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Esta historia es un desastre. Me refiero a lo que pasó en la historia. De un día para otro desaparecieron decenas de personas como si nada, y otras miles murieron a causa del virus. Eventualmente desaparecieron, en sentido figurado, todos, porque la niebla no nos dejaba ver nada ni nadie. La verdad, una niebla es un excelente medio detrás del cual esconderse para hacer cosas malas. Cuando uno tiene la mente nublada, no puede ver sus propios pensamientos. Cuando uno tiene la vista nublada, no puede ver lo que tiene al frente. Cuando uno tiene el corazón nublado, no siente. Y quizá por eso perdí a la gente que más quería, y dejé que las personas detrás del manto blanco se las llevaran.

Esta historia intenta relatar cómo las encontré. Si, al final las encontré, pero las circunstancias en las que estaban cuando las encontré, es cosa de más adelante.

El virus nos separó de muchas personas, pero nos ayudó a acercarnos a otras. La niebla quiso dejarnos ciegos, pero nos forzó a caminar más allá para ver qué había.

Por último, esta historia cuenta que las personas destinadas a encontrarse, van a hacerlo, así haya una niebla, un abismo, o un universo de por medio. Y que el obstáculo va a ser tan difícil de cruzar como nosotros lo consideremos.

Una niebla puede esconder muchas cosas, está en uno decidir si también quiere esconderse de ellas.

EpidémicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora