Capitulo 18

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La sala de espera se tornó fría, Diane no dejaba de llorar, Matt la tenía aferrada a sus brazos, habían muchas personas, todos familiares, yo era la única extraña, quería verlo, moría por verlo, quería saber cómo estaba, tenía unas inmensas ganas de llorar pero no podía hacerlo, no lo hacía por respeto a Diane y sobre todo por Matt.

El médico salió de la habitación acompañado de dos enfermeras y dos médicos más, Diane lo detuvo y reclamó, no podía escuchar nada, estaba casi al otro lado del pasillo, no quería estorbar, quizá no debía estar ahí pero la primer palabra de Ian luego del accidente había sido mi nombre. Jamás me había partido tanto escuchar mi nombre, ni jamás iba a olvidar su cuerpo cubierto de sangre y quemaduras, el auto había sido pérdida total. Aun no podía tragarme el nudo en la garganta, tenía tantas ganas de golpearlo, me había prometido que sería prudente y no lo hizo ¿Por qué él? ¿Por qué ahora que era de las personas más importantes en mi vida? ¿Por qué la vida era tan injusta? ¿Por qué?

Matt se acercó con un vaso de café –Bébelo, no has comido ni tomado nada desde ayer-. Tomé el vaso pero solo para mantenerlo entre mis manos, no quería nada, no tenía hambre ni sed, quería ver a Ian, eso era lo único que quería.

Dejó salir un largo suspiro y se recargó en la pared junto a mí, dio un sorbo al café y cerró los ojos –Ojalá hubiese sido yo-

-¿¡QUÉ!? ¡MALDITA SEA, MATT! ¡Ojalá no hubiese sido nadie! No fue tu culpa, nadie tiene la culpa- Mi voz comenzaba a quebrarse. No dijo más, creí que se iría con Diane nuevamente, pero prefirió quedarse a mi lado.

Estaba muy cansada, los ojos casi se me cerraban, ahora Matt estaba sentado ha lado de mí pero con la cabeza sobre la pared, lo miré un poco, también estaba cansado, tenía ojeras en su rostro. Había mucho frío en el hospital así que froté un poco mis brazos para calentarlos, Mattew se puso de pie y se quitó el suéter que llevaba puesto y me lo dio –Póntelo, no quiero que te enfermes- hice lo que me pidió.

Escuché murmureos cerca del pasillo, abrí los ojos lentamente, Matt estaba recargado en mi hombro durmiendo, tenía las manos metidas entre sus piernas, tenía frío, quería devolverle el suéter pero si me movía iba a levantarlo. Diane se acercó a nosotros con una pequeña sonrisa, movió a Matt para despertarlo –Acabo de hablar con el doctor, dice que dentro de hora y media nos permitirán el paso, entraré primero, necesito verlo-. Diane rompió en llanto, Matt se levantó de inmediato y la abrazó, hice lo mismo pero sin acercarme tanto, sólo la consolaba con palabras de aliento, su llanto provocaba que mis ojos se volvieran débiles y vulnerables a las lágrimas, pero me seguía aguantando.

Pasaron más de dos horas, el médico se acercó a Diane y permitió que pasara, Matt regresó hacia mi –Sólo dos personas pueden pasar a verlo, quiero que tú entres-

-Matt... es tú hermano, por favor entra tú-

-No, estoy seguro que quiere verte. Nunca dejó de mencionarte- Lo miré, cómo siempre su rostro era frío y serio, ese día más.

Finalmente Diane salió de la habitación, parecía más tranquila pero sabía que por dentro estaba destrozada. Llamó a Matt para que entrara, pero éste me tomó del brazo y me llevó hasta la entrada de la habitación –Lana entrará- abrió la puerta y pasé.

Por fin podía verlo, el cuarto estaba demasiado frío, agradecía tener aun el suéter de Matt, me acerqué lentamente, estiró su brazo y tomó mi mano. No pude más, el nudo salió de mi garganta entre sollozos, mi corazón partido se partió aun más quedando en casi nada, no quería mirarlo, estaba muy lastimado, su rostro reflejaba vil dolor, me dolía tanto verlo así.

-Hola... - susurró.

-Dios Ian, no te esfuerces en hablar. Hola- Acaricié sus dedos.

-Lana, dime que aun... que aun sigo siendo atract... atractivo- No podía más, una palabra más y me soltaba en llanto.

Atracción DominanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora