Capítulo 2

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El pequeño Yoo despertó en aquella habitación blanca, la cual no le gustaba para nada, podía sentir un dolor muy fuerte cuando le inyectaban agujas en las venas de su brazo, pero sabía perfectamente que si intentaba safarse iba a ser más doloroso. Esa vez el pequeño no sintió nada, sólo recuerda haberse quedado dormido en su casita, y ahora mismo despertaba mirando esas paredes blancas.

—M-mami...~— Fue lo primero que logró decir en horas, incorporandose en la camilla mientras tallaba sus ojitos con ambos de sus pequeños puñitos. Abultó sus labios, tratando de escuchar la voz de la mujer, pero lo que escuchó fue otra extraña voz.

—Tu mami no está aquí, está pagando por lo que hiciste— Al escucharlo, rápidamente retiró sus manitas de sus ojos, mirando al instante a aquél niño de hace varias horas. Frunció su ceño, mirando sus bracitos, en los cuales estaban esas agujas.

—Quiero a mi mami— Sus pequeños y felinos ojitos se volvieron mas brillosos, dando paso a unas cuantas lágrimas que empezaban a acumularse ahí.

—Tonto... Ya te dije en donde está ella, no vuelvas a hacer nada malo si no quieres separarte— Usaba un tono de voz bastante firme y frío, parecía tener por lo menos 14 años, sin embargo, era más pequeño de lo que su voz aparentaba.

Bastante triste y confundido, el más pequeño talló de nuevo sus ojitos, sintiendo que le picaban debido a las lágrimas, las cuales por igual intentó retirar.
Hoseok por el contrario, miró al menor con el ceño fruncido, le gustaba venir ayudar a las enfermeras, y ésta sin duda fue una buena oportunidad para poder ver más de cerca al niño, quien había capturado totalmente su atención unas horas antes.

—¿Cómo te llamas? ¿Oh?— El chico miró de reojo a Kihyun, pareciendo que lo estaba quemando con la mirada, aunque sólo utilizaba esos ojos asesinos para intimidarlo.

Kihyun sabía que no era bueno guardar silencio cuando uno de los uniformados le preguntaba algo, y, a pesar de que el pequeño sabía que su mayor era también un niño, tenía miedo por el sólo hecho de verlo con ese uniforme y esas botas pesadas negras, así que tardó un poco, pero finalmente respondió, mirando hacia él.

—K-Kihyun...— Su pequeña vocecita salió en un pequeño hilo de voz; tragó saliva con algo de fuerza y trató de mirar al mayor sin que las lágrimas se resbalaran por sus mejillas, tratando de ser fuerte— Yoo Kihyun— Repitió una vez más, pero siendo un poco más firme con su respuesta.

—Bien, Kihyun, ¿Sabías que no es bueno comportarse mal? Hay reglas, y debes de obedecerlas. No le haces caso a tu mami, ¿Verdad? Eres un niño muy tonto y que no hace caso, eso es de malos, por eso estás aquí, por eso tu mami te pega, porque eres malo....

—¡No soy malo!— La paciencia del más pequeño al ser un poco interrogado lo había hecho sentir mal, y más cuando sabía que había reglas, pero era tan sólo un niño, al igual que todos los niños, le gustaba ser travieso... Descubrir por lo menos su pequeño mundo.

—¡Claro que eres malo! ¡Eres un niño malo y mereces un castigo!— Frunció el ceño, apretando sus pequeños puñitos, mirando al menor y acercándose más a él.

—¡No soy malo!— Volvió a repetir, ahora con su voz bastante cristalizada, empezando a soltar pequeños sollozos sin apartar la vista de Hoseok, pero le fue imposible, Kihyun sentía que los ojos contrarios lo estaban quemando con solo mirarlo, así que los talló mientras lloraba.

Sin embargo, Hoseok sólo quería comprobar una cosa: la inocencia del menor. No sabía y comprendía del todo el por qué estaba aquí, pero si estaba aquí era por algo, ¿No? Debió de haber cometido algún delito, como lo dijo su padre y sus superiores, las personas que estaban aquí eran demasiado malas, cometieron delitos y por eso estarían de por vida aquí.

Pero... ¿Un niño? Un niño, llamado Kihyun, ¿Había cometido un delito muy grave para estar aquí? Lo confirmó al instante, tan sólo haber escuchado sus débiles y cristalizadas palabras.

Hoseok se puso al lado del menor, empezando sin dudar a acariciar sus cabellitos, los cuales eran muy suaves y sedosos, aunque una ducha no le vendría para nada mal. El niño se sobresaltó bastante al sentir el tacto del mayor sobre su cabeza, no obstante, se dejó hacer por sus acciones debido al miedo que lograba tenerle a algunos de los uniformados.

—T-tengo frío— A pesar de que Yoo se sentía intimidado por el mayor, se limitó a decir eso, de vez en cuando le gustaba pedirle cosas a los uniformados, los cuales obviamente no le hacían caso, pero era una maña que el menor tenía para poder "socializar" inconscientemente.

—¿Tienes frío?— Interrogó un poco, pero rápidamente se puso de pie, agachandose en uno de los cajones y sacando de ahí una suave y calentita manta, la cual se la puso como si estuviera cuidando a un bebé, pero realmente estaba haciendo eso, el niño era un pequeño bebé— No seas tan tonto, no puedes llorar por todo, eso es de tontos.

A pesar de aquel lindo cuidado que había tenido sobre el pequeño, Hoseok no dejaba de tener ese comportamiento frío, que le había enseñado su padre y que él completamente trataba de replicarlo. Por igual estaba repitiendo las palabras de su progenitor, el cual le repetía eso día a día pero con palabras más fuertes.

—No soy un tonto...— Habló el menor, abultando sus labios mientras no dejaba de tallar sus ojitos, pero de manera disimulada intentó calmarse. Sorbió su nariz un poco, soltando un enorme suspiro el cual hizo que el corazoncito de Hoseok se sintiera bastante cálido.

Hoseok no sabía cómo sentirse realmente al respecto de lo que estaba pasando en su interior, sabía que no debía de hablar con ninguno de los individuos, pero era imposible con ese tierno niño, con ese bebito el cual comprobó que simplemente era un lindo angelito que no debía de estar ahí.

Por igual, al haberle dado la manta un sentimiento de calidez bastante reconfortante lo invadió por completo. Ahora no sabía si era correcto ayudar al niño, pero aprendió algo al estar con él, le gustaba ayudarlo, le gustaba hablar con Yoo a pesar de ser muy frío con él, y obviamente lo seguiría siendo, pero trataría de ponerle la atención debida que sus padres no le daban.

—Toma... Tómatela para que no te duela la cabeza...— Finalmente el mayor se puso de pie, dándole al menor una pequeña pastilla

Kihyun simplemente miró el pequeño bloque color blanco en la palma de su mano, para después dirigir su mirada hacia la puerta, notando como el niño salía por ahí. Lamió sus labios, y como siempre, sabiendo que era malo desobedecer a los uniformados, hizo caso, tomando la pastilla con ayuda de un pequeño vaso de agua.

Se recostó de lado, empezando a tener mucho sueño, y fue así como quedó dormido.
Pero lo que no sabía el pequeño es que Hoseok le había dado una pastilla de dormir, puesto que él sabía que si una de las enfermeras lo veía despierto lo iban a mandar de nuevo a su celda. Hoseok sabía que eran mil veces más cómodas las camillas de la enfermería que las de la celda, y sin más con esa suave y caliente manta que le había dado al pequeño.

Hoseok lo hacía por el bien del pequeño, el cual simplemente necesitaba descansar, aún más sabiendo que esa noche sería noche de inspección de celda, y sabía perfectamente que las inspecciones no eran para nada amables, no quería ver al pequeño llorar más.

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Little Prisoner ; kiho/wonkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora