Narra Elliot
Escucho el cantar de los pájaros a lo lejos y me acurruco para así sentir la suavidad de la cómoda cama en la que me encuentro. Siento la calidez de un cuerpo a mi lado y recuerdo entonces que esta cama no es mía y que además de eso no estoy solo.
Abro los ojos y veo que estoy acurrucado en el pecho de mi acompañante, me sonrojo por la vergüenza y me quedo estático. La verdad es que estoy cómodo en sus brazos y quisiera disfrutar de esto un poco más, al menos antes de que todo se acabe y el vuelva a ser el endemoniado rey que me metió en el calabozo por no creer en mis palabras.
Cierro de nuevo los ojos y me concentro para así oír los latidos su corazón, son tranquilos al igual que su respiración. Levanto la cabeza y esta me queda a nivel del hueco de su cuello, su aroma es dulce y fresco, bastante agradable si me lo preguntan. Abro los ojos y veo sus largas pestañas, además de sus finos labios entreabiertos. Subo entonces un poco más y mis labios rozan los suyos, es algo tan breve pero tan fuerte que me acelera el corazón.
¿Seré imbécil o masoquista? Me siento atraído por este hombre, al cual en nuestro primer encuentro me amenazó con una espada. Vaya, quizás si soy estúpido pero este hombre me gusta más de lo quisiera admitir. No es sólo su físico. Es su esencia, su cara seria, y su sonrisa, la cual recién vi, lo que me atrae de él.
Él se remueve un poco entre sueños, y eso me sorprende, me deslizo entonces fuera de sus brazos con cuidado y salgo de la cama. Me estiro un poco y me siento mucho mejor que antes, desde que llegué aquí era necesario un buen descanso.
_ Una buena cama y una buena compañía, eso era lo que necesitaba.- susurro mientras veo al hombre que yace en la cama durmiendo.
Me levanto por completo y me dirijo a la ventana más cercana, quito con cuidado el pasador y la abro por completo, la brisa acaricia mi rostro y yo sonrío por ello, se siente bien tener un poco de libertad luego de haber estado tanto tiempo en un sitio oscuro y lúgubre.
Me recuesto de la pared y permanezco un rato así, veo los pájaros volar y también a los trabajadores hacer lo suyo. Al ver hacia el horizonte me doy cuenta de que este reino parece ser mucho más grande de lo que creí.
_ Este lugar es hermoso.- murmuro.
_ Lo es.- dice una voz a mi espaldas, al girarme me encuentro con los oscuros ojos del rey Karl fijos en los míos.- ¿Ves aquella muralla que se ve a lo lejos?- pregunta.
Vuelvo hacia la ventana y en efecto, a lo lejos se ve una especie de muralla de piedra, muy similar a este castillo en cuando a fachada.
_ Ese es el límite de este reino.- dice.- Detrás está el reino Fervens, nuestros peores enemigos. Han querido este castillo por años, pero sus intentos de invasión han sido en vano.- concluye.
_ Ardiente en latín.- murmuro.- ¿Cómo se llama este reino?- pregunto curioso.
_ Este es el Reino Corvus.- contesta.- Reino de los Cuervos.- añade.- Aunque esa explicación fue innecesaria, parece que sabéis latín.- comenta.
_ Sólo un poco, me gusta el estudio de los idiomas.- digo sin darle mucha importancia.- En casa aprendí un poco de latín y francés, y unos cuantos más.- añado.
_ Interesante, sois inteligente y eso me agrada, podemos tener una buena conversación.- comenta y le escucho reír.- ¿Te sientes mejor?- pregunta de repente.
Yo me giro hasta quedar frente a él y asiento lentamente, extiende la mano y me toca la frente con cuidado.
_ Ya no tenéis fiebre, eso es bueno.- dice sonriendo y yo me sonrojo.- ¿Quieres desayunar?- pregunta y yo asiento.- Vayamos a eso entonces.- concluye.
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The Story Inside The Book
Kısa HikayeTodo libro guarda dentro de si una historia, la cual nos hace sentir diversos sentimientos. Uno de ellos es que nos sentimos parte de esa historia, de ese tiempo y de ese mundo. Elliot Barsh, un chico amante de las novelas históricas, un día encuent...