Capítulo 01

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Hoy comencé a recordar en aquella historia que una vez  pasó y nunca más volvió a suceder.

Era un cálido lunes de Marzo, día en el cual comenzaba una nueva etapa en la vida de  Elías, chico de 16 años, que recién  hacía un año se mudó de vecindario, del cual había hecho muchos amigos,  pasando momentos importantes, pero no tenía idea de lo que le iba a suceder, después de todo pasaba a quinto año, lapso en el cual culminaría un largo periodo de estudios.

Me levanté muy temprano, sin la necesidad de que la alarma me despertara, creo que tal vez la   ansiedad de saber en qué aula podría estar o los compañeros que tendría hicieron que mis pies se levantaran sin pensarlo, me coloqué las zapatillas para hacerme el desayuno muy sutilmente, ya que todos seguían durmiendo debido a que eran las cinco de la mañana.

Al cabo de unos minutos todos despertaron, mis padres y mis dos hermanos, hasta eso ya estaba el desayuno servido en la mesa, nos sentamos y como es de costumbre terminé primero.

Estoy listo para ir a clases, no podía llegar tarde el primer día, me levanté y pedí a mi madre unas monedas para el bus, finalmente me despedí de todos, era la primera vez que lo hacía con tanto sentimiento.

Estuve esperando un buen rato a que llegara el bus, creo que por las ansias había llegado muy temprano al paradero, después de unos minutos lo pude visualizar, entré y como era lo habitual busqué el asiento más recóndito.
Mientras esperaba a que llegara a mi paradero me sentí raro, era la primera vez en la que durante el viaje mi mente estaba en blanco, sentía que nunca se terminaría.

Al cabo de unos segundos me encontraba en mi destino, bajé y vi a mi alrededor, todo era nuevo, casas enormes, caras nuevas, aquí era donde iba a pasar los seis días durante unos largos meses, podría acostumbrarme, no estaba nada mal.

Mientas caminaba hacia el colegio podía ver como todos tenían a alguien, todos acompañados, a veces es estúpido ser el nuevo, a soportar esta soledad temporal me dije.

Al estar dentro saludé a los profesores y pregunté dónde se encontraba mi salón, lo único que me dijeron es que estaba en el último piso (el cuarto ), al llegar se hallaban 3 salones, no sabía a dónde entrar, pero como por naturaleza mis pies comenzaron a  dirigirse al último salón, como si algo estuviera predestinado. Toqué la puerta y vi como ya se encontraba un profesor  dentro, sin pensarlo vi mi reloj, era tarde y mientras pensaba en cuál iba a ser mi excusa alguien me abrió la puerta...

Una historia para recordar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora