Capítulo 03

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Graciela, su nombre es Graciela me dijo, y hace 3 años  dejó de enseñar en este colegio, pero al parecer volvió, dejame decirte que es muy aburrida, me quedé pensando en lo que me había comentado, pues de ser así me quedaría dormido toda la clase.
De pronto sentí tres toques  en mi espalda y una voz me dijo: ¿Elías?
Entonces di la vuelta...
Jajajja Bequer eres tú -lo dije entre risas-.
Se había sentado en la carpeta vacía, atrás de nosotros, al instante sonó la puerta, me causó escalofríos, como si de una película de terror se tratara, todos empezaron a murmurar, ¿quién era?, después de todo faltaban dos horas para salir de clase, por lo tanto no podría ser un alumno, ¿o sí?.
En lo que todos se preguntaban, la profesora se dirigió hacia la puerta y entre tanto misterio logramos ver a una señora aproximamente de cuarenta y cinco años, vestida con el típico uniforme de profesor, solo que este era de color guinda, rostro cuidado pero exagerado maquillaje, transmitía desagrado, se asemejaba a un pitbull humanizado, mientras pensaba todo eso, la profesora Graciela dijo: Ella es su nueva tutora , se hará cargo de ustedes en toda su formación, al instante que terminó de hablar, se escuchó la voz de la nueva tutora diciendo así en voz alta: Mi nombre es Lourdes  y como habrán escuchado seré su tutora por todo este año,  espero poder llevarnos bien con todos o por lo menos intentarlo, bueno ya no les quito más tiempo a su profesora, ya habrá tiempo de conocernos mejor.
La profesora decidió comenzar la clase y la tutora se sentó en la última carpeta, supongo  que para hacer sus cosas pendientes y vigilar que todo esté en orden. Me quedé anonadado, pues hace mucho tiempo no tenía una tutora, siempre las terminábamos sacando con mis amigos, pero ¿acaso esta vez sería distinto?.
Inició la clase, me decidí a dejar todo pensamiento para poder prestar atención, pasaron así las dos horas y estaba maravillado con la clase, al parecer la profesora no era tan aburrida como decían, pasó a despedir la clase junto a la tutora, me levanté luego de que terminará de hablar para despedirme  de Joaquín y Bequer.

Salí del colegio satisfecho con lo de hoy, pero también pensativo por el tema de la nueva tutora, mientras pensaba me di cuenta que había llegado al paredero y para mi suerte a los pocos segundos vino mi bus, subí y ya sentado apareció una chica del mismo colegio al que iba, era de tez blanca, contextura un poco gruesa y usaba lentes negros, creo que es del salón me dije, no le tomé importancia y seguí con lo mío.
Al cabo de unos minutos el aburrimiento se apoderó de mí y empecé a observar a las personas que se encontraban, fue ahí donde intercambiamos miradas con la señorita antes descrita, estaba a unos metros de mi asiento, estaba parada, pero de pronto en lo que me miraba alzó la mano como saludando, pensé que saludaba a otra persona así que no respondí al saludo pues tampoco la conocía, felizmente a los pocos segundos bajó, parece que vivía cerca al colegio.

Llegué a mi casa, almorcé y me retiré a mi cuarto para estudiar un rato y luego dormir, pues no tenía celular debido a que meses antes había explotado por un mal funcionamiento.

Al día siguiente me levanté igual de temprano que ayer, hice la misma rutina y al colegio, esta vez llegué temprano al salón, éste se llenó minutos después de mi llegada, pero aún no había rastros de algún profesor, así que la tutora aprovechó el tiempo para hablarnos de algunas exigencias del colegio..
Buenos días chicos, les haré recodar lo que ya deberían saber, pues algunos son nuevos y esta información es obligatoria par todos, los alumnos varones deben tener el cabello corto y las señoritas deben tener el cabello recogido con un moño, nada de celulares, pues al no acatar con lo anunciado serán decomisados hasta fin año, gracias por su atención.
En lo que  acababa  de hablar el profesor ya se encontraba en la puerta esperando, tocaba Química, se presentó como todos, lo único raro fue su nombre, llamaba Quimito y enseña Química -me dije entre risas-.

Acabando la clase sonó la campana del receso, fue cuando me encontré con Joaquín y Bequer, los saludé, me alegraba ver caras amigas, a lo que ellos respondieron con una voz seductora e intrigante que tenían algo que contarme...

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