Traver.
Jamás había sentido la traición tan de cerca. Nunca me había sentido tan estúpido. No soy de las personas más inteligentes, pero sabía que no había forma en el infierno que alguien se riera de mí, me creía más perspicaz que eso. Sin embargo éste tipo nos las jugó bien y creía firmemente que no estaba trabajando solo. No podría, no tenía los medios, conocía a mi gente. Quizá fue el impulsor de la idea, pero había alguien más organizando y con más cerebro detrás de esto.
Observé cómo Asher recorría el cuchillo extremadamente filoso por el torso del traidor que colgaba del techo y me deleité con el sonido de sus gritos. Habían pasado 5 horas desde que intentábamos hablar con él.
—Sabes que lo mío no es la tortura, Fire. —le dije, con mi voz tan tranquila como podía. Asher a mi lado rió. Recorrí la habitación sin dejar de mirar como el pecho agitado del que fue mi hermano alguna vez se esforzaba cada vez más por respirar y no podía negar que dentro de mi algo dolía. Pero lo que más predominaba era la ira y el asco que sentía por el puto traidor—. Yo prefiero la cacería, preferiría ir detrás de ti. Pero conoces a Asher. Bueno, claramente no lo conocías de verdad hasta ahora.
Asher tenía muchos años de experiencia. Él conocía cada punto de cuerpo humano, él te haría sufrir pero se las arreglaría para mantenerte vivo. Era capaz de encontrar la forma de hacer hablar a un mudo. Nada se le escapaba. Y así como sabía torturar sabía cómo hacer desaparecer a alguien. Asher lo reducía todo a cenizas. Era, quizá, nuestro recurso más valioso. Se ensuciaba las manos por todos nosotros y lo hacía con todo gusto. Pero después de la muerte de su hermano, el padre de Leg, no fue el mismo. Sin embargo, su lealtad para con el club jamás cambió, se mantenía intacta.
—Voy a preguntar de nuevo. —habló Leg, que miraba todo desde un rincón. Sabía que no se acercaba porque no dudaría un segundo en apretar el gatillo y meter una bala entre las cejas de Fire y nos convenía que hablara—. ¿Qué mierda pensabas, Fire? Somos tus hermanos.
—Éramos. —aclaró Asher y ante el silencio del traidor, agarró unas pinzas y le sacó otra uña, ésta vez del pie—. Respóndele al Prez o lo siguiente que arrancaré van a ser tus pelotas.
A Fire le costó recuperarse, pero cuando lo hizo, comenzó a reír.
—¡Nunca fueron una mierda! —Gritó y me hizo fruncir el ceño—. ¿A dónde estaban ustedes cuando los Angels violaron a mi hija? —Leg enderezó su espalda y se acercó, muy lentamente a nosotros—. ¿Dónde estaban ustedes cuando mi Dama me pidió que por favor acabara con su sufrimiento y apretara el gatillo de una puta vez?
Un escalofrío recorrió mi espalda ante una de tantas imágenes que no puedo borrar de mi cabeza. Ese día perdimos a muchos hermanos y muchos hermanos perdieron algo importante.
—Todos perdimos ese día, hijo de puta. —fue Asher quien arremetió su ira y con el cuchillo cortó su brazo. Fire gritó y su cuerpo se agitó un par de veces hasta que se desvaneció—. Más adrenalina. —exigió, con voz oscura y Who, quien estaba con nosotros en la habitación, corrió hasta la mesa en donde estaban todos los instrumentos y en el camino hasta llegar a Asher de vuelta, llenó la jeringa con el líquido que lo mantendría despierto y alerta. La aguja fue clavada en Fire e inmediatamente reaccionó, agitándose en el aire, saliva colgaba de sus labios.
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Safari (Golden Bastards #1)
Roman pour AdolescentsGolden Bastards: Primer libro de la saga.