En seguida le pregunté a Pamela sobre su amiga Samanta pues me parecía familiar su rostro.
Oye y ¿Samanta de qué salón es?, con una risa me dijo ¿de cuál crees tú?, con una voz temblorosa le respondí, de "quinto D"-el salón a lado del mío-, solo la escuche reír y mientras lo hacía Pamela procedió a decirme con una voz ya calmada, que su amiga era de cuarto año pues había perdido un año por motivos "x", mientras terminaba de decirme eso, a lo lejos veía al bus acercándose, así que decidí despedirme con un beso en la mejilla y subirme al bus, solo que estaba vez algo raro pasaba por mi cabeza, como si a ver visto a Samanta hubiera hecho perder mi interés en Miluska, me senté y no pude evitar pensar en Samanta, su tez blanca, alta, contextura normal de las que atraería a cualquier chico, ojos tan profundos que hasta mi alma se perdería en ellos y para terminar tenía algo que las distinguía entre las demás chicas, una especie de cerquillo que tapaba parte de su rostro, eso fue lo que más me llamó la atención, mientras seguí analizando, no me di cuenta que me había pasado de paradero, así que bajé y comencé a caminar a casa, mientras lo hacía un recuerdo vino a mi mente, ya que hace unos meses había estado con una chica, la cual llegué a querer mucho pero por razones del destino no funcionó lo nuestro, pero casualmente antes de terminar ella me había dicho que conocería una chica con los mismos rasgos que Samanta tenía, en lo que recordaba y trataba de darle un sentido a todo, me pregunté si acaso esto será como esa películas románticas que tanto me gustan, en la que el protagonista está destinado a conocer a la típica niña linda de la que cualquiera se enamoraría , solo me reí y opté ya no pensar en ello, por lo menos por ahora, llegué a casa y como siempre almorcé y fui a mi cuarto.Al día siguiente fui a la cocina, pero había algo diferente...
Mi abuela había venido a visitarnos, me acerqué para decirle que la había extraño mucho, mi abuela feliz me dijo que ya estaba todo listo, solo faltaba que tomara mi desayuno, que me había preparado ella, yo feliz lo tomé y me despedí, pues ya tenía que ir a la escuela.
Salí de casa y esperé al bus, esta vez estaba tranquilo, creo que la visita de mi abuela me tenía así, bajé del bus, tomé un respiro y seguí con mi camino, pero sin querer a unos cuantos metros vi a Samanta, pero era raro, no estaba en compañía de nadie, pero algo más extraño pasaba por mi mente, no sé porqué la idea de hablarle y acompañarla pasó por mi cabeza, pero me resistí a la absurda idea, ya que después de todo no me interesa ninguna chica.
Entré al colegio y en seguida me fui a mi aula pero en ese lapso que subía me encontré con Pamela, la saludé y seguí subiendo hasta llegar al aula, saludé a los demás chicos, sentí una sensación extraña...
Y me acordé que hoy la tutora iba a asignar un sitio a cada uno junto a un compañero, esto realmente iba ser algo nuevo para mí.
La tutora nos dio los buenos días y pasó a asignar los sitios, mandó a todos a pararse con sus cosas.
Pasado unos minutos, ya la tutora había dado a conocer a la mitad del salón cuál iba a ser su sitio y con qué compañero le iba tocar sentarse por todo este mes.
Entonces llegó mi turno...
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Una historia para recordar.
Teen FictionElías un chico destinado a perder lo que nunca alcanzó, pero en el transcurso de los meses solo obtuvo una historia para recordar. Subiré un capítulo cada cuatro días , comenten :').