Capítulo 3

403 41 2
                                    


—Creo que no te he entendido-- murmuró Youngjae.-- No creo…

---Te he preguntado si quieres cenar conmigo esta noche--- repitió Jaebeom.

---Oh. Pero, ¿por qué?

---Lo natural--- suspiró Jaebeom con exasperación--- es que respondas: «gracias, me encantaría», o «no gracias», y dar una excusa.

---No, gracias---expresó el.

—¿Y bien?--- preguntó el hombre.

—¿Y bien, qué?

—¿Cuál es tu excusa?

—¿Debo tener una?

---Pues yo lo aconsejaría, si no quieres tenerme frente a la puerta de tu casa dentro de diez minutos--- señaló Jaebeom con voz suave, pero con un tono que lo convenció de que tenía toda la intención de hacerlo.

---No se te ocurra hacer eso--- replicó apresuradamente y sin mucha educación.

---Tengo… tengo algo que hacer.

---No me digas. ¿El qué?

—¿Crees que es asunto tuyo?

---Creo que sí, porque no creo que estés ocupado en absoluto--- dijo él, tajante.--- Me tienes miedo, ¿verdad, Choi Youngjae?

—¡Por supuesto que no! Lo que sucede es que…--- sus palabras quedaron interrumpidas, porque en ese momento su hermano Heo entró corriendo por el pasillo, con una risa demoníaca y la muñeca de Jisoo sobre su cabeza. La niña apareció dando unos terribles alaridos, por lo que Youngjae decidió que sería preferible estar con Jaebeom que con su familia.

---Está bien, gracias--- murmuró.---Me encantaría ir.

----Eso está mejor. Pasaré a recogerte a las seis.

---- Ah, por cierto, no tienes por qué preocuparte. Se trata de una cita de negocios, nada más.

--- Ah, ¿eso es todo?--- preguntó Youngjae, mientras intentaba que no se notara el alivio que experimentó. Después, se preguntó el motivo por el que, al alivio, le siguió una puñalada de decepción.

----Claro que es eso todo. Nos veremos a las seis.

Cuando el joven colgó el auricular, se preguntó a qué tipo de negocio se referiría Jaebeom en particular.

Le dijo a su madre que no cenaría en casa y subió a su habitación para decidir qué ropa se pondría. Los vaqueros resultaban demasiado informales y su terno negro para ocasiones especiales era demasiado formal, de manera que optó por un pantalon negro de lana y una camisa  con cuello alto.

Media hora después, ya arreglado, se preguntó por qué había aceptado salir con Jaebeom, si el hombre ni siquiera le era simpático y, realmente, no creía que tuviera la intención de discutir nada relacionado con los negocios. Además, ese hombre, no sólo le inspiraba miedo, sino que lo aterraba.

Por supuesto, no se trataba de que temiera que le fuera a hacer daño o algo por el estilo, sino que había algo extremadamente magnético en él; algo seductor y sensual, que lo atraía tanto como lo repelía. No quería dejarse envolver y convertirse en uno más de sus conquistas, con quienes, con toda seguridad, había tenido tiempo de acostarse…
¡Oh, Dios! Pero, ¿en qué estaba pensando? Siempre había tenido mucho cuidado en evitar cualquier relación seria con ninguno de sus amigos, puesto que no contaba con espacio en su vida para ese tipo de compromisos. ¿Cómo podía siquiera pensar en hacer el amor con Jaebeom? Su sueño era conseguir un buen empleo y tener su propia casa, su espacio privado, así que no podía permitirse que las distracciones románticas interfirieran en su objetivo. No, en ese momento; y quizá nunca.

Rainbow Of LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora