Capítulo 9

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Jaebeom cerró los puños con fuerza y, cuando Youngjae levantó la mirada, vio que tenía el rostro alterado y en actitud de querer decirle algo terrible. Sin embargo, a Youngjae no le pareció que estuviera enfadado, más bien, sorprendido y muy tenso.

--- Youngjae--- murmuró, con una emoción que el no pudo identificar.--- Youngjae, sé que no tienes muy buena opinión de la vida que llevaba antes, pero, ¿quieres hacerme el favor de grabarte en la mente que no soy un monstruo? Créeme que no me resultaría divertido hacerte daño, ni a ti ni a nadie.

--- No me refería a eso--- el joven movió la cabeza,--- sino a… a… que me harías daño de otra forma--- lo miró y vio que él entrecerraba los ojos.

No le podía confesar que lo amaba y que el dolor sería emocional, no físico, como él pensaba.

—¿De otra forma?--- preguntó Jaebeom, y cerró los ojos.--- Ah, ya comprendo.

—¿Sí?--- Youngjae estaba casi seguro de que no le había entendido. Jaebeom no respondió, porque en ese momento se acercó el camarero a la mesa; cuando se retiró, guardaron silencio.

Fue una cena cargada de tensión. Cuando saboreaban el postre, Jaebeom comentó que si hubiera muchas personas más como Youngjae, no cabrían en el cielo.

El chico sólo sonrió, y continuó comiendo. Hacía mucho que el amplio conocimiento que Jaebeom tenía sobre libros y literatura le había dejado de sorprender, pero en ese momento no tenía ánimos para hablar de sí mismo en términos literarios. Especialmente, porque pensaba que él no hablaba en serio.
Se preguntó si, aparte de que a Jaebeom le hubiera molestado el no salirse con la suya, existiría alguna otra emoción escondida, porque, de pronto, lo sorprendió mirándolo con expresión de que estaba a punto de decir algo; y no parecía que fuera un asunto de negocios, sino algo muy personal. Era evidente que a Jaebeom no le agradaba el curso que sus pensamientos estaban tomando.

Se le veía incómodo en la silla y, de pronto, apartó a un lado su plato con brusquedad.
Entonces, se apoyó contra el respaldo de la silla y expresó cortante:

--- Si ya has terminado, te llevaré a tu casa. Imagino que tu familia te estará esperando.

--- Sí…--- pero Youngjae experimentó una profunda indignación. No intentó aclararle que no lo esperaban hasta una hora después, porque él parecía ansioso por deshacerse de Youngjae, y no le gustaba la sensación de ser un estorbo.

--- No soy una maleta--- murmuró.

--- Eso es discutible--- replicó Jaebeom, levantando un poco las cejas, y se fue a recoger sus abrigos.

Para sorpresa del joven, al llegar casi frente a su casa, Jaebeom detuvo el coche de pronto. Pero no lo besó ni lo tocó. Mantuvo ambas manos sobre el volante y se volvió hacia Youngjae.

--- Lo siento, Youngjae, pero vamos a tener que despedirnos.

El joven comprendió enseguida que no se refería a el próximo día, y emitió un leve gemido de indignación y dolor.

Jaebeom lo escuchó y se volvió hacia otro lado.

--- Te he dicho que no quería hacerte daño, y lo decía en serio--- añadió, con voz llana y sin emoción, de manera que Youngjae supuso que la profunda emoción que estaba sintiendo debajo de esas palabras era imaginada.

---Yo…--- no sabía qué responder. Todo estaba confuso. Se suponía que era él quien debía terminar la relación… como lo había intentado varias veces antes. Ahora, él estaba de acuerdo, y Youngjae comprendía que cuando él lo había sugerido, no lo había hecho con verdadera intención.--- ¿Por que no he querido irme a la cama contigo?

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