Narra Elliot
Habían pasado unos días desde nuestra primera noche juntos y eso no quitaba la magia que sentíamos al hacer el amor. Cada noche transcurrida ha sido testigo del amor que nos damos, de cada caricia y de cada beso. Nosotros hemos sido felices. Tanto que me asusta. Tengo miedo de que tanta felicidad se vea perturbada.
_ Tengo algo para ti.- dice el pelinegro mientras se levanta y camina por la oscura habitación.
Me levanto y quedo sentado sobre la cama, la fina sábana oculta mi hombría pero es bastante evidente que estoy completamente desnudo.
_ Había querido dártela antes pero estaba esperando un momento especial.- comenta.
Él se sienta sobre la cama y me coloca en el cuello una fina cadena de oro con una pluma blanca, la cual resalta por completo. La tomo entre mis manos y le observo con detenimiento.
_ Es blanca...- digo confundido.
_ Cuando un rey del Reino Corvus se enamora...- se rasca la nuca avergonzado.- Como muestra de su amor le da una pluma de cuervo blanco, el contraste perfecto de su alma.- me enseña el suyo, el de la pluma negra que comparte con su hermana.
_ El balance.- digo mientras uno ambos collares.- Gracias Karl, es hermoso.- sonrío y me lanzo a sus brazos para abrazarle.
_ Eres la luz de mi oscuridad, Elliot. Eres la mejor parte de mí mismo.- me besa.- Eres mi todo, por favor no lo olvides.- susurra.- Incluso si algún día regresas a tu mundo iría por ti, yo no podría vivir sin ti.- concluye.
_ Nunca lo olvidaré incluso si estoy lejos.- pongo mi frente sobre la suya.- Y espero que tú tampoco.- añado.
Él había accedido a escuchar el cómo llegué aquí, y si bien fue complicado de procesar, él pudo entender cada cosa que le dije y no me trató como si fuese un loco, cosa que agradecí eternamente.
_ Pero ya basta de hablar de cosas tristes.- me levanto y pongo mis manos en su pecho.- Mejor hagamos el amor.- sonrío mientras muevo mis caderas.
_ Es un buen plan.- contesta mientras me toma de la cintura con fuerza.
Lo hicimos una y otra vez hasta quedar exhaustos, hasta que nuestros cuerpos estaban cubiertos de nuestros fluidos y hasta que el amanecer nos avisaba que ya era otro día, nos fundimos hasta que nos quedó claro a ambos que nunca sentiremos algo igual por otra persona.
Pero tal y como me lo temía la felicidad no duró tanto como deseábamos, alguien del reino nos delató y el rey Aarón aprovechó eso para arremeter contra nosotros, Karl por supuesto no cedió ante las amenazas de ser expuesto por sodomía y eso sólo provocó el desenlace de una guerra entre ambos reinos.
Todos los aldeanos corrían y gritaban de un lugar a otros mientras los caballeros del reino Fervens arremetían contras los caballeros del reino Corvus. Veía a todos sufrir y no podía evitar echarme la culpa.
_ Karl, déjame salir.- rogué.- Si me entrego todo esto se detendrá, por favor déjame salir.-mi voz es un hilo.
_ No lo pienso permitir.- me toma el rostro con sus grandes manos y me besa.- Si te entregas morirás a manos de la iglesia y yo no podría soportarlo.- concluye.
_ Karl, tu reino está sufriendo.- digo al borde de las lágrimas.- Si me entrego y tomo toda la culpa tu quedarás inmune, podrás seguir siendo rey y podrás ayudar a todos tus aldeanos.- concluyo.
Ambos quedamos en silencio, sé que el reino lo es todo para él y que lo ama tanto como a mí, es una decisión dura pero ambos sabemos que lo mejor es que me entregue, mi vida no vale tanto como la suya.
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The Story Inside The Book
Short StoryTodo libro guarda dentro de si una historia, la cual nos hace sentir diversos sentimientos. Uno de ellos es que nos sentimos parte de esa historia, de ese tiempo y de ese mundo. Elliot Barsh, un chico amante de las novelas históricas, un día encuent...