cielo

1 • cosas malas que se sienten bien

Me gusta que el cielo sea un arte efímero y eterno al mismo tiempo, sólo es algo a lo que se tiene que prestar atención en el momento correcto para poder apreciarlo.

Y ahora el cielo está ardiendo en un naranja intenso advirtiéndome que lo que estoy a punto de hacer podría meterme en muchos problemas. Bueno, en más problemas.

Mi mamá se acaba de enterar que me di de baja de la universidad, eso no la tiene feliz, pero no me deja explicarle que ha sido una baja temporal porque más o menos he resuelto qué mierda quiero hacer con mi vida, sólo necesito tiempo para ver si es una opción viable o para hacer esto algo estable para trabajar en eso en lo que termino la universidad.

-¿Por qué?- me pregunta.

Respiro tratando de conservar los últimos gramos de paciencia que quedan en mi cuerpo.

-Quiero empezar a poner en práctica algunas cosas. Quiero mi propio dinero.

-¿Y para qué?

-Para tener mi propio lugar algún día, para poder comprarme cosas, para poder seguir haciendo lo que me gusta, para muchas cosas.

-Vas a volver a la universidad, no tienes ni idea de lo que estás hablando, deber de terminar con lo que empezaste.

-No estoy diciendo que no lo vaya a hacer, sólo necesito un poco de tiempo, no es la gran cosa.

-No estoy de acuerdo y vas a arrepentirte de esto, Victoria.

-Okay.

Subo a mi habitación, tomo mi mochila que está debajo de la cama, le dejo una nota a mi mamá en la ventana, salto por esta, esto es algo que he perfeccionado con el paso de los años.

No creo que la vida tenga que ser: escuela, buscar un trabajo y tener dinero para tener una familia o para poder vivir, no veo tan necesaria la escuela, es decir, es importante para la socialización, para aprender valores, para saber cómo se mueven las cosas en el mundo y para indagar sobre el sentido de la vida, meterme a algunas clases de Filosofía me ha sido muy útil es por esta que me he dado cuenta de qué es la felicidad y cuál es mi sentido de existir, la escuela no me hace feliz no le da sentido a mi vida, me he enfocado en buscar mi talento, en buscar el sentido de quien soy y qué es lo que quiero hacer.

Camino unas cuantas cuadras, veo la camioneta de Alicia estacionada, me subo, tiene la música sonando a todo volumen, ella arranca y nos internamos en las calles de la ciudad bajo el cielo que ha dejado de arder.

Las escuelas se ven muy diferentes de noche, es raro verla sin tanta luz y que no hayan susurros llenando los pasillos. No entiendo por qué las ventanas se pueden abrir con tanta facilidad.

Vamos a hacerle un regalo a la hermanita de Alicia, quien inicia clases mañana y está aterrada, porque es una nueva escuela, a la que tuvo que cambiarse porque la molestaban demasiado en la anterior, tal vez ver una parte de su hermana en estas nuevas paredes la haga sentir mejor y no se sienta tan sola.

-Reyes- me llama Alicia y pone una lata de aerosol en mi mano, yo le sonrío y camino por el pasillo, agito la lata y comienzo a dibujar sobre los casilleros, mientras ella acomoda unas linternas a mi alrededor para poder ver, saca otra lata y comienza a pintar sobre mi dibujo, para que se vea algo más que una silueta azul.

Me gusta ver cómo la pintura se funde con la superficie de metal de los casilleros, me gusta cómo puedo manipular la pintura, me gusta cómo puedo hacer que una cosa se vea diferente con unos trazos, este pasillo se va a ver menos aburrido cuando terminemos.

Alicia ha sido mi cómplice desde hace dos años, la conocí en una galería de arte, me llamaron la atención sus brazos llenos de tatuajes y su cabello de vomito de unicornio, hubo química desde el primer instante, así que ella se convirtió en mi persona favorita en el mundo, a mi mamá no le agrada, cree que me metió ideas a la cabeza, cosas malas, que yo no era así antes pero, ¿cómo algo que está mal se puede sentir tan bien?, ella me dio la llave para salirme de la jaula en la que estaba viviendo con pensamientos cuadrados, ella me enseñó que habían polígonos irregulares de colores, no creo que eso tenga algo de malo.