta por ciento más desagradable que el tono de alarma más estridente con el que pudiera contar su teléfono, lo cual conllevaba que su efectividad fuera mayor.

Por otra parte, a Douma tampoco le costaba nada darle los buenos días y aporrear la puerta de su cuarto unos segundos. Trabajaba en casa. Mayormente. Inosuke sabía que había escrito un par de guías espirituales repletas de paparruchas y engañabobos que (asombrosamente) se vendían enseguida, agotándose en las librerías en menos de una semana, y que de vez en cuando organizaba seminarios en otras ciudades a los que su madre le acompañaba cuando podía. Por lo demás, al contrario que ella, quien debía seguir un horario inflexible en el taller de costura donde estaba empleada, Douma curraba básicamente cuando a él le apetecía.

Cada mañana se levantaba antes que nadie para impartir sesiones de meditación por Skype, preparaba café, desayunaba con su madre y una vez que ella e Inosuke se habían marchado al taller y a la escuela, respectivamente, los pacientes acudían a sus citas a cuentagotas. Buena parte de ellos debido a problemas de ansiedad.

Douma había habilitado una de las habitaciones del piso superior para dar masajes: contaba con una camilla, un regimiento de velas aromáticas, frascos con aceites y un armario aprovisionado de sábanas limpias y fundas de almohada. Siempre cambiaba la ropa de cama después de cada sesión y aunque al principio a Inosuke todo aquel asunto le había parecido un poco rarito, pronto había descubierto que Douma no hacía nada que pusiera en entredicho la fidelidad de su matrimonio. Sus masajes le licuaban los órganos a cualquiera pero quitando eso, no podían ser más normales. Era verdad que arrastraba las palabras, rizándolas como el funderelele al hundirlo en una terrina de helado: el tipo hablaba como si flirtease con todo el mundo, pero aquello formaba parte de su personalidad.

Inosuke había intentado de todo para desenmascararlo ante su madre; desde fingir que iba a salir y a pasar tres horas fuera solo para regresar a hurtadillas, hasta esconderse en el cuarto de la lavadora y no contestar cuando Douma preguntaba si había alguien en casa. Zenitsu incluso le había ayudado a instalar una cámara, pero tras un mes de vigilancia sin presenciar nada sospechoso ni comprometedor, Inosuke había desistido y la había quitado él mismo.

High School Sweethearts (InoTan: AU escolar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora