Capítulo III

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Coloca la punta en mi entrada y lentamente empieza a empujar mientras cierro los ojos y me concentro en relajarme.

Joder esto duele.

Aprieto mi mandíbula y clavo mis uñas en sus hombros mientras se desliza despacio en mi interior.

Abro los ojos y lo veo con el ceño fruncido mientras agarra el edredón con fuerza en un puño.

— ¡AH!— grito y se empiezan a acumular lágrimas en mis ojos cuando ya está dentro por completo y aprieto mis labios.
 
—Mina— dice mi nombre dulcemente con dificultad y besa mis mejillas, mi frente y mis labios.

Cuando ya me he acostumbrado un poco muevo mis caderas hacía él y gruñe.

Me mira y se coloca encima de mí apoyándose sobre su brazo izquierdo mientras que en derecho sigue en mi cadera y mis manos se deslizan por su espalda.

Sale lentamente y noto como estira mi interior al entrar, es doloroso pero placentero a la vez.

Gime al entrar por completo de nuevo y yo jadeo —Mina— susurra mi nombre y jadeo.

Aumenta el ritmo de las penetraciones despacio y en ningún momento aparta su mirada de la mía, puedo ver la excitación en su rostro, sus ojos brillantes y los suspiros y gruñidos que salen de sus labios hinchados.

Pasado un rato gimo con cada estocada sintiendo como llena mi interior despacio.

Me besa deleitándose y pasa su lengua sobre mis labios, atrapa uno entre sus dientes y gimo.

Siento el orgasmo empezar a formarse en mi estómago y descender a medida que siento más placer y su cuerpo empieza a tensarse.

Acerca sus labios a los míos pero no me besa, se queda quieto mientras que nuestros gemidos chocan y sentir como gime sobre mis labios hace que se envíen corrientes directas a mi centro haciendo que me sea más difícil aguantar mi orgasmo.

—Caleb— me mira mientras se clava en mi interior y gimo.

Afianza su mano en mi cadera pegándome más a él y sus embestidas se vuelven lentas y profundas.

—Lo sé nena— responde con dificultad y veo su pelo despeinado caer por su frente.

Pega su cuerpo por completo al mío y me besa haciendo que su olor me invada.

Abro mi boca queriendo profundizar el beso y gruñe cuando nuestras lenguas se rozan.

Desliza su mano desde mi cadera hacia mi trasero y se separa de mi boca.

—Cal...— suelto un leve quejido y muerdo mi labio inferior.

Acelera el ritmo de las embestidas apretando mi trasero y siento un brutal orgasmo consumirme, este es diferente a cualquiera que haya tenido antes masturbándome, es más intenso, más fuerte.

—Caleb— gimo y mi espalda se curva, clavo mis uñas en sus hombros y siento mi interior estremecerse y apretarse a su alrededor.
 
—Mina— mi nombre suena en sus labios más como un gruñido cuando se entierra por completo en mi interior llegando a su orgasmo.

Nuestros cuerpos están cubiertos por una final capa de sudor cuando deja caer su cabeza en mi pecho y acaricio su pelo.

Su respiración va aún más rápida que la mía cuando sale despacio de mi interior haciéndome soltar un gemido entre cortado.

Se quita el condón haciéndolo un nudo, alarga el brazo y lo tira a la papelera dejándose caer después a mi lado con cuidado rodeando mi cintura.

—¿Estás bien nena?— su pregunta es sincera y me llega al corazón la adoración con la que me mira.
 
—Ahora mismo tengo un poco de frío— se queda en blanco por un momento y retira el edredón colocándolo encima nuestra.
 
—Ven anda— abre los brazos y me mira con ojos de cachorrito.

CALEBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora